Instrumentos para convertir la inversión en una lotería
La popularización de derivados con vencimiento de un día es otro reflejo de unos mercados cada vez más cortoplacistas y, también, procíclicos
Hay una suerte de lógica, un tanto retorcida, en el auge renovado de los activos meme. Cierto es que en el mundo de las criptodivisas, estos activos no representan ni están respaldados por nada diferente a la creencia de que el juego de oferta y demanda mantendrá su precio alto. El caso de las acciones o las criptodivisas meme es particular en la medida en que efectivamente tampoco representan nada, pero ni siquiera tienen apariencia de hacerlo. Aun así, dogecoin, la representación de una broma, vale tanto como Telefónica.
La lógica retorcida supone que cuando el bitcoin entra en modo a...
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Hay una suerte de lógica, un tanto retorcida, en el auge renovado de los activos meme. Cierto es que en el mundo de las criptodivisas, estos activos no representan ni están respaldados por nada diferente a la creencia de que el juego de oferta y demanda mantendrá su precio alto. El caso de las acciones o las criptodivisas meme es particular en la medida en que efectivamente tampoco representan nada, pero ni siquiera tienen apariencia de hacerlo. Aun así, dogecoin, la representación de una broma, vale tanto como Telefónica.
La lógica retorcida supone que cuando el bitcoin entra en modo alcista contagiará a otras criptodivisas bajo la creencia (todo son creencias) de que así sucederá, como de hecho ocurre. Bajo esta premisa, las inversiones más bizarras pueden tener sentido, porque aunque 99 de cada 100 tokens sigan teniendo un valor prácticamente nulo, basta con que uno de ellos entre en combustión (más allá de consideraciones racionales) para que la apuesta tenga sentido.
Quizá las acciones meme hayan sublimado la idea de la Bolsa convertida en casino. Pero los muy serios señores de Wall Street se lanzan, también, a apuestas similares, solo que en este caso a través de derivados financieros, en concreto opciones. La compra de una opción, para quien se perdió la clase, es un contrato financiero que da el derecho, pero no la obligación de comprar (call) o vender (put) una acción (o cualquier otro activo) a un precio determinado. El comprador paga una prima fija; si llegado el vencimiento el precio es favorable (la acción está más cara en el mercado que en el contrato en una opción call, o al revés, en caso de un put), se ejecuta la opción y el comprador sale ganando. En caso contrario, solo pierde la prima.
Tradicionalmente, las opciones se liquidaban mensualmente, es decir, los contratos estaban referidos a un día concreto de cada mes, el tercer viernes. Pasada esa fecha dejan de tener validez, y la operación se cierra a favor del comprador o del vendedor. A partir del precio de estas opciones se calcula el índice Vix, también llamado índice del miedo: cuanto más dinero exijan los vendedores de opciones por protegerse de una caída del S&P 500, más alto está el Vix.
En 2023, no obstante, ganó peso una nueva modalidad de opciones, con un plazo de vencimiento de un día: el inversor apuesta por la subida o bajada de una acción al cierre de esa jornada, y en la misma jornada gana o pierde. “El volumen de negociación ha subido en los últimos años porque esas opciones son relativamente pequeñas y proporcionan a determinados inversores una recompensa similar a la lotería, con rendimientos extremadamente altos pero muy poco probables”, indicaba el BIS en su informe trimestral presentado esta semana.
Las cifras de este mercado cuadran más con el sorteo del Euromillones que con la inversión: el apalancamiento puede llegar a 400 veces. Al igual que sucede con la lotería, el rendimiento medio de estas es pésimo, un mareante -32.000% en términos anualizados. Pero alguna vez obtiene una plusvalía, no menos mareante del 79.000%. Las opciones tradicionales no son para estómagos sufridos, pero operan en otro orden de magnitud: el rendimiento medio anual es de -550% y, en el mejor de los casos, el rendimiento positivo es del 2.500%.
Este tipo de operativa extrema ha encontrado seguidores. Si hace dos años las opciones a un día eran el 20% del volumen (sobre el total de opciones sobre el S&P 500), ahora son la mitad. No es una operativa muy diferente de la de las acciones meme. Ni de la lotería, en su momento definida como un impuesto para los que no saben matemáticas. Este comportamiento puede estar condicionando el mercado. O, mejor dicho, es improbable que no lo esté haciendo, aunque quizá no sepamos muy bien cómo. Pero en paralelo a esta dinámica el mercado está mutando por otras vías.
La inversión en productos de muy corto plazo y rendimiento muy desigual se asemeja, según el BIS, a la lotería
Si las cotizaciones reflejan la euforia alrededor de Nvidia, la efervescencia en el mercado de opciones empequeñece cualquier comparación. Hace dos semanas las opciones sobre acciones de Nvidia (a cualquier plazo) movieron más de 20.000 millones de dólares. Por comparar, las opciones sobre Microsoft o Apple apenas rondaban los 1.000 millones, según The Wall Street Journal. La segunda acción que más mueve en el mercado de opciones en esa semana fue Supermicro, cuya efervescencia no se puede desligar de la de Nvidia. Uno de los contratos de opciones más negociados antes de la presentación de resultados de Nvidia fue uno que apuntaba que la acción duplicara sus precios; la lotería con Nvidia (al menos esas jornadas) no era la excepción, sino aparentemente la norma.
El efecto en mercado es más difícil de precisar que el hecho de que están sucediendo estos fenómenos. Algunos analistas han apuntado que el auge de las opciones a un día respecto a las opciones a un mes ha restado la demanda de estas últimas, sesgando a la baja los precios. El BIS, con todo, cree más probable que la sorprendente bajada del Vix se deba a las estrategias de fondos que buscan rentabilidad comprando al contado y vendiendo opciones sobre el mismo subyacente (casi siempre el S&P 500). La venta de estas opciones estaría rebajando artificialmente su precio y, por tanto, el riesgo implícito en el Vix.
En cuanto a la inestabilidad, el mercado Cboe rechaza que las opciones a cero días hayan disparado la volatilidad del mercado. Y el de las opciones es un mundo un tanto complejo como para sacar conclusiones apresuradas. Pero el auge de las opciones a un día sí refleja una preferencia del inversor por operativas de cortísimo plazo en busca de rendimientos rápidos.
El auge de los ETF está en esta misma línea; no solo porque también faciliten la operativa a corto plazo o apalancada, sino, también, porque simplifican la tarea de un inversor que no tiene por qué analizar ratios ni comparar valores: elige el caballo (índice, activo, estilo, sector...) y lanza la apuesta. Este estilo de inversión solo funciona a favor de tendencia y, por ello, es sustancialmente procíclico. Nadie gana dinero rápido jugando a la contra. Habrá que pensar, pues, que en ausencia de contrapesos el mercado alcista ligado a ciertos activos caminará más lejos y más rápido, abriendo la puerta a sustos de mayor magnitud.
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