El pacto que amenaza a Bogas y su cese millonario en la Endesa de Meloni

La salida de Francesco Starace como primer ejecutivo de Enel, dentro de la ola de cambios en las empresas públicas, compromete el futuro de la cúpula en España

Francesco Starace, consejero delegado de Enel saliente, y José Bogas, de Endesa.Pablo Monge

El beneficio, superior a los 2.500 millones de euros gracias a la escalada de los precios de la luz, robó los focos al resto de temas en la presentación de resultados de Endesa celebrada el pasado 24 de febrero. Sin embargo, a pie de página, el consejero delegado de la eléctrica, José Bogas, se refirió con su habitual bonhomía a la continuidad al frente de Enel de Francesco Starace, primer ejecutivo en Italia y principal valedor del directivo madrileño dentro de la todopoderosa matriz transalpina. Durante el cónclave, Bogas no dudó en alinearse con Starace y en mostrar su preferencia por que continuara en el cargo, asumiendo con deportividad que un relevo al frente del grupo tras la llegada al Gobierno de Giorgia Meloni y sus socios de extrema derecha no sería, en todo caso, “el fin del mundo”. Lo sea o no, el momento de lidiar con ese cambio de guardia ha llegado.

El Ejecutivo anunciaba esta semana, tras intensas negociaciones entre los principales actores de la coalición, cambios de calado en las cúpulas de las grandes empresas públicas. Starace no renovará por un cuarto mandato de tres años -algo que, cierto es, nunca ha sucedido en Enel- y será reemplazado por un casi recién llegado a la energía como Flavio Cattaneo, una concesión de Meloni a la ultraderechista Liga del vicepresidente Matteo Salvini a costa del aspirante mejor cualificado, Massimo Donnaruma, actual jefe de la Red Eléctrica italiana (Terna). Fuentes próximas a Enel explican que Cattaneo, que sí ha gestionado en firmas públicas emblemáticas como la Rai o Telecom Italia, con toda probabilidad diseñará un equipo nuevo a medio plazo y que eso afectará a España. En esta línea, añaden que la renovación por cuatro años de Bogas como consejero delegado, acordada en la junta celebrada en abril de 2022, ya se aprobó con asterisco e incluía una suerte de pacto o cláusula no escrita según la cual su futuro quedaba ligado a la continuidad de Starace y a la voluntad del nuevo primer ejecutivo en Roma. También dejan claro que su edad, ampliamente por encima de los 70 años en 2026, no ayuda si se plantea desde Italia una reestructuración a fondo de los equipos y las divisiones.

La factura de su salida, empero, no será pequeña para el nuevo inquilino de Viale Regina Margherita. Según consta en los documentos oficiales de Endesa en que se define la política de remuneraciones de los consejeros para el periodo 2022-2024, fechados el 29 de abril de 2022, el contrato de Bogas “no prevé indemnización por el cese en su cargo”. Sin embargo, cuando esto suceda, se extinguirá en paralelo su relación anterior de alta dirección con la casa y, por ese concepto, tendrá derecho a percibir una cantidad neta que, actualizada en el último informe de gobierno corporativo, se eleva 7,34 millones. Una cuantía millonaria para quien lleva cuatro décadas en la casa y que incluye un pacto de no competencia de dos años, pero no los sistemas de ahorro de prestación definida. Esta rúbrica le otorga “una renta vitalicia anual y constante, una vez cumplida la edad de jubilación de los 65 años y habiendo cesado en su cargo de consejero delegado”, de 898.000 euros, incluida la pensión pública. Bogas ha consolidado ahorro a largo plazo por 13,8 millones.

Por mucho que Starace haya vendido cara su salida como artífice de la descarbonización y la gran transformación verde de la compañía en la última década, su suerte siempre pareció echada como ejecutivo designado en su día por el socialista Matteo Renzi. Además de Cattaneo, Paolo Scaroni asumirá la presidencia de la compañía. Cabeza visible del AC Milan de fútbol, su relación con Silvio Berlusconi es de largo aliento. “Son dos nombramientos con un gran componente político”, explican fuentes políticas italianas. “Ahora mismo, el juego de equilibrios es fundamental y no ha sido fácil pactar los nombres. Meloni ha cedido en el caso de Enel frente a sus dos compañeros de viaje en el Gobierno. Cattaneo es un gestor acostumbrado a hacer ajustes y a lidiar con la deuda, que es un problema para Enel. Sobre todo, es un perfil muy ejecutivo. Lo normal es que se conceda algo de tiempo para estudiar la situación y que en los próximos seis meses no suceda nada. Después, tomará decisiones con toda seguridad”, remachan.

Los mercados penalizaron a las primeras de cambio el nombramiento de Cattaneo, que pasa de un día para otro del operador de trenes de alta velocidad Italo a consolidar la apuesta por unas energías renovables en las que no es un experto. Salvini, su principal apoyo, ha defendido públicamente que Italia apueste por la energía nuclear como opción más “segura y limpia”. El propio Scaroni, de larga trayectoria en el sector petrolero y con casi una década al frente de Eni, ha arrastrado a menudo los pies en el fomento de las energias limpias. El plan estratégico de Endesa actualmente en vigor pasa por un incremento de la inversión del 15%, hasta alcanzar los 8.600 millones. De ese montante, el desarrollo de potencia renovable absorbe la mitad del esfuerzo. Endesa no escapa a la incertidumbre sobre el modelo que genera el nuevo status quo.

En lo positivo, la elección de dos profesionales respetados para comandar la eléctrica italiana, más allá de sus evidentes vínculos políticos, apunta a un cambio sensato en las diferentes áreas de gestión del gigante italiano. Lejos quedan los primeros temores de que el triunfo de Meloni provocara un terremoto en las empresas públicas, con cambios de perfiles radicales también en sus filiales, una especie que bien se encargó de hacer correr una parte de la derecha española. La reciente visita de Pedro Sánchez a Roma, en la que se escenificó cierta sintonia la líder de Fratelli d’Italia, también debería ayudar a limar eventuales estridencias.

Enel no solo ha exprimido Endesa al límite, al punto de amortizar toda su inversión vía dividendos, sino que ya suma jugosas plusvalías latentes si se tiene en cuenta la capitalización de la firma. No está de más recordar, en los días en que Ferrovial dice adiós a España de motu proprio, cómo en la era Zapatero se entregó a Italia una empresa señera y estratégica. Difícil imaginarlo al revés. Hoy, y desde hace años, la continuidad de los ejecutivos de Endesa se analiza desde las maniobras del Gobierno italiano. Porca miseria.

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