Impuesto a las grandes fortunas: ¿qué tan viable es gravar a los multimillonarios?
Los tributos a los ultrarricos pueden generar grandes ingresos fiscales, pero algunos expertos temen que estas medidas “espanten” a los milmillonarios y los empujen a mudar sus residencias a países con condiciones más favorables
Un informe reciente del Observatorio Europeo de Impuestos (Eutax), una entidad financiada por la Unión Europea (UE), ha reavivado el debate sobre un gravamen mínimo global a las grandes fortunas. El documento asegura que se podrían recaudar hasta 213.900 millones de dólares adicionales al año en impuestos, con un tributo general del 2% a las fortunas superiores a los 1.000 millones de dólares a nivel mundial. No obstante, no todos los expertos están de acuerdo en que esta medida vaya a ser efectiva. De hecho, algunos de ellos opinan que este tipo de medida solo fomentará que los multimillonari...
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Un informe reciente del Observatorio Europeo de Impuestos (Eutax), una entidad financiada por la Unión Europea (UE), ha reavivado el debate sobre un gravamen mínimo global a las grandes fortunas. El documento asegura que se podrían recaudar hasta 213.900 millones de dólares adicionales al año en impuestos, con un tributo general del 2% a las fortunas superiores a los 1.000 millones de dólares a nivel mundial. No obstante, no todos los expertos están de acuerdo en que esta medida vaya a ser efectiva. De hecho, algunos de ellos opinan que este tipo de medida solo fomentará que los multimillonarios muden sus residencias hacia paraísos fiscales o territorios con mejores condiciones. Sus defensores, por el contrario, argumentan que este impuesto será un medio para lograr mayor justicia social, y que el principal problema es la evasión tributaria.
El informe de Eutax calcula que en el mundo actualmente hay unos 2.756 milmillonarios. Geográficamente, la región con mayor número de ellos es Asia del Este (que cuenta con 838), seguida de Norteamérica (con 835). En tercer lugar, se encuentra Europa, con 499 individuos con fortunas superiores a los 1.000 millones, y le siguen el sudeste asiático, con 260 milmillonarios, y América Latina, con 105 (ver gráfico). UBS estima que para 2027 el total de individuos ultrarricos ascienda a 372.000.
En Europa, este tipo de gravámenes no son frecuentes. Según PwC, solo España, Francia, Italia, Bélgica, Noruega, Suiza y Países Bajos cuentan con algún tipo de impuesto a la riqueza individual, mientras que grandes economías como Alemania y Polonia no tienen imposiciones de este tipo. Dicho lo anterior, la investigación de Eutax calcula que, en el territorio europeo, se podrían recaudar hasta 42.300 millones de dólares adicionales al año en impuestos. Sumados a los 6.000 millones que se recaudan actualmente, la cifra se acercarían a los 49.000 millones.
En este contexto, el impuesto a las grandes fortunas se está demandando desde diversos frentes. Más allá del estudio realizado por Eutax, organizaciones como Oxfam o Tax the Rich EU han impulsado este tipo de medidas. De hecho, en julio de este año una iniciativa ciudadana impulsada por Tax the Rich EU llegó a la Comisión Europea (CE) bajo el título “Gravar grandes fortunas para financiar la transición ecológica y social”. Hasta este momento, más de 43.000 personas han apoyado esta iniciativa, según cifras publicadas por la CE.
“Esta iniciativa pide a la Comisión que establezca un impuesto europeo a las grandes riquezas. Esto contribuiría a los recursos propios de la Unión. Los ingresos permitirían ampliar y perpetuar las políticas europeas de transición ecológica y social y de cooperación al desarrollo, cofinanciadas por los Estados miembros”, aseguran los creadores de la propuesta, entre los que se encuentran el presidente del Partido Socialista de Bélgica y una parlamentaria europea francesa del partido centroizquierdista Plaze Publique, y es respaldada por un centenar de eurodiputados.
“Los Estados miembros son competentes para decidir qué, cómo y a quién gravar según la legislación nacional. Dicho esto, una tributación justa para todos los individuos, y especialmente para los más ricos, es importante; no sólo para aumentar los ingresos necesarios sino también para garantizar la cohesión social de nuestras sociedades”, ha respondido a CincoDías una portavoz de la Comisión Europea. En esta línea, desde Bruselas resaltan que el debate en relación con los impuestos sobre el patrimonio está ganando impulso, y que es necesario obtener más información y comprensión sobre este tema. “Garantizar un reparto justo de la carga entre todos los actores económicos requiere un debate informado e inclusivo”, añaden.
Lucha contra la evasión
Como era de esperar, uno de los principales desafíos que complica alcanzar los objetivos planteados por los impulsores de estas medidas es reducir la evasión. Si bien en los últimos años la situación ha mejorado, los paraísos fiscales siguen concentrando gran parte de la riqueza de las grandes fortunas. “Gracias al intercambio automático de información bancaria, la evasión fiscal en el extranjero se ha reducido por tres en menos de diez años. Antes de 2013, el equivalente al 10% del PIB mundial estaba en paraísos fiscales, la mayor parte del cual no estaba declarado a las autoridades y pertenecía a personas de alto patrimonio neto. Hoy en día todavía hay el equivalente al 10% del PIB mundial en riqueza financiera de los hogares extraterritoriales, pero solo alrededor del 25% evade impuestos”, señala el informe de Eutax.
