El Ibex abre sus puertas a la IA para agilizar procesos, pero sin calibrar aún su impacto en las plantillas

La tecnología empieza a aterrizar en las mayores firmas del tejido productivo español, si bien su uso no está exento de riesgos y desafíos

Un panel del Ibex 35 en el Palacio de la Bolsa.Eduardo Parra (Europa Press)

Las grandes empresas de la economía española están buscando una manera de encajar la inteligencia artificial (IA) en sus operaciones. Y han empezado a dar los primeros pasos. El escepticismo con el que se dio la bienvenida a esta tecnología parece, poco a poco, haberse diluido. Cada vez más entidades aseguran que aplicar de manera correcta estos motores informáticos trae beneficios en términos de productividad y eficiencia. Por lo mismo, cada vez son más las compañías que han ido implementando la IA en sus diferentes formas. Un estudio de Randstad señalaba que el 46% de las empresas en España ya la usan para algún tipo de actividad. Y según la consultora Capgemini, la gran mayoría de organizaciones (el 97%) permite que sus empleados utilicen la IA generativa en los terminales. Sin embargo, son las firmas más grandes del parqué las que han tenido que pisar el acelerador para aprovechar su potencial, y en paralelo, afrontar nuevos riesgos y desafíos.

“Tuvimos que recibir apoyo de consultoras como McKinsey o Boston Group para saber cómo se está llevando a cabo la inserción de la IA en distintos departamentos”, recuerda Sebastián Bamonde, director global de Oferta y operaciones en Minsait, la unidad de negocio de Indra dedicada a las soluciones de tecnología. Al igual que otras compañías, el aterrizaje de la inteligencia artificial hace dos años pilló por sorpresa a la entidad que, aunque especializada en software, reconoce que la IA generativa abrió la puerta a incógnitas éticas y desafíos técnicos, desde la seguridad de los datos hasta que las plantillas se acostumbren a su uso, pasando por buscar un proveedor confiable de infraestructura.

Uno de los objetivos de Minsait fue utilizar la IA para estandarizar el trabajo en software entre el equipo de ingenieros. “Una persona puede tardar en el desarrollo cerca de 100 horas y otra puede hacerlo en 85″, narra Bamonde. En dos años, han conseguido aplanar la cifra. “Ahora, a través de modelos de previsión, podemos tener una calidad homogénea y que todas las personas trabajen al mismo ritmo” esclarece. El directivo también explica cómo la IA está permitiendo que grandes cargas de trabajo puedan verse reducidas. Pone como ejemplo la fiscalización de las llamadas, para comprobar la calidad de la atención.

“Anualmente, nos llegan unas 27.000 llamadas. Antes solíamos hacer una auditoría manual sobre 200 porque no teníamos capacidad humana para hacer más, ahora hacemos auditoría sobre las 27.000 con la misma cantidad de gente pero usando inteligencia artificial”. El directivo del Minsait detalla que están usando herramientas como asistentes virtuales tanto de Microsoft como de Google, así como los servicios de Amazon Web Services e incluso algunas prestaciones de IBM. Descartan “haberse casado” con una de ellas porque la mayoría se encuentra en una fase inicial del desarrollo de herramientas empresariales, aunque admite que la versión cerrada de ChatGPT —que mantiene una alianza con Microsoft— es la que más usa el personal. Pese a todo, admite que lo primero que hacen con los programas de IA generativa es integrarlos con el entorno digital de Minsait, “donde todos los datos son seguros”. El otro aspecto más complejo, según Bamonde, es que toda la plantilla empiece a usar las herramientas con frecuencia. Comparte que en la empresa se dio un efecto bola de nieve. “A medida que ves que tu compañero la usa, a ti también te interesa”, explica.

La IA ha demostrado ser capaz de responder con fluidez —aunque no exenta de errores—, conversaciones humanas o realizar traducciones instantáneas con un elevado nivel de acierto. En otras áreas también ha evidenciado un sorprendente nivel de avance este último año: es capaz de producir imágenes —incluso vídeos— de manera inmediata, lo que está ahorrando tiempos a los diseñadores gráficos y productores. En la industria farmacéutica, la IA ha manifestado ser capaz de acelerar el proceso en la investigación de nuevas medicinas y, en las empresas dedicadas a la creación de software, corrige y acelera la escritura de código. Indra, por ejemplo, se encuentra desarrollando herramientas enfocadas en la ciberdefensa para detectar y responder a ciberataques con algoritmos de IA.

La capacidad de predicción y la velocidad de procesamiento de datos que caracterizan a esta tecnología están siendo aprovechadas por firmas como Repsol, que han empezado a usar algoritmos con ayuda de IA para mejorar la eficiencia energética de las plantas de refino, así como para controlar la generación de carbono. Juan Manuel García, director de Informática de la entidad, cuenta que las herramientas de inteligencia artificial pueden encontrar con rapidez soluciones a los costosos problemas que interrumpen el negocio de la búsqueda y extracción de hidrocarburos. En 2018 una bomba de pozo defectuosa en una plataforma no tripulada en el Mar del Norte detuvo repentinamente la producción de Anker BP, una compañía noruega. La empresa llegó a una solución instalando un programa de inteligencia artificial que monitorea los datos de los sensores conectados a la bomba y detecta los fallos antes de que provoquen un cierre.

Plataforma petrolífera en Venezuela.Getty IMAGES

Es un caso similar al uso que le está dando la energética Acciona, que está aplicando modelos de optimización para maximizar el rendimiento de los parques eólicos, plantas fotovoltaicas y centrales hidroeléctricas. “Estos avances han permitido a la empresa ser más competitiva y adaptarse rápidamente a cambios en el entorno del mercado”, explica Miguel Ángel Rodríguez López, director de datos e IA de la firma que también se encuentra en el selectivo español.

