Barceló anticipa un cambio de ciclo en el turismo, pero con precios todavía al alza
La hotelera prevé invertir un mínimo de 400 millones de euros en compras y reformas y espera superar los 300 millones de beneficio de 2024
Barceló, la segunda hotelera española por número de habitaciones, anticipa un cambio de ciclo en el sector turístico tras dos años de récord que llevó a la compañía a cerrar 2024 en máximos históricos de ingresos (3.200 millones de euros), de resultado bruto de explotación (500 millones) y de beneficio neto (300 millones). “Mi impresión es que el ciclo empieza a declinar. No va a ser una caída brusca, pero sí una desaceleración en la demanda. Ya ha habido geografías en las que los niveles de ocupación han sido inferiores”, ha recalcado Raúl González, consejero delegado de la división hotelera de Barceló en Europa, Oriente Medio y África, en un encuentro con medios de comunicación para valorar los resultados de la temporada de verano.
Pese a ese mal augurio, González destacó que esa ralentización de la ocupación no se verá acompañada de una bajada de precios, tal y como ha sucedido la pasada temporada alta. “En verano, la ocupación ha tenido una mejora contenida y en algunos destinos, como Baleares o Andalucía, han estado más débiles que en el año anterior e incluso que antes de la pandemia. Pese a ello, el ingreso por habitación disponible [el principal indicador de rentabilidad de la industria hotelera] ha crecido entre un 6% y un 7%, exclusivamente vinculado al incremento de precios”, destacó.
Una tendencia que se repetirá el año que viene en función de la evolución de reservas para los próximos trimestres. “Hoy no visualizo bajadas de tarifa. El año que viene seguirán subiendo, ya que sigue habiendo una brecha con otros mercados como Francia o Italia, con precios mucho más altos. Para mercados con alto poder adquisitivo como EE UU, los hoteles de España siguen siendo un chollo”, indicó.
La compañía también augura una ralentización en el crecimiento de la cuenta de resultados, con un aumento “de dígito simple” para los ingresos, el resultado de explotación (ebitda) y el beneficio neto, y espera mantener la velocidad de crucero de los dos últimos años en la expansión de la cartera: “Invertiremos como mínimo 400 millones de euros en compras y adquisiciones y nos hemos marcado como objetivo alcanzar las 20 aperturas”.
El directivo dejó la puerta abierta a que esa cifra inicial de 400 millones se vea incrementada si surge alguna oportunidad para hacerse con una cartera hotelera, como la última adquirida recientemente por Hotusa (nueve hoteles de la cadena Silken por 250 millones de euros).
En cuanto a destinos, González destacó que la compañía se ha marcado como principal objetivo crecer en aquellos países donde ya tenía presencia para generar masa crítica: “Todo ello se verá acompañado con la firma de activos que puedan ser considerados oportunidades de mercado, como los dos cerrados este año: nuestro primer hotel en París y un hotel en Roma que queremos convertir en la referencia del turismo de congreso y eventos”. En cualquier caso apuntó como prioridades Italia, “es un país que te da para 30 o 40 hoteles” y Portugal, “donde solo tenemos 3 hoteles en el Algarve”. También avanzó que tienen firmado un nuevo activo en España, pero que están pendiente de recibir el visto bueno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para acreditar que no tienen posición de abuso de dominio.
El máximo directivo de la división hotelera vaticinó que ese cambio de ciclo en el turismo masivo puede provocar “una cierta moderación en el sector inversor y que los precios de compraventa sean más racionales y menos emocionales, lo que nos permitiría ser más activos en algunos mercados, donde ahora mismo nos cuesta entrar”.
Lo que sí quiso dejar claro en su intervención es que la industria hotelera está exenta de culpa de los efectos negativos del turismo masivo, como la turismofobia o la subida del precio de la vivienda, y para ello tiró de estadística para justificar su tesis: “El número de plazas hoteleras en España entre 2005 y 2025 creció un 29%, poco más del 1% anual, por lo que el crecimiento masivo no ha estado ahí”. González puso como ejemplo Asturias, uno de los destinos que más ha crecido desde la salida de la pandemia. “Tiene las mismas plazas hoteleras que en 2005”, subrayó.