La travesía del desierto de Milei con la motosierra austriaca

La receta económica que prevé aplicar el nuevo presidente de Argentina exige un gran sacrificio que quizá la población no esté dispuesta a soportar

Javier Milei, presidente electo de Argentina, en un mitin en Buenos Aires en septiembreTomas Cuesta (GETTY IMAGES )

Allá por 1996 en República Dominicana pasé encerrado en el baño de un hotel junto a tres matrimonios argentinos el huracán Hortensia categoría 4, y fue sin duda un evento que nunca olvidaré ya que en ocho horas hice un master acelerado de política monetaria y descubrí que los argentinos eran expertos en materia de deuda y de manejarse en distintos tipos de cambio. Argentina está sumida en una quiebra sin precedentes desde hace muchos años y la corrupción económica ha sido la nota dominante.

La inflación fuera de control se ha convertido en un cáncer difícil de extirpar. Lo de Milei se m...

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Allá por 1996 en República Dominicana pasé encerrado en el baño de un hotel junto a tres matrimonios argentinos el huracán Hortensia categoría 4, y fue sin duda un evento que nunca olvidaré ya que en ocho horas hice un master acelerado de política monetaria y descubrí que los argentinos eran expertos en materia de deuda y de manejarse en distintos tipos de cambio. Argentina está sumida en una quiebra sin precedentes desde hace muchos años y la corrupción económica ha sido la nota dominante.

La inflación fuera de control se ha convertido en un cáncer difícil de extirpar. Lo de Milei se me queda un poco lejos de mi estándar de lo que debe ser un presidente de una nación en cuanto a la forma de actuar, pero es cierto que en términos de pensamiento económico me llaman la atención sus discursos, ya que suenan bien para los lectores de la escuela austriaca, divulgada en España por el profesor Huerta de Soto.

De sonar bien a ser aplicable es donde existe un enorme abismo, aunque tener la receta inicial de cargarse o adelgazar el Estado cuando el Estado ha sido el dilapidador de la economía está bien. Hacer lo que quiere hacer Milei requiere “tiempo y sacrificio”, y mucho, y lo que hay que ver es hasta qué punto la sociedad está dispuesta hacer ese sacrificio y si va a entender las bondades de Ludwig von Mises, Hayek y Rothbard en el largo plazo. Ahora todo lo que haga bienvenido será desde el punto de vista de eliminar el gasto superfluo y corrupto, privatizar compañías para mejoras de eficiencia e inversiones, pero bajar la inflación será una tarea que requiera mucho más tiempo del que parece, al igual que estabilizar el sistema monetario. En términos de economía soy austriaco de corazón, pero no de ejecución y es que en la realidad que vivimos con “subvención monetaria devastadora de divisas para financiar deuda pública”, la aplicabilidad de conceptos de la escuela austriaca puede ser no sostenible en el tiempo sin provocar un caos social y más aún en economías sudamericanas que en su día fueron boyantes y dolarizadas. En este tipo de economía tener activos reales como tierra, materias primas y oro, es la única forma de subsistir ante el secuestro de la divisa por parte del Estado.

No creo que Milei esté loco del todo. De hecho, hay que tener algo de genialidad en esa cabeza para que, haciendo el performance que hace con la motosierra y más actuaciones, un país le otorgue la confianza. Los argentinos han votado algo radicalmente distinto porque no aguantan más y quizás la opción más sencilla de penalizar al Estado es votar a un anarcocapitalista pero no sé si el pueblo aguantará los esfuerzos que se requieren para seguir a Milei en la travesía del desierto necesaria para aplicando “libertad carajo” salir adelante.

Viene una cirugía de la grandes y esperemos que el enfermo la aguante para volver a caminar con muletas, pero caminar, y es que les recuerdo que la “deuda es la amputación de la mejora de la productividad y una limitación al crecimiento”, y una pata a Argentina ya le fue amputada en su historia económica. A priori la riqueza de Argentina en cuanto a recursos naturales juega a favor en este viaje donde al pueblo argentino le deseo lo mejor y seguro que con sacrificio y trabajo habrá mayor esperanza económica.

Alberto Espelosín, gestor de Renta 4 Alpha

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