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La prima de riesgo española baja de los 55 puntos por primera vez en 19 años gracias a la mejora de S&P

La mejora de calificación deja la deuda española a un solo escalón de la gala. El diferencial entre ambas, favorable a España, se ensancha a los 25 puntos

El espaldarazo de Standard & Poor’s a la economía española permite a la deuda española batir otra marca histórica que devuelve la prima de riesgo a niveles de hace casi dos décadas. Según la agencia Bloomberg, el diferencial entre la deuda española a 10 años y la alemana cotizó por debajo de los 55 puntos antes de repuntar levemente. En el lado contrario, los inversores apretaron un poco más las tuercas a Francia, donde el bono superó por momentos el 3,5% y cotiza de nuevo a la par que el italiano, ambos con un diferencial de 78 puntos respecto Alemania, la referencia de la zona euro.

Aunque la tendencia viene de lejos, el viernes fue un día de movimientos. S&P Global Ratings mejoró la nota de España desde A hasta A+. Casi a la vez, Fitch mejoraba la nota de Portugal de A- a A, y recortó la de Francia de AA- a A+, dos decisiones que se dieron con el mercado ya cerrado, por lo que este lunes había expectación por ver la reacción de los inversores, especialmente si el golpe a Francia generaba turbulencias. Finalmente no ha sido así. El bono francés empeoró ligeramente, pero resistió el embate sin dramatismos, dando a entender que la decisión ya estaba descontada. De hecho, el principal índice bursátil del país, el Cac 40, sube más que otras grandes plazas continentales.

Menos expectación generaba la revisión de la calificación española, que se saldó con una mejora que no entraba en todas las quinielas. Pero S&P mejoró el rating más gracias a la coyuntura económica más sólida entre las grandes economías de la zona euro. El fuerte crecimiento económico, la baja exposición de las exportaciones a los aranceles de Estados Unidos, la reducción de la deuda exterior y el impacto positivo de la inmigración en el empleo son los argumentos de la firma. “Los bonos del Estado español representan actualmente una oportunidad de inversión atractiva. Aunque el contexto fiscal no es excepcional, sigue siendo más sólido que el de muchos otros países similares”, explican desde la gestora Natixis IM que, por el contrario, prefiere evitar la deuda francesa, más expuesta a las turbulencias.

Las novedades del viernes estrecharon la diferencia de rating entre ambas economías. Para S&P, España es AA- y Francia A+, apenas un escalón de distancia. Para Fitch es de dos (de A+ a A-). En el mercado la ventaja española es clara: los inversores exigen a París un tipo de interés casi 25 puntos básicos superior. Y la segunda economía del euro aún tiene por delante un camino incierto. Está por ver si el quinto primer ministro del país en menos de un año y medio es capaz de generar consensos, la senda presupuestaria no mejora, la Bolsa francesa marcha rezagada, y el bono a diez años coquetea con situar a Francia con los tipos más altos de entre las mayores economías del euro.

“Sobre el papel, Francia apenas ofrece razones para despertar el interés de los inversores”, apunta Enguerrand Artaz, estratega de La Financière de l’Échiquier. El analista, sin embargo, recuerda una máxima del inversor John Templeton. “Los mercados nacen en el pesimismo, crecen en el escepticismo, maduran en el optimismo y mueren en la euforia”. Y establece paralelismos: “Cabe preguntarse si la última parte de esta máxima terminará aplicándose más pronto que tarde a los mercados estadounidenses, pero la primera parte podría perfectamente referirse a los valores franceses”.

Es decir, se plantea si las valoraciones han tocado techo en EE UU, donde los principales índices rondan máximos históricos gracias al bum de la inteligencia artificial, y han hecho suelo en Francia. Anticipar cuándo se llegará a ambos extremos es complicado, cuando no imposible, pero sí es seguro que las finanzas francesas continuarán bajo examen. Las agencias de calificación crediticia Scope y DBRS deben tomar una decisión sobre la nota de Francia a finales de este mes, mientras que Moody’s hará una evaluación en octubre y S&P en noviembre. Un calendario que amenaza con seguir exhibiendo la debilidad de Francia.

Aline Goupil-Raguénès, estratega de Ostrum AM, estima que el país no está al borde del colapso, con un crecimiento del 1,1% en 2024 y una previsión del Gobierno del 0,7% para 2025, pero el alto déficit público, del 5,8% en 2024, unido a la inestabilidad política, está creando un cóctel de incertidumbre. “Tenemos una perspectiva negativa sobre el spread [prima de riesgo] de Francia y preferimos los países periféricos, dada la limitada propagación y sus mejores fundamentos económicos”, asegura.

Elisa Belgacem, estratega sénior de crédito en Generali AM, no espera grandes agitaciones financieras a corto plazo. “La degradación de Francia por parte de Fitch el pasado viernes fue en gran medida anticipada, y la perspectiva neutral ayuda a contener las preocupaciones a corto plazo”. Ahora bien, este nuevo equilibrio es bien diferente al que había antes de mayo de 2024, cuando arrancó la inestabilidad política actual. “Francia está perdiendo su estatus de pilar semicentral, y ahora se la considera periférica en la eurozona. Sin embargo, no está entrando en una zona de crisis”, explican desde Edmond de Rothschild AM. “La prima de riesgo más elevada es ahora la nueva normalidad. De hecho, es el riesgo de una nueva disolución [de la Asamblea] lo que volverá a pesar sobre la deuda francesa”, añaden.

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