La fiebre por las academias de idiomas tensiona el mercado español
La creciente demanda de habilidades lingüísticas dispara el rendimiento de las plataformas digitales, pero desata una intensa competencia entre los 4.000 centros privados de aprendizaje en España
¿Quién no ha sentido que “le falta inglés”? Esa brecha personal se ha transformado desde hace décadas en una oportunidad de negocio para miles de centros de enseñanza, pero ahora se amplía el foco a las aplicaciones móviles o plataformas globales que capitalizan la demanda de competencia lingüística impulsada por una creciente presión del mercado laboral, con ofertas cada vez más sofisticadas. A nivel mundial, Duolingo se ha convertido en la aplicación educativa más descargada en 2024 con más 115 millones de usuarios activos, tras aumentar un 50% su número de clientes el año pasado, mientras que el auge de negocios de enseñanza en España se refleja en la amplia oferta educativa y la feroz competencia entre los 4.000 centros privados y academias, contabilizados por la Federación Española de Centros de Enseñanza de Idiomas (FECEI).
El mercado global de enseñanza del inglés (ETD) alcanzó 84.000 millones de dólares de ingresos en 2024 y se espera que supere los 115.000 millones en 2029, con un crecimiento anual del 6,5%, según The Business Research Company, una empresa especializada en la investigación de mercado. Este auge se refleja en el rendimiento de plataformas como Duolingo, que cotiza en el Nasdaq desde 2021 y ha visto su valor de mercado aumentar un 70% el último año. La empresa fundada en 2011 por el informático guatemalteco Luis Von Ahn supera en ingresos a la mayoría de startups tecnológicas y aplicaciones educativas, ya que aumentó sus ingresos un 40% entre 2023 y 2024 hasta llegar a los 750 millones de dólares el año pasado.
Asimismo, la empresa alemana Babbel, un modelo similar al de Duolingo, ha registrado un crecimiento del 20% en sus ingresos y suma 25 millones de suscriptores premium, de los cuales más de 10 millones se han unido desde 2020. Contactada por Cinco Días, una de las portavoces de la aplicación, Julie Krauniski, explica que este impulso se debe al auge del español, que ha crecido un 146% interanual a nivel global entre los clientes de Babbel. El 25% de los usuarios utilizan la plataforma para aprender español, una cifra que llega a los 70% para los usuarios del mercado estadounidense, aunque no tanto por motivos académicos o profesionales, como ocurre con el inglés, sino para “conectar con sus raíces” o “con otras personas”.
En España, donde la compañía asegura que el 54% de los clientes aprende inglés, el perfil del estudiante típico es el de “un profesional urbano que busca habilidades lingüísticas prácticas para avanzar en su carrera”, destaca Kraunisky. De hecho, el inglés fue uno de los tres contenidos más populares en la plataforma LinkedIn en 2024 y el aprendizaje de idiomas se ha convertido en la competencia más desarrollada por quienes aspiran a mejores oportunidades laborales, incluso por encima de las habilidades digitales, según la red profesional. LinkedIn precisa que el 42% de las ofertas de trabajo en España incluían “inglés” en agosto de 2024 y que las mujeres representan el 70% de los aspirantes a estos empleos.
Sin embargo, el auge de la enseñanza de idiomas se refleja principalmente en la proliferación de centros privados. Según la FECEI, el organismo que tiene actualmente los datos más completos sobre el asunto, hay unas 1.000 academias en Andalucía, casi 500 en Cataluña y más de 350 en Madrid y Valencia, sin contar el trabajo de autónomos privados ni las clases impartidas en domicilios particulares.
Saturación del mercado español
La presión del mercado laboral por aprender inglés está desatando una competencia intensa entre las academias en España. Isabel Tomé (Madrid, 64 años), que fundó en 1987 la Academia Andaluza de Idiomas, el primer centro privado de aprendizaje de idiomas de Conil de la Frontera (Cádiz) recuerda: “Hace 30 años, no había ningún negocio. Empecé a dar clases en mi casa y tuve a más de 20 personas estudiando en mi salón, entonces me arriesgué a independizarme y abrir esta academia”. Al principio, los alumnos de esta profesora trilingüe eran camareros, estudiantes o familias que inscribían a sus niños desde edades tempranas: “Fuimos rellenando el hueco del sistema educativo, cuando todavía había más de 40 alumnos por clase en Andalucía y la enseñanza del inglés no era óptima en las escuelas”.
El auge en la demanda para aprender este idioma, impulsado por la globalización y la Declaración de Bolonia —que desde 1999 exige al menos un nivel B1 a los universitarios europeos— favoreció al negocio de Tomé: “Hasta 2007 vivimos años de crecimiento intenso y constante, pero luego aparecieron nuevos centros que empezaron a captar clientes”. Hoy en día, el municipio de 22.000 habitantes cuenta con ocho academias, lo que ha aumentado la competencia: “Dos de nuestras maestras abrieron sus propios centros y ahora sobrevivimos con solo cuatro profesores, cuando hace seis años éramos siete. La demanda se reparte entre muchas escuelas”, explica. Esa competencia empieza a notarse: “Estamos muy limitados en ganancias y no podemos subir precios, porque aquí no hay mucha industria ni mucha nómina”. Las clases cuestan entre 45 y 95 euros al mes, según si se eligen dos o tres horas semanales. “Eso es el precio que se paga en Madrid para una semana de cursos”, bromea Tomé.
No todos los centros enfrentan la misma presión. La empresa Number 16, fundada en 2009 en Zaragoza, ha triplicado su alumnado en una década hasta los 6.500 estudiantes. Aunque el Covid frenó su crecimiento y aún les cuesta “recuperar las cifras de antes”, han logrado abrir ocho academias y consolidarse en las cinco principales ciudades del país, con un repunte en Madrid y Barcelona, donde inauguraron su último centro en 2020. “Hay mucha competencia —desde plataformas online hasta la Inteligencia Artificial, que está pisando fuerte ahora—, pero tenemos nuestro toque y es lo que nos hace diferentes porque somos capaces de adaptarnos a todo tipo de público”, señala un portavoz de la empresa.
Apostar por lo distinto
En este entorno competitivo, la diferenciación es clave. Brian Allen (58 años, Shanklin, Reino Unido), fundador de la agencia Inglés Ya, confiesa que la clave de su éxito fue apostar por un nicho: cursos en el extranjero para mayores de 40 años, que ya representan el 80% de su alumnado. Empezó en 2018 con 80 alumnos y ahora tiene más de 250: “Son más activos que los jóvenes porque están aquí por voluntad propia. Algunos se inscriben porque buscan nuevas oportunidades laborales”, comenta. Según Allen, los ingresos de la agencia se han triplicado durante los últimos 7 años, aunque no revela cifras.
Uno de los alumnos más veteranos de Inglés Ya es Xavier Riba (76 años, Barcelona), quien, aunque se jubiló a los 70, sigue activo en el consejo de administración de una empresa del sector papelero en Barcelona: “Para nosotros, que vendemos bobinas en Francia, Portugal y Reino Unido, el inglés es esencial”, asegura. El profesional invierte de promedio entre 3.000 y 4.000 euros cada año para mejorar su nivel en este idioma, entre clases y viajes. Aunque admite que lo hace también por interés personal, explica que este aprendizaje es clave para adaptarse a las transformaciones del mundo laboral: “El día que tu empresa acabe absorbida por una multinacional, saber inglés será imprescindible”, afirma.