La banca intentará mover 80.000 millones de euros de fondos conservadores hacia productos con más riesgo

Quieren canalizar los vencimientos de productos de rentabilidad objetivo, de gran éxito con los tipos de interés altos, hacia inversiones con más dosis de Bolsa

Sala de tesorería de uno de los grandes bancos españoles.Manuel Casamayón

Las gestoras de fondos españolas, controladas mayoritariamente por la gran banca, viven un momento dulce. Durante los últimos dos años y medio, el sector ha atraído 80.000 millones de euros dirigidos hacia productos muy conservadores, que invierten en bonos. Buena parte de ese dinero vence ahora, y las entidades aspiran a convencer a los clientes para que pasen de ahorradores a inversores y lleven ese capital a productos con más riesgo y mayor peso de la Bolsa en cartera, para conseguir mayor rentabilidad a largo plazo.

El tipo de producto que más se vendió en 2022 y 2023 fue el de los fondos de rentabilidad objetivo. Estos fondos tienen en cartera una cesta de deuda, casi siempre soberana, con un plazo de vencimiento muy concreto. El partícipe cobra el cupón de esos bonos (menos la comisión que se lleva la gestora), un modo de inversión conservador, pero rentable cuando el dinero era más caro. Ahora bien, casi todos esos fondos tenían como plazo de vencimiento 2024 y 2025, por lo que en los próximos meses una oleada masiva de dinero saldrá de estos productos, un dinero que tendrá que buscar acomodo. Nicolás Barquero, consejero delegado de Santander Asset Management en España, plantea la situación de cómo “ha entrado mucho dinero en fondos a vencimiento y ahora hay que ir viendo hacia donde se redirige”, durante su participación en unas jornadas financieras organizadas por Deloitte y la asociación APD.

La llegada de más de 80.000 millones de euros a productos conservadores tuvo mucho que ver con el desastroso año 2022. Las subidas de tipos de interés provocaron una depreciación de los fondos tradicionales de renta fija, que sufrieron minusvalías de entre el 10% y el 14%. Un desastre nunca visto. El reverso de esta situación vino con una deuda pública que pagaba entre el 4% y el 5% anual (el precio se mueve a la inversa que el rendimiento), lo que propició el lanzamiento de muchos productos de rentabilidad objetivo. “Uno de los aspectos más notables de los últimos trimestres es que el 50% del dinero que nos ha entrado en nuestros fondos ‘Target’ [de carteras a vencimiento] venía de gente que nunca había tenido un fondo de inversión”.

El sector español de gestión de activos siempre se ha quejado de la querencia del cliente por los depósitos, que suma más de un billón de euros acumulados en este tipo de imposiciones a plazo fijo. Sin embargo, en la última etapa de subida de tipos de interés, los bancos han sido cicateros con lo que pagaban en las cuentas corrientes y depósitos, lo que empujó muchos a contratar por primera vez fondos, sobre todo conservadores, que daban más rentabilidad. El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, quien también ha participado en las mismas conferencias, recordaba que “por primera vez en la historia de España, el volumen acumulado en fondos de inversión representa ya el 45% del dinero que hay en depósitos”.

Por ahora, parte del dinero que está venciendo en fondos con rentabilidad objetivo se está canalizando hacia fondos monetarios, que son los más seguros del mercado. De hecho, un producto de estas características, de CaixaBank, se ha convertido en el mayor fondo español que ha habido nunca, con más de 17.000 millones de euros. Pero las cosas van a cambiar. Ana Martín de Santa Olalla, directora del área comercial de la mencionada entidad, apunta que parte de este dinero acabará en contratos de gestión discrecional de carteras: “Es el instrumento más adecuado para ayudar a nuestros clientes a administrar su patrimonio en el largo plazo”, sentencia.

La directiva se refiere a un tipo de contrato que se ha popularizado mucho en los últimos cinco años, por el que el cliente pacta con el banco o la gestora que se encargue directamente de gestionar una parte de su patrimonio financiero, a cambio de pagar una comisión explícita. Antes, solo los clientes más adinerados tenían acceso a este tipo de servicios, pero ahora con 500 de euros ya se puede acceder al mismo en muchos bancos. “Necesitamos acompañar a los particulares para que vayan a este tipo de formatos de gestión de carteras porque es la solución más conveniente”, subraya Santa Olalla. La ejecutiva recuerda que sus carteras de fondos Master —con más de 35.000 millones acumulados y utilizada para vehiculizar el dinero de esos contratos de gestión de cartera— “ha demostrado que se pueden rentabilidades muy atractivas en entornos de mercado muy difíciles”.

Luis Miguel Carrasco, director adjunto de Ibercaja, reitera la idea que plantean sus colegas de sector: “en España se ahorra mucho, pero se invierte poco” y apunta que “los bancos y las gestoras tenemos que ayudar a nuestra clientela a transitar hacia productos que den más rentabilidad, asumiendo mayores niveles de riesgo”. La gran esperanza de las grandes gestoras, propiedad de los principales grupos bancarios españoles, es que siga creciendo el dinero acumulado en contratos de gestión discrecional. Nicolás Barquero, de Santander, recuerda que esta fórmula es la que genera mayor resiliencia. “Todos hemos comprobado que cuando el cliente está en un fondo, cuando viene una corrección de mercado, es fácil que decida sacar el dinero, mientras que si tiene un contrato de gestión de carteras, es mucho más fiel a la política de inversión establecida”.

Por el momento, ya hay más de 110.000 millones de euros en fondos que han sido distribuidos a través de los contratos de gestión de carteras, lo que representa algo más del 25% del dinero que hay en estos productos. La media europea está en el 40% y con la enorme cantidad de capital acumulada en fondos conservadores, el importe total no va a dejar de crecer en los próximos años.

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