Iberdrola recrudece su guerra contra Repsol con una demanda por ‘greenwashing’
La denuncia por competencia desleal a través de publicidad engañosa ha sido admitida a trámite por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Santander
Guerra abierta entre las dos mayores energéticas del Ibex 35. La mayor eléctrica española, Iberdrola, ha presentado una demanda contra la mayor petrolera del país, Repsol, por supuesto greenwashing, el anglicismo que se refiere al intento por tratar de hacer pasar por verdes actividades contaminantes. La demanda ha sido admitida a trámite por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Santander (Cantabria), según han informado fuentes j...
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Guerra abierta entre las dos mayores energéticas del Ibex 35. La mayor eléctrica española, Iberdrola, ha presentado una demanda contra la mayor petrolera del país, Repsol, por supuesto greenwashing, el anglicismo que se refiere al intento por tratar de hacer pasar por verdes actividades contaminantes. La demanda ha sido admitida a trámite por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Santander (Cantabria), según han informado fuentes jurídicas a CincoDías y EL PAÍS. A preguntas de este diario, un portavoz de Repsol afirma no tener constancia de la misma.
Las escaramuzas entre ambas compañías llevan meses siendo comidilla en el sector energético, pero casi siempre sottovoce. Todo eso ha saltado por los aires. La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán presentó el pasado 21 de febrero una demanda contra Repsol sobre la base de tres artículos de de la ley de competencia desleal: actos de engaño, omisión engañosa y publicidad ilícita en las últimas campañas llevadas a cabo por la petrolera. En su cruzada, la eléctrica se ha apoyado en dos informes periciales elaborados por firmas de renombre en el mundo de la energía y la publicidad, la consultora Nera y Roman Reputation Matters. Que ambas compartan cruzada contra el impuesto no parece ser pegamento suficiente en su relación: su pugna de fondo, en plena redefinición del mapa energético de cara a los próximos años, es mucho mayor.
“Cuando Repsol se presenta como líder en la transición energética y comprometida con los objetivos climáticos, pese a que la inmensa mayoría de su actividad procede de los combustibles fósiles, está realizando una competencia desleal, al utilizar publicidad engañosa y con ello ilícita, y destinada a influir en la elección de los consumidores”, enfatizan fuentes de Iberdrola, que recuerdan que la petrolera “ya ha sido sancionada en dos ocasiones por greenwashing por la Advertising Standards Authority (ASA) del Reino Unido, en campañas con mensajes similares a las de España”. El regulador británico, subrayan estas fuentes, “obligó a retirar a Repsol una campaña de biocombustibles” en la que manifestaba: “En Repsol, desarrollamos biocombustibles y combustibles sintéticos para conseguir cero emisiones netas”.
A juicio de la eléctrica, la petrolera ha llevado a cabo tres campañas publicitarias —sobre biocombustibles, hidrógeno renovable y multienergía— que “constituyen actos de greenwashing”. Una situación que, dicen, también es aplicable a hasta 15 entradas contenidas en su página web corporativa. Repsol, afirma Iberdrola, “está mejorando, de forma engañosa, la percepción de los clientes”, afectando su toma de decisiones, tanto en la actualidad (con clientes que “pueden decidir cambiarse a Repsol”, argumenta), como en el futuro (con consumidores que “sobrevaloren la propuesta de Repsol frente a la de Iberdrola”). “La generalización de prácticas de blanqueo ecológico termina por erosionar la confianza del consumidor en las iniciativas de sostenibilidad genuinas”, zanja la eléctrica.
“Nerviosismo”
Aunque la demanda aún no ha sido notificada a Repsol, la compañía ha reaccionado a las acusaciones de Iberdrola y tacha de “nerviosismo” la actuación en los tribunales de la eléctrica. La compañía presidida por Antonio Brufau y dirigida por Josu Jon Imaz asegura que su “estrategia y propuesta de valor a los clientes” ha generado dicha sensación en la demandante, ya que “no está acostumbrada a manejarse en un marco competitivo, sino más bien a depender de las reglas propias de un mercado eminentemente regulado”.
