¿Qué esperan los bomberos del nuevo Gobierno?

La ausencia de una ley marco que regule y coordine de manera uniforme la profesión condiciona su labor de protección del territorio y de la población

Ruymán Capote
Sxenick ((EPA) EFE)

Los bomberos de este país no podemos seguir permitiendo que se prolongue la situación actual de descoordinación que sufrimos. Cuando más de 5.000 profesionales de todas las comunidades autónomas salimos hace un mes a manifestarnos a las calles de Madrid, ya dejamos claro nuestro mensaje: la pasividad política puede costar vidas, y es urgente que la ley marco que establece nuestras funciones y competencias sea una realidad.

Confiábamos en que el Gobierno de Pedro Sánchez cumpliera, aunque fuera tarde, su palabra, y sacara adelante antes de noviembre la norma que venimos reclamando. Una norma que, por cierto, formaba parte de su programa de Gobierno y llevaba dos años atascada en la fase de enmiendas. Pero entonces llegaron la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones, esfumándose todas nuestras esperanzas. Una vez más, nos quedamos sin ley. Y digo una vez más porque lo mismo que estamos viviendo ahora ya sucedió en el año 2018.

Nosotros no hemos perdido el tiempo, básicamente porque no lo tenemos, y ya nos hemos dirigido a todos los partidos políticos pidiendo que en sus programas electorales aparezca la tramitación parlamentaria de nuestra ley. Porque no sólo la necesitamos nosotros, los bomberos profesionales, sino también los ciudadanos, a los que queremos proteger a toda costa. Ahora, para poder cumplir con nuestra promesa, con nuestro trabajo, necesitamos no solo que los dirigentes nos escuchen, sino que actúen. Gobierne quien gobierne, la ley marco de bomberos tiene que ser una prioridad.

Una de las principales reivindicaciones de esta norma que llevamos años solicitando es que, en caso de incendio, pueda acudir el parque de bomberos más cercano al lugar de los hechos. Los fuegos no entienden de competencias, de líneas fronterizas, de limitaciones… ¿Cómo es posible que, estando un equipo de profesionales a 10 minutos de un incendio, no pueda actuar si la zona no está dentro de sus competencias? ¿Cómo es posible que tengamos que esperar a que las llamas alcancen nuestra franja para poder trabajar? ¿Cómo es posible que no haya una regulación que impida que ocurra esta aberración, que nos perjudica a todos? Estamos hablando de proteger nuestro territorio y a nuestros ciudadanos, no es causa menor.

Se entenderá, entonces, la prisa que tenemos, ya que los incendios tampoco entienden de esperas, ni de burocracia, ni de política. Y menos en verano. Se avecina otra temporada estival durísima, y nosotros, los que estamos en primera línea, y los que debemos proteger nuestras tierras y a nuestra población, seguimos encontrándonos con demasiados obstáculos para poder cumplir con nuestras funciones, todo ello provocado por no tener ningún tipo de amparo a nivel legislativo.

Aunque todos los bomberos esperamos con ansia que la ley marco sea cuanto antes una realidad, los compañeros que trabajan en los aeropuertos son de los más damnificados por nuestros problemas de descoordinación. En todo el país hay unos 1.450 bomberos aeroportuarios, los mismos que había en el año 2008. Esto es preocupante si tenemos en cuenta que, ahora, hay más pasajeros que hace 15 años. Las previsiones apuntan a que España recibirá alrededor de 54,8 millones de turistas entre mayo y octubre, y a lo largo de todo el año, cerca de 85 millones de personas pasarán por los aeropuertos españoles, dos millones más que hace cuatro años.

Estamos a punto de batir todos los récords en el sector turístico. Habrá más pasajeros que nunca y los encargados de velar por la seguridad de los visitantes en las principales puertas de entrada y salida de España, serán pocos y tendrán enormes carencias para actuar con efectividad. ¿Cómo es posible que, mientras el número de personas que viaja en avión no deja de crecer, en los aeropuertos españoles siga habiendo el mismo número de bomberos? ¿Cómo es posible que un país como España, líder en turismo, permita brechas de seguridad en estas infraestructuras tan determinantes y cumpla por la mínima las directrices que marca la Organización de Aviación Civil Internacional?

A principios de año, el aeropuerto de Sabadell tuvo que cerrar varias horas durante un fin de semana por no tener ningún camión de bomberos operativo. Tuvieron que recurrir a los parques de Barcelona, para que les prestaran un vehículo, pero este camión prestado … se averió, así que los compañeros de Sabadell tuvieron que repetir el viaje hasta la ciudad condal para hacerse con un segundo camión. Para más inri, en muchísimos aeropuertos la flota de vehículos disponible tiene más de 20 años de antigüedad, por lo que esto no termina de ser ni una sorpresa ni un hecho aislado.

Lo que pasó en Sabadell, que es un aeropuerto con un nivel bajo de afluencia de pasajeros, puede darse en otras ciudades con aeropuertos más demandados. Cerrar este tipo de infraestructuras, además de unas nefastas consecuencias a nivel económico, pone de manifiesto las enormes brechas de seguridad que hay en ellos.

Desde aquí hacemos una llamada urgente a los candidatos a la presidencia del Gobierno: hay preguntas que deben responderse cuanto antes, pues no hacerlo puede poner en riesgo vidas; y hay situaciones que deben remediarse de inmediato, pues proteger a los ciudadanos tiene que ser una prioridad. La aprobación de nuestra ley debería de incluirse en los programas electorales de todos los partidos políticos. Nos jugamos mucho en ello.

Ruymán Capote es vocal de la Coordinadora Unitaria de Bomberos

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