La fortaleza del autónomo con el viento en contra

La voluntad del colectivo de mantener el empleo constituye un ejercicio de resistencia con repercusión para el conjunto de la economía

El presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, presenta los principales datos del XVIII Barómetro de ATA, en el Edificio CEOE, a 10 de julio de 2023, en Madrid (España).Jesús Hellín (Europa Press)

Los autónomos españoles, un colectivo que aglutina a más de tres millones de personas, está demostrando una notable capacidad de resistencia en un entorno económico plagado de factores adversos. Los resultados del último barómetro que ha elaborado la Federación Nacional de Asociaciones de Empresarios y Trabajadores Autónomos (ATA) confirma de forma abrumadora una realidad evidente, que los gastos del colectivo han subido desde 2022, pero revela también que solo un 16% se plantea reducir su plantilla en los próximos meses frente a un 84% que está dispuesto a mantenerla.

En un sector donde aproximadamente la mitad de los negocios declara tener empleados, siete de cada diez afirma haber mantenido sus plantillas intactas pese al azote de la inflación, la crisis de las materias primas, la creciente morosidad y las restricciones del mercado de crédito. La factura de todos esos condicionantes se ha traducido principalmente en una subida de los precios, aunque un tercio del colectivo asegura haber repercutido los costes en los márgenes del negocio.

La voluntad de mantener los puestos de trabajo constituye un ejercicio de fortaleza con una importante repercusión en el conjunto de la economía, dado que autónomos y microempresas generan más del 70% del empleo en España. Ese esfuerzo hay que encuadrarlo, sin embargo, en un contexto de estancamiento y en una preocupante falta de reemplazo generacional. El colectivo cerró 2022 únicamente con un puñado de nuevos trabajadores inscritos como saldo neto interanual en el régimen especial de la Seguridad Social, aunque el último mes del año registró la pérdida de algo más de 1.200 miembros. Se trata del peor resultado de los últimos diez años y de una buena medida para poder calibrar el complejo horizonte que afrontan estos profesionales, cuyo número ha bajado en más de 110.000 en los últimos cinco años por razones de edad.

Los autónomos se han quejado en numerosas ocasiones de ser un colectivo olvidado por los Gobiernos de turno, un malestar que han vuelto a manifestar durante esta legislatura tanto en lo referente al paquete de ayudas para paliar la crisis provocada por la guerra de Ucrania como a la desestimación de su demanda de una rebaja de retenciones y pagos a cuenta, o la falta de un tratamiento específico que atendieses a sus particularidades en la reforma laboral. Con más de 3,3 millones de miembros, es un sector clave para la economía española que ningún partido aspirante a gobernar puede permitirse el lujo de obviar.

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