Puig toca mínimos en Bolsa y afronta la tarea de recuperar la confianza del mercado
La compañía, que retrocede un 22% desde su estreno en mayo, volverá a retratarse ante los inversores en las próximas semanas con la publicación de sus cuentas del tercer trimestre
El gran estreno de la Bolsa europea de este año deja mucho que desear. Las altas expectativas que generó Puig al saltar al parqué el pasado 3 de mayo —se trataba de la mayor colocación en el mercado español desde la de Aena en 2015, venía a romper con una sequía de dos años de debuts bursátiles, y además suponía el desembarco de un sector nuevo entre las cotizadas, el de la belleza premium, que atrajo el interés de pequeños y grandes inversores— no se han visto correspondidas. La compañía ha retrocedido desde entonces un 22% en Bolsa, con la acción tocando mínimos al situarse por debajo de los 19 euros. Aunque el negocio de Puig evoluciona al ritmo prometido con la salida a Bolsa, la acción no responde igual, y varios elementos explican la falta de confianza de los inversores: un contexto económico incierto, la desaceleración general del sector del lujo, y cierta dificultad para generar confianza a analistas e inversores, especialmente en su primera presentación de resultados.
“La salida a Bolsa [de Puig] se produjo en un momento difícil para el crecimiento del mercado de la belleza, justo cuando llegaba una desaceleración”, explican desde la firma de inversión Jefferies. En un sector que hasta hace poco se había mostrado muy resiliente, firmas como L’Oréal, LVHM, Shiseido o Estée Lauder se han dejado en estos seis meses entre un 10% y un 30% de su valor en Bolsa. La acción de Puig, que salió a 24,5 euros, logró subir tres euros en el primer mes, pero luego se estancó. El detonante final llegó con los resultados del primer semestre, las primeras cuentas en las que tuvo que retratarse ante inversores y firmas de análisis. El veredicto del mercado fue contundente: un desplome del 13,65% en una única jornada. Y después no fue a mejor: desde ese 6 de septiembre la acción inició una fuerte senda bajista ante lo que los analistas de JP Morgan han calificado en un informe publicado la pasada semana como “preocupaciones por el crecimiento de su categoría y por el resultado de su gestión dadas las lagunas en la comunicación de los resultados del primer semestre”. Estas lagunas de comunicación pueden deberse a la inexperiencia de una compañía hasta hace poco privada y familiar a la hora de comunicar y convencer a los analistas e inversores, que tampoco cuentan con una serie histórica comparable para poder sacar sus conclusiones.
La empresa dio a conocer unos ingresos récord de 2.171,2 millones de euros en el primer semestre, un 10% más que en el mismo periodo de un año antes, si bien su beneficio neto atribuido se redujo un 26%, hasta los 153,8 millones. Joffrey Bellicha Meller, analista responsable de consumo discrecional en Europa de Bank of America, apunta a la disparidad entre las expectativas del mercado y la evolución de la división de maquillaje, para la que el consenso de firmas de análisis estimaba un crecimiento del 13% en el conjunto del año y Puig dio a conocer una caída de las ventas del 1,8% en el semestre ante una menor demanda de Asia y Oriente Medio: “Fue el principal factor de decepción del mercado”, reconoce el experto. Además, la reducción del margen operativo por unos mayores gastos de publicidad y promociones en los nuevos productos en lanzamiento tampoco fueron bien recibidos por las firmas de análisis.
Al mercado no le gustan las sorpresas, y el retroceso de la división de maquillaje fue una sorpresa decepcionante, puesto que este segmento fue el segundo que más creció en 2023 (un 23%). Este negocio-con marcas relevantes como Charlotte Tilbury- representa el 15% de los ingresos, y fuentes del mercado explican que en un porcentaje pequeño, cualquier variación tiene más impacto. En este caso puede haber influido el hecho de que, a causa de la situación económica mundial, los comercios son más cautelosos a la hora de adquirir productos y tenerlos en inventario. La previsión es que la demanda de los consumidores se acompase a la de las superficies comerciales y el segmento de maquillaje no vuelva a presentar resultados negativos.
