Romper el techo de las matriculaciones

Las ventas de coches en España no consiguen recuperar las cifras anteriores a la pandemia

Las matriculaciones de coches en España han recuperado buena parte de su fuelle tras el parón de la pandemia y el estrangulamiento posterior de las cadenas de suministros, pero no han conseguido superar el techo de cristal del millón de unidades comercializadas, una línea que no se ha vuelto a batir desde 2019. Pese a que el sector comenzó el año con buen ritmo de ventas, las previsiones apuntan a que 2023 se cerrará con una cifra de entre 950.000 y 975.000 unidades, lejos del 1,2 millones de vehículos que absorbía el mercado antes de la irrupción de la pandemia. Para hacerse una idea de la desaceleración basta comparar marzo, mes en el que las matriculaciones crecieron un 60%, con abril, en el que repuntaron poco más del 8%. Desde la industria no se pierde la esperanza de mejorar las perspectivas del ejercicio, pero algunos cálculos señalan 2028 como el año en el que puede volver a alcanzarse la cifra mágica de los 1,2 millones.

La industria de la automoción es un indicador privilegiado sobre la fortaleza muscular del consumo, entre otras cosas, porque un coche no es una compra habitual, sino una decisión relevante en la que están involucradas variables económicas y financieras. La confluencia de una política monetaria diseñada para enfriar la demanda, con tipos de interés que alcanzan ya el 3,75%, junto a una inflación que sigue mordiendo con fuerza la renta de las familias constituye una barrera evidente para la recuperación plena de las matriculaciones.

Pese a ello, la coyuntura macroeconómica no es el único factor que explica que las ventas no hayan recuperado todavía todo su potencial. El pasado febrero, el comisionado del Perte VEC, José María López, se mostraba convencido de que Bruselas tendrá que replantearse 2035 como fecha en que se prohibirá en Europa la venta de vehículos con motor de combustión y reconocía que actualmente los consumidores “no saben qué coche comprar”. Desde la industria se ha advertido también de que la normativa de emisiones Euro 7, que entrará en vigor a partir de 2025, amenaza con dañar proyectos industriales importantes en Europa y con cargar parte de su factura sobre los usuarios del automóvil.

Todos esos elementos constituyen obstáculos inmediatos, pero también barreras a medio plazo, para el crecimiento de las ventas de coches. El reto del sector de la automoción pasa por seguir aguantando el tirón de esta crisis inflacionaria, pero también por negociar con Bruselas una hoja de ruta de descarbonización sensata, racional y de posible cumplimiento.

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