González-Bueno afronta una profunda reestructuración en el comité de dirección del Sabadell en plena opa del BBVA

La marcha del director financiero y del director de operaciones, a TSB, provocan movimientos que afectan a la mitad de este organismo

El consejero delegado de Banco Sabadell, César González-Bueno.Eduardo Parra (Europa Press)

El Banco Sabadell afronta, en plena opa del BBVA, una profunda reestructuración de su comité de dirección. Con la salida del director financiero, Leopoldo Alvear, y el responsable de Operaciones y Tecnología, Marc Armengol, rumbo a la filial británica TSB, así como el cambio de funciones de otros ejecutivos, el consejero delegado del banco, César González-Bueno, ha remodelado en profundidad en los últimos meses este órgano, que rediseñó completamente cuando entró en el banco en 2020, y junto al que ha conseguido reflotar la entidad.

La primera piedra de toque de estos cambios fue la salida del director financiero, Leopoldo Alvear, que fichó por Société Générale. La noticia fue acogida con sorpresa por el mercado pues este papel resulta clave en una opa hostil como la que el banco sufre por el BBVA. Pende de su responsabilidad toda la relación con inversores y son, por tanto, los encargados de convencer al mercado de la conveniencia de no acudir a la oferta y de que el banco catalán, en solitario, vale más que unido al vasco. Para su sustitución eligió promocionar a una cara de la casa, Sergio Palavecino. Con una trayectoria en la entidad desde 2001, hasta ahora fue director general adjunto de Gestión Financiera y Operaciones Corporativas.

Un mes después, el banco acometió otro cambio. Se produjo por la jubilación del hasta ese momento consejero delegado de su filial británica, TSB. Por la jubilación de su hasta ese momento responsable de esta firma, Robin Bullroch, decidió mandar a Reino Unido a Marc Armengol, hasta ahora responsable de Operaciones y Tecnología. Este cambio ha promovido un movimiento más profundo en la estructura del comité de dirección. Supone elevar un perfil emergente en el grupo, el de Elena Carrera, que fue nombrada en 2017 como directora de Organización Global y Proyectos Corporativos y posteriormente pasó a ser directora de Eficiencia y Proyectos Corporativos, donde se pilotó el último ERE del banco. Finalmente, desde 2022 es responsable de sostenibilidad y eficiencia, un área de nueva creación que hasta entonces pilotaba Ana Ribalta.

Con el paso de Carrera a Operaciones, la dirección general que ostentaba se segrega. La parte de Sostenibilidad se integra en Personas (RR HH), que pilota Sonia Quibus. El área de Eficiencia, por su parte, pasa bajo el mandato de Marc Prat, director general de Estrategia. Entre cambios de caras y cambios de funciones, el banco reestructura la mitad de las direcciones generales que integran el comité de dirección. El movimiento ya se ha comunicado al mercado y está a la espera del plácet del Banco Central Europeo (BCE) para su ejecución.

Esta es la segunda gran reestructuración del primer órgano de mando del banco desde que llegó González-Bueno y diseñó su propia dirección. Para esta cúpula González-Bueno combinó tanto fichajes externos —como el del propio Alvear, que llegó procedente de Bankia justo después de la fusión con CaixaBank— con promociones internas, como las de Carlos Ventura, Marc Armengol o Miguel Montes, así como algunos perfiles se mantuvieron en sus cargos. Su misión entonces fue simplificar la estructura del banco

En 2022, justo dos años después de la llegada de González-Bueno, el banco vivió la primera gran remodelación. Montes se jubiló y Jorge Rodríguez, que el banco había fichado procedente de ING, asumió la dirección general de Banca de Particulares. De la entidad neerlandesa, donde González-Bueno fue consejero delegado para España, llegó Cristóbal Paredes como responsable de banca corporativa. Carrera se hizo con el mando de Sostenibilidad; Quibus, con Recursos Humanos, y Carlos Paz, al frente de riesgos. Todo ello supone que, de los 10 miembros del comité de dirección que diseñó González-Bueno al llegar al banco en 2021, ya ha incorporado seis nuevos miembros, así como ha cambiado de funciones a cuatro, más allá de movimientos más puntuales. Se mantienen Gonzalo Barettino como secretario general y David Vegara como responsable de Regulación y Control de Riesgos desde el diseño del 2021, así como Ventura al frente de su potente negocio de empresas.

En la rama internacional, en TSB el banco ya había cambiado de caras desde 2021. Reemplazó a Debbie Crosby por Robin Bullroch en 2022. Y en 2023 reemplazó a Francisco Lira por Albert Figueras en su banco en México.

Lo relevante de estos últimos movimientos es que se producen justo en plena opa del BBVA, que el banco vasco lanzó en primavera, tras rechazar el Sabadell por segunda vez una oferta de fusión. El banco vasco, por su parte, también acometió su propia reestructuración durante el verano. El BBVA decidió entonces reorganizar la cúpula al crear dos nuevas áreas de negocio orientadas al cliente minorista y a la banca de empresas. Además, la entidad ha creado un segmento de banca digital y ha nombrado nuevos responsables en la primera línea de dirección de la entidad, en las áreas de Engineering, Talent&Culture y Comunicaciones.

Parece complicado que, de salir adelante la unión con el BBVA, esta cúpula renovada del Banco Sabadell encuentre acomodo en la sede corporativa del banco vasco en Madrid, el edificio conocido como La Vela. En un principio, cuando la opa era una oferta de fusión amistosa, el BBVA ofrecía incorporar tres consejeros del Sabadell, uno de ellos vicepresidente, en un puesto en principio reservado para el presidente del Sabadell, Josep Oliu. Con respecto al resto de líneas directivas, el BBVA prometió aunar a las de ambos bancos, con la creación de un comité de integración que se dedicaría a unir las sensibilidades de ambas entidades, pero sin hacer una propuesta concreta en este sentido.

La propuesta era idéntica a la de la también malograda oferta de fusión en 2020 y ya en ese momento fue uno de los principales puntos de fricción entre ambos bancos, si bien en esta ocasión la defensa del Sabadell ha estado en una oferta de fusión (una acción del BBVA por cada 4,83 del Sabadell, que tras el reparto del dividendo ha mutado a un título y el pago del dividendo en efectivo de 0,29 euros por cada 5,02 del Sabadell) que considera insuficiente, así como cuestiones en competencia o el rechazo del Gobierno. Tras el rechazo de la oferta de fusión y el lanzamiento de la opa hostil, el reparto de poder está en entredicho. El propio González-Bueno afirmó en una entrevista con este periódico que “no se veía” como banquero trabajando en el BBVA.

El mercado especula con que, en el tiempo que resta para la resolución de la opa, el BBVA pueda mejorar la oferta. Este caso allanaría un posible entente cordiale con el Sabadell y permitiría que el consejo de administración de este banco cambiase su opinión sobre la opa y abriese paso a guiños al gobierno corporativo. Por el momento, todo depende aún del papel de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que ha pasado el análisis de la transacción a una segunda fase. El BBVA ya ha firmado que retirarán la opa si las condiciones que impone esta institución —que deben ser avaladas por el Gobierno— afectan a la creación de valor de la oferta.



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