Las cementeras trasladan una situación de emergencia industrial entre costes eléctricos y de la descarbonización

El consumo de cemento crece un 3% en 2024 y se prevé una nueva subida del 5% para este 2025, aún lejos de un objetivo de demanda local de 20 millones de toneladas que Oficemen ve acorde con el tamaño del país

El presidente de Oficemen, Alan Svaiter, junto al director general de la patronal cementera, Aniceto Zaragoza, durante la rueda de prensa celebrada esta mañana en Madrid.Cedida por Oficemen

La preocupación del sector cementero español por la situación de la industria sube en intensidad conforme pasan los años sin que se cierre la brecha de competitividad con países productores del entorno, especialmente del norte de África, y se aproximan los grandes hitos comprometidos para la descarbonización. Están fallando las exportaciones y el mercado local está lejos de estabilizarse en el entorno de los 20 millones de toneladas de demanda anual, volumen que la patronal Oficemen ve acorde con el tamaño de España y que se alcanzaba en 2011.

Entre los datos negativos ofrecidos esta mañana por la centenaria patronal en rueda de prensa está el de la caída del 8,3% en las ventas de cemento al exterior, hasta los 4,8 millones de toneladas (las exportaciones sumaban 9,8 millones de toneladas en 2016), al tiempo que las importaciones se disparan un 37% y alcanzan los 1,3 millones de toneladas en 2024 (300.000 en 2016). El presidente de Oficemen, Alan Svaiter, ha explicado que las cementeras españolas tienen capacidad excedente para atender una mayor demanda, pero se está optando por la importación ante el diferencial de precios que viene de una mano de obra, electricidad y carga por emisiones de CO2 que componen precios de producción más bajos en países competidores.

La industria electrointensiva española, ha puesto de manifiesto Oficemen, paga el megavatio por hora de luz un 66% más caro que en Francia y un 44% por encima del precio de Alemania. El coste del derecho de CO2, por su parte, ha bajado un 21% en 2024, pero se mantiene un 18% más caro que en 2021 y hasta un 63% más que en 2019 y 2020. “El déficit de competitividad lastra las exportaciones”, concluye el presidente Svaiter.

El sector cementero confía en que parte del diferencial de los costes de producción y su impacto en el producto final, respecto al cemento que llega principalmente del Norte de Africa, se acorte a través del mecanismo de ajuste en frontera por carbono, por el que se establecen obligaciones financieras a la importación en 2026 y sobre el que piden “una vigilancia eficaz”. Sin embargo, los productores de cemento con actividad en España advierten sobre la aceleración de la UE sobre el pago de los derechos de CO2 y añaden que “todas las exportaciones de fábricas europeas están en riesgo real de desaparición al no poderse realizar sin asignaciones gratuitas, aunque sean parciales; situación que puede generalizarse al extender el CBAM (mecanismo de juste en frontera por carbono, por sus siglas en inglés) a nuevos sectores”. Esto es que las exportaciones europeas de cemento puedan rivalizar con las de países del entorno con menor o nula presión por las emisiones de carbono.

El otro desafío, cada vez más cercano, es el de la descarbonización de la actividad. En los hornos cementeros se ha impuesto un recorte del 44% en las emisiones de CO2 por tonelada producida para 2030; la reducción debe alcanzar el 83% en 2040, y se espera un resultado negativo en emisiones netas para 2050. Todo ello depende, en buena parte, de la activación de ayudas y financiación para proyectos de captura, almacenamiento, transporte y uso de las emisiones de carbono. Desde Oficemen se estima en una horquilla de 300 a 500 millones de euros la inversión necesaria en cada planta cementera para implementar este tipo de tecnologías de captura, almacenamiento y transporte: “La inversión es brutal, por lo que la industria precisa apoyo y que este sea un proyecto de país”, ha reclamado Alan Svaiter.

Entre las fórmulas de ayuda, ha sugerido el director general de Oficemen, Aniceto Zaragoza, están la implantación de la compra de cemento bajo en carbono en la obra pública y el recurso a los contratos por diferencias para el CO2.

Demanda al alza

El consumo doméstico en 2024 de este material básico para la construcción ha sido de 14,9 millones de toneladas, con una mejora del 2,9%. La buena noticia para el sector es que se rompe la dinámica de decrecimiento de los dos ejercicios anteriores. Y para este 2025, Oficemen prevé un incremento de los pedidos domésticos de cemento del 5%, hasta los 15,6 millones de toneladas, un nivel que no se supera en los últimos años. La producción del polvo gris se ha mantenido estable el pasado ejercicio en un volumen de 17,95 millones de toneladas.

En este contexto de muy lenta reactivación en el consumo de cemento, que es indicador adelantado del estado de la economía, el sector ve prioritario el desarrollo de una oferta de vivienda mantenida en el tiempo y adaptada a las necesidades de la población española. Donde son necesarias al menos 600.000 viviendas, según ha indicado Aniceto Zaragoza, este año no se espera el inicio de más de 130.000 unidades. Esto supone, en todo caso, un aumento del 4% respecto a 2024 y marcaría un máximo de los últimos 15 años. Un estudio realizado por Funcas apunta que sería necesario levantar 200.000 viviendas nuevas al año durante una década para que el mercado se estabilice y cubra la demanda real, poniendo coto a la actual escalada de precios.

La asociación de cementeras también ha reclamado el referido uso más intensivo de cemento bajo en carbono por parte de la obra pública, para lo que es necesario incluir esta demanda en los pliegos de licitación, entre los criterios objetivos de adjudicación.

Además del repunte en la construcción de viviendas, el alza del 5% presupuestado en la demanda de cemento para 2025 tiene en cuenta una subida del 7,5% en los metros cuadrados en proyectos de edificación no residencial, hasta los 6,1 millones de metros cuadrados visados, y un aumento del 13% en la inversión en obra pública, llegándose a los 12.000 millones de euros este ejercicio.


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