Philip Morris pone en duda inversiones en nuevas alternativas al cigarrillo en España a la espera de su legislación
El gigante tabaquero pone en cuarentena lanzamientos como las bolsas de nicotina, que van a ser reguladas por el Ministerio de Sanidad
Philip Morris, el gigante tabaquero propietario de Marlboro o Iqos, ha paralizado el lanzamiento en España de productos alternativos al cigarrillo tradicional, y con ello las inversiones asociadas, a la espera del real decreto que impulsa el Ministerio de Sanidad y que abordará la regulación, entre otros puntos, de las bolsas de nicotina, uno de los puntos en los que la multinacional ha invertido de forma notable para generar ingresos alternativos al pitillo.
“Hasta que el marco regulatorio no sea aclarado, no se puede pensar en poner inversiones y lanzar productos que después puedan tener una muerte segura”, explica en entrevista con este periódico Marco Hannappel, vicepresidente para el suroeste de Europa de Philip Morris, lo que incluye la supervisión de dos mercados clave como el italiano y el español.
El ejecutivo reconoce el interés por lanzar en este último las bolsas de nicotina de ZYN, marca que controla desde 2022 tras adquirir la empresa sueca Swedish Match por unos 15.000 millones de euros. “Dar todas las alternativas que tenemos en nuestro porfolio, en este caso a los consumidores españoles, es la forma con la que vemos el futuro sin humo. Pero ahora mismo no está sobre la mesa con la discusión regulatoria en curso”, explica Hannappel. El grupo, que recientemente obtuvo la luz verde de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU (FDA, por sus siglas en inglés) para comercializar sus bolsas de nicotina en EE UU, sí prepara el lanzamiento de las mismas en algunos mercados europeos, como el italiano, tras hacerlo el año pasado en Grecia o República Checa.
Sanidad cerró en diciembre el plazo de audiencia pública para la recepción de propuestas de cara a la reforma del Real Decreto 579/2017, con la que quiere regular por primera vez este producto. El año pasado ya adaptó el mismo para equiparar la legislación del tabaco calentado al cigarrillo tradicional, prohibiendo aromatizantes y obligando a la inclusión de los mensajes de advertencia sobre su consumo en las cajetillas, fruto de una directiva europea.
Precisamente, la equiparación entre el cigarrillo tradicional y sus alternativas es otro punto en el que pone el foco Philip Morris. “No se puede pensar que todo es igual y que todo tiene la misma receta. En Bélgica no existe el tabaco calentado porque lo equipara a un cigarrillo de Marlboro. El desarrollo de estos productos dependen de un marco regulatorio y fiscal que te lo permita, como han hecho Japón, Grecia, Italia o Portugal. ¿A dónde quiere ir España?”, se pregunta Hannappel.
A cierre de 2024, Philip Morris incrementó en un 18,7% las ventas de unidades de tabaco calentado en España, según la información financiera publicada a principios de este mes. Las de cigarrillos disminuyeron un 3%, pero su volumen sigue multiplicando por casi 10 a las primeras. Mientras en Roma la cuota del tabaco calentado de Philip Morris alcanza el 30% del mercado, en Madrid es del 9%. “En los dos últimos años hemos visto un gran desarrollo en España. Y yo creo que va a seguir haciéndolo. Estoy convencido de que su Consejo de Ministros pensará con un enfoque de conjunto”, añade el ejecutivo.
Grecia o Italia suelen ser casos a los que alude Philip Morris como países que no obstaculizan las alternativas a los cigarrillos de combustión. En Italia el modelo de distribución y venta del tabaco es similar al español, a través del estanco y con restricciones a su publicidad, pero su legislación no los equipara de forma explícita. El plan antitabaco que Sanidad aprobó el año pasado dice del tabaco calentado que su objetivo es “intentar hacer un lavado de cara del consumo de nicotina debido a la mayor concienciación por parte de la población sobre los riesgos del tabaco tradicional”.
Donde no existe esa equiparación es a nivel fiscal. Desde la actualización que entró en vigor el 1 de enero, el tabaco calentado paga un impuesto especial del 34%, frente al 28,4% vigente hasta entonces, al ser considerado dentro de “otras labores del tabaco”. Esto también le permite no estar afectado por el nuevo impuesto que entrará en vigor el 1 de abril, y que gravará los líquidos para cigarrillos electrónicos. El cigarrillo tradicional soporta un gravamen especial del 49,5%, aún muy por encima del tabaco calentado.
Philip Morris ha fijado ante el mercado el objetivo de que el 66% de sus ventas en 2030 procedan de productos alternativos al cigarrillo. A cierre de 2024 ese porcentaje fue del 40%. En Europa, según Hannappel, el mismo fue superior, y cree que “será la primera geografía del mundo en llegar a ese objetivo de 2030″, aunque vuelve a insistir en las diferencias regulatorias: “La diferencia entre los 27 países comunitarios son monstruosas”.
Philip Morris anunció en 2015 su giro estratégico para dejar depender del cigarrillo. En 2016 abrió su fábrica en Crespellano (Bolonia), que fabrica los recambios de tabaco calentado de la marca Terea para 50 países, incluida toda Europa y Japón, y en la que ha invertido 1.300 millones de euros desde su puesta en marcha.