La mirada de los inversores de Ferrovial y la huella de Meloni en Enel
Los accionistas de la constructora se fijan en su aspecto internacional y el Gobierno italiano toca lo que funciona
Alea jacta est. La junta de accionistas de Ferrovial aprobó el jueves finalmente, como era de prever, el traslado de la sede a Países Bajos. El 90% del capital está en manos extranjeras, así que difícilmente se podría esperar de ellos patriotismo español para mantener la situación actual. Está por ver si, como dice Rafael del Pino, la compañía seguirá pagando los mismos impuestos en su nuevo destino: es importante a efectos de si puede acogerse o no al régimen especial de neutralidad fiscal para las reorganizaciones societarias.
En el caso de la empresa de construcción y servicios, que la mayoría de su actividad esté en Estados Unidos justifica su enfoque internacional en cuanto a la burocracia y la cotización; y la pertenencia de Holanda a la UE debería evitar ciertos recelos en cuanto a deslocalización corporativa. Pero también va quedando claro que la firma no ha apurado todos los trámites realizables para salir a Bolsa en EE UU desde Madrid. Los accionistas se han salido con la suya, en detrimento de los políticos. Es de desear que el empleo y el negocio en España se queden, al menos, como están.
Lo que funciona es mejor no tocarlo, pero los Gobiernos tienen que dejar su huella
Lo que funciona es mejor no tocarlo, pero los Gobiernos que controlan empresas tienen la costumbre de cambiar los directivos, aunque solo sea para que se note que mandan. Es lo que ha hecho el Ejecutivo de Giorgia Meloni en Enel, al sustituir a Francesco Starace, con una brillante hoja de servicios, por Flavio Cattaneo, también con experiencia en grandes compañías públicas, y del que se espera una línea de continuidad; con todo, habrá que ver si se conforma con seguir reduciendo la deuda de la energética (con descartes en Latinoamérica que engordarán el peso relativo de Endesa), o si también hay cambios de calado. Meloni pretende explotar los yacimientos de gas italianos, para reducir su dependencia del exterior, quizás en perjuicio de la inversión en renovables.
La normalización monetaria enfría, más bien congela, la fiebre de salidas a Bolsa
Ha tenido que ser la normalización monetaria la que pusiera orden en la fiebre de las cotizaciones, en concreto las que se producen a través de SPAC, en ocasiones para proyectos con futuro más que quimérico. Pero el efecto de la subida de los tipos y la desconfianza del mercado está siendo intenso, y atañe a todo tipo de compañías, incluidas otras de fundamentales más sólidos, y en particular las tecnológicas y las energéticas, que son las que estaban moviendo el mercado y batiendo récords antes del parón. Por regiones, Asia aguanta mejor el enfriamiento, frente a Europa, donde se nota más la guerra de Ucrania y otros factores de inquietud.
La frase del día
“Todas las noches me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar. ¿Por qué no en nuestras propias monedas? ¿Quién fue el que decidió que el dólar era la moneda tras la desaparición del patrón oro?” (Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil)
Los cocos y la banca en general recuperan la tranquilidad
La preocupación por el futuro de los bonos contingentes convertibles, cocos, disparada por la decisión de las autoridades suizas de eliminar el valor de los de Credit Suisse antes que el de las acciones (ante lo que la entidad ha sido un convidado de piedra) parece haberse disipado, en paralelo a la tranquilidad en torno al sector financiero en general. Se preparan nuevas emisiones, y algunos inversores han aprovechado la caída de las cotizaciones para entrar a buen precio. Aunque en EE UU, con una regulación más laxa, pueda haber alguna quiebra más, como avisa Warren Buffett, en Europa lo que ocurra estará lejos de ser la epidemia que asoló el sector tras la crisis de 2008. Aun con atención y prudencia, la banca ofrece buenas oportunidades para el dinero.
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