Ford da marcha atrás en su estrategia de coche eléctrico: baja su inversión, retrasa una planta y cancela un SUV

El fabricante de automóviles asumirá un coste extra de 1.900 millones de dólares por la medida en EE UU y aprovechará para reposicionar su estrategia de abastecimiento de baterías eléctricas

Jim Farley, consejero delegado de Ford, en una imagen de archivo.Paul Sancya (AP)

La debilidad del mercado de coches eléctricos está forzando a repensar las millonarias apuestas que han hecho los fabricantes a lo largo y ancho del mundo en este intento de cambio de paradigma del motor. Si en Europa ya se han producido cancelaciones de plantas en Stellantis, reestructuraciones de planes en Audi y retrasos de objetivos en Mercedes-Benz, ahora, en Estados Unidos, Ford está dando marcha atrás en parte de su estrategia. En concreto, la marca estadounidense ha comunicado este miércoles que cancelará el lanzamiento de un SUV completamente eléctrico de tres filas de asientos que había anunciado previamente, que retrasará la llegada de una pickup eléctrica y la puesta en marcha de la fábrica que la iba a producir y que reducirá sus inversiones en electrificación, dejando su gasto dedicado a este segmento en el 30% de sus inversiones anuales desde el 40% anterior.

Fruto de este cambio en la hoja de ruta y sobre todo por la cancelación del SUV eléctrico, Ford va a tener que asumir unos costes de unos 1.900 millones de dólares. 400 millones de dólares serán en concepto de reevaluación del valor de los activos que iba a emplear para la producción del SUV. La planta canadiense en la que iba a ser fabricado pasará a producir pickups de combustión tradicional, unos vehículos que, según indica Bloomberg, son altamente rentables para Ford. Los otros 1.500 millones de dólares serán gastos adicionales que tendrá que afrontar en los próximos trimestres para adaptar la producción y para costes asociados a la propia cancelación en sí.

“Amábamos nuestro SUV eléctrico de tres filas de asientos y deseaba mucho enseñar al mundo el trabajo que habíamos hecho”, ha comentado Jim Farley, consejero delegado de Ford, a cuenta de la cancelación del modelo. “Pero simplemente no había manera de que alguna vez cumpliera con nuestro requisito de que sea rentable producirlo”, ha añadido.

La marcha atrás de Ford se suma a otros pasos que ya dio en esa misma dirección. Inicialmente, cuando Farley asumió el poder hace cuatro años, pisó el acelerador de la electrificación en la enseña estadounidense. A medida que las ventas no respondían y las inversiones para hacer posible el giro crecían, las pérdidas se agrandaban. Para este año, Ford prevé que su división de coches eléctricos le deje unas pérdidas de 5.500 millones de dólares.

Ya a finales del año pasado, Farley congeló los planes de cualquier nueva inversión que tuviera que ver con la electrificación, incluyendo con ello a la planta de Almussafes en Valencia. No obstante, en junio de este año, Ford produjo su primer coche eléctrico hecho en Europa. Concretamente, en la planta de Colonia, Alemania, una fábrica a la que dedicó 2.000 millones de dólares para ser capaz de alumbrar el Ford Explorer eléctrico.

Además de las nuevas medidas de recorte en los planes eléctricos, el fabricante de automóviles también asevera que recalibrará su estrategia de suministro de baterías para ese tipo de vehículo, alegando la necesidad de competir mejor contra los competidores chinos que ofrecen precios más bajos. El objetivo de Farley pasa por que Ford pueda ofrecer coches eléctricos que tengan precios similares a los de combustión para el año 2027, y hacer que esos modelos con precios equiparables sean rentables un año después del lanzamiento. Ante la noticia del replanteamiento que ha llevado a cabo Ford, las acciones de la compañía suben un 1,59% en las negociaciones previas a la apertura de Wall Street. En lo que va de año, caen un 12%.

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