El Gobierno autoriza la toma del 20% de Naturgy por BlackRock
El gigante estadounidense de las finanzas entra en la gasista al adquirir la gestora de fondos alternativos GIP
BlackRock será finalmente un nuevo accionista de referencia en Naturgy. El Consejo de Ministros ha autorizado este martes al mayor fondo de inversión del planeta a tomar el 20% de la gasista, según indican fuentes del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. BlackRock entra en la compañía por vía indirecta, tras haber acordado la adquisición de la gestora de activos alternativos GIP en enero de este año, presente en el capital desde 2016. Mientras, la compañía sigue buscando una salida a los fondos, como GIP y CVC, que buscaban la venta en los últimos tiempos.
Tras el fracaso de la opa de la energética emiratí Taqa a Naturgy, antes de verano, el capital de la gasista vuelve a sufrir un cambio de calado. Se trata de la irrupción definitiva de BlackRock en el capital, tras la adquisición de GIP, dueño del 20%. Este fondo entró en Naturgy en 2016, cuando adquirió una parte de las acciones de Repsol y Criteria en la compañía. De la mano de CVC, que atesora otro 20%, ha explorado incesantemente en los últimos tiempos su salida del capital, pero sin éxito.
La adquisición de GIP por BlackRock daba cierta autonomía al equipo de la gestora, que se convertiría en la rama de inversiones en infraestructuras del fondo estadounidense. Sobre el papel, esto blindaba de alguna forma la autonomía de GIP con respecto a sus participadas, como Naturgy. Sin embargo, el rol que suele tomar BlackRock en sus inversiones es bien diferente: busca permanecer largos periodos de tiempo, de una forma menos activa en la gestión, pero con participaciones sensiblemente inferiores. Todo ello apunta a que el nuevo accionista de Naturgy tendrá menos prisas en salir del capital y que, previsiblemente, dejará solo a CVC en su presión vendedora.
“El Consejo de Ministros ha autorizado la solicitud de Blackrock para adquirir la gestora de fondos GIP. Esta adquisición mantiene las garantías sobre empresas que son estratégicas, como Naturgy. Siempre hemos mantenido que nuestra regulación guarda un equilibrio que permite realizar este tipo de operaciones, atrayendo con ello inversiones y salvaguardando los intereses estratégicos de nuestro país”, apuntan fuentes del Ministerio que capitanea Carlos Cuerpo.
Es la segunda vez en cuatro años que el Gobierno se pronuncia sobre el capital de Naturgy. En el verano de 2020, autorizó la opa parcial del fondo australiano IFM —dueño hoy del 15%—, pero con condiciones. Estos requisitos, que tenían un vigor de cinco años y expirarán en 2025, pasaban por apoyar las inversiones en renovables, rechazar propuestas de desinversión en España, velar por la contención en el dividendo, mantener la sede social y los negocios en España, no apoyar recortes de plantilla, no elevar la deuda, publicar informes financieros anuales y rechazar la exclusión de Bolsa.
Aunque desde el Gobierno no confirman si la autorización ha sido con condiciones es razonable pensar que la irrupción de BlackRock en Naturgy se vincule con requisitos similares a los impuestos a IFM. Esto puede moldear el incierto futuro del capital de la sociedad, que cuenta apenas con un 13% del capital cotizando en Bolsa. Esto estrangula la cotización de la empresa, lo que ha llevado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a instar a la compañía a buscar fórmulas para elevar su capital flotante. Entre estas soluciones emerge una posible opa de exclusión, que dé salida a los fondos que quieran vender y retire a la empresa de Bolsa. Un movimiento que el Gobierno quiere taponar.
La última alternativa que ha contemplado la compañía ha sido una opa de la empresa emiratí Taqa, en alianza con el primer accionista de Naturgy, Criteria, que tiene el 26,7%. Sin embargo, y tras semanas de negociaciones, la firma árabe rompió las negociaciones con el holding de Isidro Fainé y los fondos y cejó en su idea de hacerse con la gasista. Antes de eso, la empresa lanzó el llamado Proyecto Géminis, un plan para dividir la compañía en dos: una con los negocios liberalizados y la otra con los regulados. La fórmula, que el mercado interpretaba como una vía para facilitar la salida de los fondos del capital, fue bloqueada por el Gobierno, lo que terminó por hacerla imposible.