El euro digital, tan lejos y tan cerca
A partir de noviembre de 2025, la UE comenzará con el desarrollo técnico y la implantación del euro digital, por lo que es probable que no funcione hasta finales de 2026 o inicios de 2027
Esto no es un artículo de opinión sobre si el euro digital implicará resultados positivos o negativos para la industria de servicios de pago en Europa; existen opiniones muy encontradas al respecto de personalidades muy relevantes en este sector. Sin embargo, sí que se pretende en las siguientes líneas abordar de la manera más comprensible posible el estado actual del euro digital y su futuro a medio plazo.
Es importante hablar del euro digital en este momento porque el comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) estudió este tema en el mes de mayo y habló públicamente de ello, facilitando datos muy interesantes al respecto. Por ejemplo, en el territorio de la Unión Europea (UE) la proporción de pagos en efectivo ha disminuido del 72% al 59% entre 2019 y 2022. Fue 2023 el primer año en el que el número de billetes en circulación se redujo. Esta disminución del dinero en efectivo en circulación denota la creciente preferencia de los ciudadanos por realizar pagos digitales dentro de la zona euro.
Otro dato relevante: 13 de los 20 países de la zona euro no disponen de un esquema nacional de tarjetas. Para llevar a cabo pagos digitales hay una dependencia de los esquemas internacionales de tarjetas, que controlan el 64% de las operaciones electrónicas con tarjetas emitidas en la zona euro, imponiendo las condiciones de mercado y las comisiones aplicables.
Con este panorama y entre otros datos, el euro digital se configura por el BCE como una alternativa de estabilidad y de crecimiento para la digitalización de los pagos en Europa, aunque no todos estén de acuerdo. En este sentido, El euro digital únicamente será distribuido por proveedores de servicios de pago (PSPs) autorizados en la UE. Estos PSPs se beneficiarán de los estándares abiertos del euro digital que permitirán a cualquier proveedor desarrollar y ofrecer libremente servicios compatibles con el euro digital.
En particular, el acceso a los servicios del euro digital estará disponible a través de una aplicación proporcionada por el PSP o mediante una aplicación específica que creará el BCE. En cualquier caso, esta aplicación móvil será propiedad del BCE y permitirá a los usuarios finales interactuar con su PSP mediante un smartphone o mediante la interfaz web.
Asimismo, el BCE asegurará que los individuos que no dispongan de cuenta bancaria o dispositivos digitales puedan utilizar el euro digital, por ejemplo, mediante tarjetas físicas proporcionadas por organismos públicos. En definitiva, el euro digital, a diferencia del efectivo, se plantea como un método de pago tanto online como offline, alojado tanto en tarjetas físicas como en soluciones de pago electrónico.
El BCE pretende elaborar un plan de pruebas e implantación para asegurar que el euro digital cumple con todos los requisitos exigidos por la normativa comunitaria, satisface las necesidades de los usuarios de la zona euro, garantiza una correcta protección de datos y privacidad del usuario final, y permite la inclusión financiera. Sin embargo, el Consejo de Gobierno del BCE no tomará ninguna decisión sobre la emisión del euro digital hasta que se concluya el proceso legislativo aplicable al mismo.
En definitiva, a partir de noviembre de 2025, la UE comenzará con el desarrollo técnico y la implantación del euro digital, por lo que es probable que no se encuentre en pleno funcionamiento hasta finales de 2026 o inicios de 2027.
Así las cosas, aún es pronto para preocuparse o alegrarse por la implementación y desarrollo del euro digital, queda mucho tiempo. Sí será prudente en 2025 empezar a trabajar en la adaptación para la distribución de este token si uno no quiere quedarse atrás respecto de sus competidores.
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