La fortaleza del turismo como señal de recuperación

Los beneficios empresariales, las perspectivas del consumo y el comportamiento del empleo parecen alejar los presagios de quienes apuntaban que 2023 sería el año de la recesión

Numerosas personas con maletas esperan para viajar en la estación Almudena Grandes-Atocha Cercanías donde se inicia la operación de Semana Santa, a 31 de marzo de 2023, en Madrid (España).Marta Fernández Jara (Europa Press)

La industria turística española afronta una temporada alta con previsiones extraordinarias que no solo evidencian la recuperación de la plena normalidad en el mercado, sino que apuntan a que el sector superará también las cifras de ocupación anteriores a la pandemia. Los datos presentados en la última edición de Fitur dibujan un ejercicio 2023 con un crecimiento de la actividad de hasta un 7% mayor que el registrado antes de la crisis sanitaria. Un fenómeno que está siendo alimentado no solo por el turismo nacional, que fue fundamental durante la etapa de restricciones a la movilidad, sino también por el europeo y por el procedente de mercados de larga distancia.

Las expectativas de las aerolíneas, como es el caso de Iberia, que anunciaba hace unos días la contratación de 2.400 empleados, un 14% más, para poder hacer frente a la temporada de verano, constituyen un termómetro sobre la vitalidad del consumo, que resiste pese a los rigores de un entorno fuertemente condicionado todavía por la inflación. Ejemplos como el de Iberostar, que en los últimos tres años ha conformado un grupo turístico, W2M, integrado por una aerolínea, un turoperador, un banco de camas y agencias de viajes, con el que aspira a estar en el top tres en todos los grandes destinos mundiales de turistas, muestran hasta qué punto el turismo en España ha pasado de ser uno de los sectores más golpeado durante la crisis del Covid a capitanear el tren de la recuperación.

La musculatura que exhibe esta industria, y lo que esa fortaleza dice de la reactivación del consumo en general, constituye uno de los factores clave para que la economía española alcance por fin la cifra de PIB anterior a la irrupción de la pandemia, lo que podría producirse durante este primer semestre del año, según ha explicado en una entrevista a Cinco Días el Secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Gonzalo García Andrés. El buen dato del IPC de marzo, que hay que tomar con prudencia, dado el efecto base que ha producido en la estadística la guerra de Ucrania, apunta a una lenta reconducción de la tasa de inflación, pese a que la inflación subyacente sigue amenazando la plena recuperación de la economía.

Los beneficios empresariales, las excelentes perspectivas del consumo y el comportamiento, todavía resistente, del empleo, parecen alejar los presagios de quienes apuntaban que 2023 sería el año de la recesión. Pero son augurios que sirven para el medio plazo, porque están condicionados por cómo evolucione una coyuntura económica y financiera agitada todavía por una fuerte incertidumbre.

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