“Repsol seguirá creciendo en clientes de electricidad y continuará ofreciendo a la sociedad soluciones energéticas de presente y futuro, como los combustibles renovables, que son vistos por parte de algunos, entre ellos Iberdrola, como una amenaza al discurso, falso, de que la electrificación es la solución única para reducir las emisiones de CO2 en el transporte”, añade la petrolera.
En esta línea, recuerda que en 2023 se situó como la cuarta comercializadora del país y sumó 246.000 nuevos clientes de electricidad en España, siendo el operador con más altas el año pasado, y destaca el compromiso que alcanzó en diciembre de 2019 de cero emisiones netas en 2050.
“Estrategias dirigidas a exagerar”
El escrito, adelantado por El Confidencial y al que ha tenido acceso CincoDías y EL PAÍS, atribuye a Repsol una conducta ilícita consistente en trasladar a los consumidores el mensaje de que una determinada organización, producto o servicio determinado, es más sostenible o respetuoso con el medio ambiente de lo que en realidad es. Según Iberdrola, las comunicaciones de Repsol han omitido “la actividad principal de la compañía y los verdaderos efectos para el medio ambiente de sus productos y servicios”. “En otras palabras, nos encontramos ante estrategias de mercadotecnia dirigidas a exagerar o, directamente falsear, el compromiso de una empresa con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental”, afirma el escrito.
A lo largo de 107 páginas, Iberdrola discrepa de la imagen que su competidora transmite al mercado, en la que se define —según dice la demanda— como “una compañía sostenible, líder en la transición energética y que protege el medio ambiente, la reducción de la huella de carbono y la mitigación de los efectos del cambio climático”. En su opinión, Repsol “omite deliberadamente información relevante en sus declaraciones” y subraya hechos como que en 2022 aumentó sus emisiones de CO2 en un 16%, “siendo el mayor emisor de CO2 de España”; que destinó el 82% de sus inversiones a combustibles fósiles y solo el 0,82% a la producción de energía renovable, lo que supone “tan solo el 0,4% de sus ingresos provienen de actividades de generación renovable”. Añade que entre los múltiples reclamos medioambientales presentes en su publicidad, incluye de “forma solapada (y camuflada)” campañas que no contribuyen a la sostenibilidad, si no que fomentan un aumento en el consumo de combustibles fósiles.
Al respecto, Repsol responde que en generación renovable cuenta con 2.800 MW de capacidad instalada en España y, en el sector de la recarga eléctrica, ha firmado importantes contratos con empresas relevantes y tiene más de 1.700 puntos operativos. Indica también que su red de estaciones de servicios está compuesta por más de 3.300 puntos repartidos por todo el país y que, en octubre del año pasado, ya inició la producción de hidrógeno renovable para la descarbonización de los grandes centros industriales.
Aun así, Iberdrola considera que la conducta de Repsol no tiene encaje en el ordenamiento jurídico, ya que está “dirigida a confundir al consumidor condicionando sus decisiones de compra al trasmitírsele una percepción (irreal) de sostenibilidad y se realiza con claros fines concurrenciales, tendentes a lograr una ventaja competitiva significativa frente a otros competidores”.
Además, la demanda recuerda que la petrolera ha sido condenada en dos ocasiones por el organismo de autocontrol publicitario británico, en junio y octubre de 2023, que le obligó a retirar dos campañas publicitarias “con un contenido prácticamente idéntico a las manifestaciones y campañas” que han sido cuestionadas.
Por todo ello, la multinacional vasca solicita la retirada de varias campañas publicitarias, así como la destrucción de cualquier material que pueda llegar a los consumidores, como embalajes, cartelería, folletos, vídeos, grabaciones acústicas, e insta a prohibir la publicación en el futuro de contenidos idénticos o análogos a los denunciados. Asimismo, pide al juzgado que, en caso de que el asunto se resuelva con una sentencia condenatoria, Repsol publique dicha resolución en su web corporativa, además de en radio y televisión, al menos una vez al día durante una semana, en los mismos canales y la misma franja horaria y duración que tuvieron los contenidos declarados ilícitos, así como en dos periódicos de mayor circulación a nivel nacional, y en las redes sociales (Instagram, Facebook, Twitter, LinkedIn, Youtube, Flickr y TikTok).
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