Las máquinas que no hablan y los gestores que se meten en política

El lenguaje no es la única forma de inteligencia

Inteligencia artificial.KTSDESIGN/SCIENCE PHOTO LIBRARY (Getty Images/Science Photo Libra)

La inteligencia artificial se ha vuelto a poner de moda ahora que empieza a comunicarse de forma algo parecida a la de los humanos, que es el listón que estableció Alan Turing en su famoso test de inteligencia de máquinas. Inteligencia también es montar piezas de un vehículo en una cadena de producción, como hacen los robots industriales al menos desde 1937; pero, por lo que sea, el lenguaje tiene una capacidad de fascinación radicalmente mayor.

También son inteligencia artificial los algoritmos que en sectores como la banca detectan comportamientos inusuales en los usuarios: pueden ser simples reglas de programación que analizan bases de datos en busca de cifras inhabituales, que avisen de una mora en potencia. Aunque siguen haciendo falta personas para supervisar estos controles y decidir en consecuencia, herramientas así explican que las entidades prescindan de profesionales bancarios de toda la vida. A cambio, las compañías que se dedican a optimizar las inteligencias no humanas necesitan profesores para enseñarles.

Los pisos de media estancia renuevan el concepto de la pensión de siempre

Los pisos turísticos son, en cierto modo, un remedo de las pensiones de toda la vida, que ocupan solo alguna o algunas plantas de los edificios y que permitían, por su más accesible precio, estancias más largas para sus huéspedes. Los clientes de las pensiones eran personas con ingresos más bien bajos, sin posibilidad de alquilar un piso entero; ahora los visitantes de media estancia son teletrabajadores, profesionales cualificados, que desean o necesitan cambiar de aires durante un tiempo. Plataformas como Limehouse están apostando fuerte por estos alojamientos, en colaboración con socios estratégicos.

Ryanair, que no es pequeña, se postula para quedarse con los descartes de Iberia

Las fusiones corporativas en sectores muy vigilados por los organismos de competencia tienen derivadas no deseadas para sus protagonistas, porque a menudo tienen que desprenderse de activos (remedies) que acaban engordando a sus competidoras, a un precio demasiado asequible. Es lo que le puede pasar a Iberia si absorbe Air Europa: la compañía tiene sus preferencias para el destino de sus descartes, Volotea y World2Fly, pero en Bruselas no gusta porque no son contendientes reales para la compañía española. Así que Ryanair, siempre atenta a apurar cualquier forma de crecer, se postula para ser la solución. El problema es que para minorar la ganancia de Iberia se beneficiaría a otro gigante como la irlandesa. Así que la decisión no es obvia.

Los gestores de fondos se meten en política de lleno, y sin complejos

Entre los gestores de inversión, al menos los que hablan de política públicamente, predomina la preferencia por el Partido Popular de cara a las elecciones del 23J: incluso se bromea con coger billetes de tren para acudir a las urnas desde el lugar de vacaciones. Entre sus razones están el recorte a las desgravaciones por los planes de pensiones individuales, cuya sustitución por los colectivos presenta múltiples problemas y, sobre todo, está sin terminar. La coalición PSOE-UP no ha sido, desde luego, muy amable con el sector, y Feijóo no tendrá que esforzarse mucho para caerles mejor. Llama la atención, en cualquier caso, la ostentosidad con la que se habla de ello, en contraste con la discreción que muestran otros colectivos, como los ejecutivos y los empresarios.

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