Hay oportunidades inmobiliarias, facilitemos el camino

Las ciudades están cambiando enteras: el trabajo remoto cambia la demanda de oficinas y vivienda, y a eso se suma la logística del nuevo consumo

Mipim, la mayor feria del sector inmobiliario mundial, tuvo lugar hace 15 días en Cannes. En el encuentro se dieron cita más de 30.000 asistentes de todo el mundo. Consultores, promotores, inversores, propietarios, todos los perfiles concentrados en un mismo espacio durante una semana para ver y exponer la realidad del sector en los próximos meses. Estar allí nos ha permitido calibrar con mayor información el pulso del mercado, e identificar cuáles son las principales tendencias que se materializarán en el sector. Fue una semana esperada en la que nos reencontramos con compañeros nacionales e internacionales, y en la que pudimos volver a generar un espacio de debate e intercambio de conocimiento. Un año más, Mipim dibujó el horizonte que encara el sector este 2023, dejando entrever de qué manera responderá el mercado, que sigue evolucionando con un dinamismo sostenido.

Con más de 15.000 millones de euros, 2022 ha sido un año récord de inversión inmobiliaria en España. A finales del año pasado, las previsiones para 2023 nos proponían cierta cautela. A fecha de abril, seguimos con ella. Cerraremos el primer trimestre con cifras cercanas a la media de los últimos cinco años, si bien inferiores a los del ejercicio anterior. La cautela se ha instaurado, los plazos de las operaciones se han ampliado, el arranque del año está siendo lento, pero sostenido, con paso firme y con operaciones de alto valor. Será difícil alcanzar la cifra total del año pasado, por su excepcionalidad, pero convivimos con la certeza de que existe una gran cantidad de capital dispuesto a invertir en activos inmobiliarios.

El mercado está activo y continuará estándolo: los fundamentos del mercado se mantienen fuertes, y se prevé que la descompresión de las rentabilidades se estabilizará a partir de la segunda mitad del año. Las oportunidades existen y las está aprovechando el inversor con menos necesidad de financiación; estamos viendo gran interés especialmente de family offices a la búsqueda de oportunidades que les permitan consolidar la rentabilidad de sus carteras. Parece claro que ahora es el momento del inversor privado, sin menospreciar la vocación inversora del capital institucional, a la búsqueda, eso sí, de retornos más alineados con los nuevos costes de financiación.

En esta línea, la calidad se sigue postulando como un valor al alza, unido a la implementación real de los criterios ESG, que abarcan no solamente la tan necesaria sostenibilidad medioambiental, sino también la social y la gobernanza. El foco en la calidad frente a la cantidad está provocando que elementos como la ubicación o la calidad estén ganando relevancia frente a la renta. Los activos, especialmente los destinados a oficinas, que apuesten en este sentido, saldrán reforzados, y serán mejor valorados por el mercado.

El segmento de oficinas está viviendo una transformación total desde la pandemia. Hasta ahora las compañías han probado diferentes fórmulas, presencial, híbrido, remote worker, etc. Ahora ha llegado el momento de la consolidación de un modelo que sea capaz de captar y fidelizar talento a la vez que ordena un modelo de trabajo eficiente y creativo. Muchas compañías han entendido que el inmobiliario es, hoy, pieza clave del cambio organizacional de las empresas y de la forma de vida de las personas. Contar con un activo bien situado, que cumpla criterios ESG y configurado para generar los flujos de trabajo más eficientes es una inversión imprescindible y urgente en la que la mayoría de las compañías están trabajando.

Rapidez

El segmento de las oficinas es solo un ejemplo de que vivimos en un mundo cada vez más rápido, en el que está primando la inmediatez, pero más complejo. La toma de decisiones es más complicada y debe ser más estratégica que nunca. La evolución de la economía y la realidad de la situación geopolítica están cada vez más interrelacionadas con el sentir y devenir, están cambiando hábitos de consumo, de trabajo, de vivienda, que afectan directamente a la rentabilidad de los diferentes tipos de activos inmobiliarios…

Un cambio social que antes podía llegar a tardar un siglo en producrse, hoy ocurre en apenas unos años, o incluso en meses. Las oficinas han cambiado, pero, en realidad están cambiando las ciudades enteras. La logística, al servicio de un nuevo modelo de consumo, digital, inmediato; o la vivienda, al servicio de un nuevo modelo de vivir, sin ataduras, integrando espacio profesional y personal, han vivido dos ejercicios muy dinámicos de adaptación y cambios constantes de prioridades.

En este contexto, tanto el inversor, como el usuario y todos los actores del ecosistema inmobiliario necesitan contar con una visión global de la situación que les permita tomar la decisión acertada en cada momento. Es el momento de la consultoría. Únicamente con esta visión global y estratégica, el sector será capaz de mantener el dinamismo que le ha convertido en uno de los sectores pilar de la economía de nuestro país.

España se revela, dentro de Europa, como un país extremadamente atractivo para los inversores en el entorno inmobiliario. Segmentos como el living, y todas sus distintas tipologías, tienen claramente identificado nuestro país como ubicación principal para los inversores. La logística sigue teniendo un alto atractivo, y veremos cómo los segmentos retail y oficinas ofrecerán oportunidades muy interesantes, para los inversores más atentos.

Tenemos delante una gran oportunidad para todos, que no podemos dejar de aprovechar. En paralelo, no olvidemos que necesitamos un marco jurídico estable que, junto a un sector profesional de mujeres y hombres excelentes, hagan que nuestro país siga siendo punta de lanza del sector.

Borja Ortega es CEO de BNP Paribas Real Estate

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