La entidad resalta en 2022 había aproximadamente unos 12 billones de dólares en cuentas offshore pertenecientes a individuos. Este monto no incluye otro tipo de riqueza u activos no declarados, como oro, piezas de arte o artículos de lujo.
A pesar de este progreso, desde el observatorio advierten de que cierta evasión fiscal persiste en el extranjero. Esto se debe principalmente a dos razones. El primer factor es que sigue siendo posible poseer activos financieros que no sean declarados, ya sea por incumplimiento por parte de instituciones financieras extraterritoriales o por limitaciones en el diseño del intercambio automático de información bancaria.
“Muchas instituciones financieras extraterritoriales cumplen debidamente con sus requisitos, pero otras pueden no cumplir con sus requisitos por temor a perder su base de clientes y no enfrentar ninguna amenaza real por parte de las autoridades fiscales extranjeras”, alertan desde Eutax.
La segunda causa citada por la institución es que no todos los activos están cubiertos por el intercambio automático de información bancaria. “Investigaciones recientes destacan cómo algunas personas que solían ocultar activos financieros en bancos extraterritoriales han aprovechado estas lagunas, transfiriendo sus tenencias a activos no cubiertos, sobre todo bienes raíces”, afirman los investigadores de Eutax.
¿Daño colateral?
Más allá del debate sobre las contribuciones, algunos expertos opinan que incrementar la carga fiscal en regiones como Europa no aumentará la recaudación, sino que movilizará a los milmillonarios aún más hacia otros territorios, perjudicando las economías. “Las grandes fortunas generan consumo y además inversión. Si se les impone una mayor presión fiscal, se crea una mala reputación y que las mismas se vayan”, argumenta José María Sevilla, doctor en Economía y profesor de la Universidad Nebrija.
Sevilla enfatiza que las medidas que se aplican de forma exclusiva a las grandes fortunas fomentan que estas cambien sus residencias a donde el gravamen sea menor. “Si tienes rentas altas, puedes gravar su actividad económica. Pero si además gravas lo que tienen, se van a ir a otro país”, indica el economista. En este contexto, añade que, en su opinión, una iniciativa para poder imponer un impuesto mínimo a las grandes fortunas a nivel global no es realista. “Poner a todos los países de acuerdo es poco probable. Siempre va a haber Estados en contra”, advierte el economista.
Un vistazo al movimiento de los individuos con grandes patrimonios parece confirmar este patrón. Desde la firma londinense Henley & Partners, destacan que los cinco principales destinos para los multimillonarios en 2023 son Australia, Emiratos Árabes Unidos, Singapur, Estados Unidos y Suiza. Según los expertos de la firma, todos estos países, además de tener un alto nivel de vida, favorecen de una u otra manera a los tenedores de grandes fortunas. Por ejemplo, las altas tasas impositivas a la renta y a las empresas de Australia se compensan con su inexistente impuesto de patrimonio. De manera similar, los analistas de la firma indican que Emiratos Árabes y Singapur son conocidos por sus condiciones favorables hacia la inversión y sus bajos impuestos.
En contraste, la firma inglesa señala que el Reino Unido se está volviendo menos atractivo. “Los impuestos sobre las ganancias de capital y los impuestos sobre el patrimonio se encuentran entre los más altos del mundo, lo que disuade a las personas ricas de vivir allí, especialmente a los jubilados con altos patrimonios”. Este factor, junto a la importancia cada vez menor de la Bolsa de valores de Londres en el escenario global, el deterioro de la salud pública y de la seguridad, y las complicaciones del Brexit, estarían espantando a los megarricos, según los expertos.
En esta línea, Sevilla subraya la alta renta per cápita y el desarrollo que han generado países como Mónaco o Singapur, atrayendo a las grandes fortunas y tomando como base el liberalismo económico. Igualmente, el economista hace hincapié en que las subidas de impuestos rara vez han favorecido el desarrollo del tejido empresarial y que, por el contrario, espantan a los grandes capitales. “Irlanda pasó de estar a punto de quebrar en 2008 a tener uno de los PIB per cápita más altos del mundo. Y no lo hizo subiendo los impuestos a los grandes patrimonios, sino bajando los impuestos a las empresas”, asegura el profesor.
En esta coyuntura, los que apoyan el gravamen global a las grandes fortunas reconocen que se tienen que aplicar medidas para reducir el margen de maniobra de los multimillonarios, como una legislación europea unificada. “Es probable que las disparidades nacionales en la fiscalidad de los ultrarricos alimenten una mayor competencia fiscal dentro de la Unión Europea y creen distorsiones en el mercado interior. Es, por tanto, necesario adoptar planteamientos estratégicos comunes y emprender acciones coordinadas para maximizar el impacto positivo de la fiscalidad sobre los ultrarricos”, apuntan desde Tax the Rich EU.
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