Lo que antes era trabajo manual, ha pasado a ser responsabilidad de la máquina. IAG, grupo propietario de Iberia, está utilizando la IA para poder ordenar los horarios de toda la plantilla. Ferrán García Rigau, director de datos de la aerolínea, explica que para una entidad que trabaja todos los días del año, tanto de día como de noche, y que cuenta con una plantilla cercana a los 10.000 trabajadores en aire y tierra, era vital optimizar la disposición de las jornadas. De cara al público, la firma española está utilizando algoritmos para anticipar la demanda de los vuelos. “Así podemos saber si es necesario mandar un avión con mayor capacidad de la prevista o atender a los pasajeros en tierra ante una cancelación por causas técnicas o meteorológicas”. El directivo lo define a la IA en este caso como “una especie de sudoku continuo con el que tratamos de mejorar al máximo la operativa en tiempo real”.

El sector bancario tampoco se ha quedar atrás. Este mes CaixaBank anunció que iniciaba una segunda fase en sus planes de IA generativa. De su primera etapa han salido cinco casos de uso con éxito. Uno de ellos es un programa que permite identificar a los clientes mayores de 65 años cuando realizan consultas al centro de atención para que su llamada pueda ser atendida por un gestor especializado, en lugar de derivarse al sistema general de gestión. La banca catalana comparte que actualmente cuenta con un equipo de 100 personas —de una plantilla cercana a los 44.000 empleados— dedicado a analizar y desplegar la IA en todos los departamentos

La sensibilidad del dato

“Esta tecnología nos está ayudando a reducir los tiempos de consulta de los marcos jurídicos, regulaciones e instrucciones técnicas”, explica García, de Repsol, quien agrega que en el departamento de marketing la IA generativa es capaz de generar campañas publicitarias personalizadas con base en la segmentación de clientes. Mapfre está siguiendo un camino similar. La gestora de seguros desvela que está utilizando la tecnología del momento en la automatización de la gestión de los siniestros, así como las operaciones necesarias en los procesos de venta, fidelización y renovación de pólizas.

Sin embargo, introducir datos en los anaqueles de las grandes empresas de IA del mundo es una operación no exenta de riesgos. Si un empleado de cualquier firma usa un asistente como la versión comercial de Chat GPT, u otras como Gemini o Bard, toda la información que introduzca en el programa terminará siendo vertida en el mar de datos que las firmas utilizan para entrenar al software. Aunque actualmente estas firmas tienen opciones especializadas en proteger la información, en un inicio, a pocos meses de su lanzamiento, algunas empresas españolas, como Redeia —la antigua Red Eléctrica—, decidieron vetar el uso de ChatGPT, por ejemplo, tras alertar de “posibles riesgos vinculados a la protección de información”. Telefónica solo lo permite cuando la cuenta ha sido contratada y controlada por la propia operadora.

Otra de las amenazas más latentes a medida que la IA desplegaba nuevas funcionalidades en los últimos meses era la capacidad que tendría esta tecnología para reemplazar a los trabajadores, una discusión que continúa vigente. Estudios como el último presentado por Google en Madrid —con motivo de la Cloud Summit—, pronostican que un 6% de los trabajos en España quedarán desplazados por la irrupción de la IA, especialmente en áreas como el comercio o las actividades administrativas. La mayoría de empresas consultadas por CincoDías admiten que, de momento, no se están produciendo recortes ante la llegada de estos motores informáticos. Sin embargo, sí están ocurriendo cambios de departamento o reorganización de funciones. Bemonde, de Minsait, lo tiene claro: “Es una tecnología que está cambiando la forma de trabajar”.

Las empresas que lideran la transformación

A finales del 2023 Microsoft añadía un producto a su larga lista de servicios para usuarios y empresas: Copilot, un asistente virtual impulsado por IA que funciona en el sistema operativo y las aplicaciones de la empresa de software. El afán de la firma de Redmond es que los usuarios puedan utilizar la herramienta como acelerador de los procesos diarios, desde enviar un mensaje de texto, generar una frase de marketing o encontrar cuál es la cantidad precisa de un producto. Varias empresas del Ibex 35 admiten estar trabajando con este tipo de software, aunque admiten que lo hacen dentro de un ecosistema de datos cerrado, que evite la posible fuga de información privada. La incursión en este segmento ahora es clave para el negocio de Microsoft, que mejoró su facturación en un 18% en un año gracias al negocio de la nube, un sector vital para la IA, que también le ha brindado una mejora del beneficio del 30%, cercano a los 44.161 millones de dólares (40.718 millones de euros).

Aunque con algo de retraso en comparación con sus competidores, Google también se encuentra ofreciendo su nuevo ecosistema de aplicaciones de IA orientadas para empresas. Google pretende que cada entidad pueda construir sus propios modelos de IA generativa y que estos se conecten a la base de datos de la empresa. Según confirmaba la firma californiana en el Google Summit celebrado en mayo algunas empresas como Uber, Carrefour, UPS y BBVA ya están utilizando al agente de distintas maneras. La empresa del famoso buscador también anunció que a partir de este año las empresas españolas que usen IA generativa podrán almacenar los datos en territorio nacional. Los últimos resultados evidencian que Alphabet, matriz de Google, ganó durante el primer semestre de este año 41.281 millones de dólares, un 41,49% más que en el mismo periodo del año anterior, gracias a su “impulso” en negocios de la nube y su apuesta por la inteligencia artificial.


Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Más información

Archivado En