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La patronal de la construcción CNC se planta ante Transportes con el rechazo a cualquier sistema de contratación a precio

El colectivo califica al actual modelo de concurso basado en la puntuación técnica y económica como solución “óptima” contra las irregularidades

El Ministerio de Transportes busca un sistema lo más aséptico posible para contratar la obra pública cerrando vías de entrada a la corrupción y, de paso, garantizando la eficiencia de los fondos públicos. El departamento que lidera Óscar Puente analiza la implantación en Adif o en Carreteras de pliegos de contratación similares a los que imperan en Aena, donde se subastan los contratos en busca del presupuesto más ventajoso una vez que las contratistas han pasado el corte de solvencia técnica. Quedaría fuera cualquier consideración subjetivas de una mesa de contratación. Pero la sola mención de las adjudicaciones a precio levanta ampollas en el sector constructor.

La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) ha advertido que tener en cuenta únicamente el factor económico amenaza la eficiencia y la calidad de las infraestructuras. El presidente de la patronal, Pedro Fernández Alén, dice abogar por una reforma del sistema de contratación para no malgastar los fondos europeos, pero también defiende como “óptimo” el actual sistema de puntuación, en el que ponderan las capacidades técnicas y la oferta económica. Es decir, respalda el concurso de obra pública en su formato actual, concediendo la posibilidad de retoques, frente a la subasta.

Además de una mayor calidad en la ejecución de los proyectos, la CNC cree que el concurso garantiza la transparencia y la competencia entre constructoras. El alegato desde el frente de las constructoras intenta frenar “la posible reforma de los pliegos de contratación de obras y servicios públicos para reducir el peso de los criterios subjetivos frente a los objetivos mediante fórmulas para fomentar procedimientos automáticos que ahuyenten prácticas ilícitas en la adjudicación de proyectos”, se explica desde la patronal.

El actual modo de contratación con cargo a presupuestos públicos ya supone una barrera contra la corrupción, a juicio de la CNC, al valorar globalmente las ofertas, “pero que se debe aplicar rigurosamente en todas sus fases”. El presidente Fernández Alén apuesta por la justificación técnica de cada aspecto de una oferta y la existencia de una memoria que fundamente la puntuación de una mesa de adjudicación. Se trata de un seguimiento que, a su juicio, no puede acompañar al modelo de la subasta, donde “se pueden concertar más fácilmente las ofertas”. También se teme la instauración de ofertas temerarias o inviables que se convertirían en ganadoras.

Pese al histórico de casos de corrupción que se han dado en el entorno de la obra pública, detectados por distintos cuerpos policiales, o los que han atentado contra la competencia y que han sido sancionados por la CNMC, la Confederación Nacional de la Construcción sostiene que el concurso dificulta las prácticas colusorias y deja un rastro documental claro y fiscalizable, lo que pone límites a la arbitrariedad y refuerza la rendición de cuentas.

“Lo que parecería un ahorro inicial podría convertirse en un gasto mayor y en un servicio más deficiente”, advierte la patronal en contra de la subasta. A renglón seguido, la CNC concede que se podría buscar una mayor objetivación de los criterios de adjudicación de los concursos tradicionales o incluir parámetros que puntuaran en las ofertas, como los descuentos sobre tarifas oficiales o ajustes en la revisión de precios y en los plazos de ejecución.

El concurso, recuerda el sector constructor, valora de forma conjunta criterios técnicos, medioambientales, sociales e innovadores, además del precio, lo que “asegura que los contratos recaigan en la oferta más beneficiosa y en empresas con mayor solvencia”.

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