La siguiente prueba de fuego para Puig llegará el próximo 29 de octubre, cuando detallará, previsiblemente, sus cuentas del tercer trimestre del año ante el escrutinio del mercado. Sobre todo después de que la pasada semana Coty, uno de sus principales competidores, reconociera una desaceleración en el mercado estadounidense y comunicara un repunte de las ventas comparables ligeramente inferior a las previsiones. Desde JP Morgan esperan un crecimiento de sus ventas comparables [sin tener en cuenta compras o ventas de líneas de negocio] del 9,6% en el trimestre gracias a las divisiones de fragancias y moda, así como a la recuperación en el área de cosmética. En Goldman Sachs han recortado las estimaciones de ingresos y beneficios de Puig hasta 2026 ante la tendencia a la baja en el mercado de belleza, puesto que la venta de perfumes es muy sensible a la actividad económica. Así, prevén que la empresa facture 4.958 millones de euros el próximo año, un 3,1% menos que su anterior cálculo, y que sus ventas alcancen los 5.323 millones en 2026, un 4,1% por debajo de la previsión anterior. Con ello estiman que un beneficio operativo de 804 y 880 millones para los próximos dos años, siendo sus divisiones de perfumes y moda junto con maquillaje las que experimentan mayores recortes de sus previsiones.
Bellicha Meller detalla la receta que debería seguir Puig en los próximos meses: “El grupo necesita presentar varios conjuntos de resultados positivos para recuperar la confianza de los inversores, tras un primer informe de resultados decepcionante. La valoración no es un obstáculo si se tiene en cuenta que las acciones cotizan con un descuento [por la relación entre precio de la acción y beneficios] del 25% frente a sus homólogas del sector de belleza y cosmética”. Más allá, la tendencia dependerá del ciclo del mercado mundial de las fragancias, en particular del consumo en China y Estados Unidos. La tendencia de la industria es, de hecho, el principal riesgo del que avisan los analistas de Jefferies, que también citan nuevas operaciones corporativas o la transición del liderazgo de la empresa, actualmente bajo las riendas de Marc Puig, como factores a vigilar.
Atractivo punto de entrada
La fuerte caída acumulada por Puig ha dejado a la acción, según los analistas de JP Morgan —uno de los bancos que coordinaron su salida a Bolsa—, con un “atractivo punto de entrada en una historia de crecimiento de primera clase en el sector de la belleza”, dado que cotiza con un PER [relación entre beneficios y precio de la acción] 18 veces, frente al PER 27 de sus comparables en el negocio de la belleza. Desde el banco estadounidense destacan su papel como cuarto actor mundial en el mercado de mundial de fragancias, sumado a su exposición en el segmento de maquillaje premium, así como al mercado de dermatología cutánea.
En esta línea, los analistas de Jefferies estiman que la acción de Puig está ahora en niveles más “sensatos” que en la salida, y que se recuperará “a medida que aumente su credibilidad”. Así, fijan un precio objetivo [valor teórico de la acción] de 25,65 euros por acción, por debajo de los 27,58 euros que de media calculan los analistas que siguen la empresa. Consideran que el historial de adquisiciones, así como la implicación de la familia Puig son una ventaja competitiva de la empresa frente a la competencia.
Ahora bien, Sergio Ávila, analista de mercados senior de IG apunta que su tendencia actual sigue siendo bajista y que mientras que siga cotizando por debajo de 20,31 euros por acción persistirá esa tendencia negativa. Entre los gestores que también muestran sus recelos ante Puig, Araceli de Frutos, asesora del fondo Alhaja inversiones, muestra su preferencia por otras firmas de lujo como la italiana Moncler o el grupo LVMH, de la que destaca que cuenta con mejor diversificación geográfica y una mayor resistencia a la debilidad del mercado chino. Aún así, China es para Puig un mercado muy pequeño (toda Asia, incluida Oceanía, representa un 10% de su facturación), con lo que su baja exposición en una China que atraviesa problemas puede ser ahora una oportunidad. El grueso del negocio de Puig está en Estados Unidos y en Europa, Oriente Medio y África (España representa solo un 7% del total). Francisco Ramos, gestor y analista de Renta 4 Gestora, considera que “la empresa mantiene una perspectiva positiva y mantiene una guía de crecimiento de doble dígito que no es fácil de ver en el mercado español”.