Bancos de inversión y bonistas presionan a Antolin para que reestructure su deuda
La compañía, que ha presentado un nuevo plan de negocio, rechaza la necesidad de ajustes y sostiene que logrará refinanciarse “de forma óptima”
Antolin se acerca al match ball financiero con el que blindar su futuro. El fabricante de componentes de automoción afronta en 2026 el vencimiento de 683 millones de deuda, de los cuales 250 millones son bonos; y otros 433 millones, préstamos bancarios. Los fondos especializados en este tipo de deuda y la banca de inversión llevan meses aproximándose a la compañía burgalesa para forzar una reestructuración financiera, de modo que la compañía acuerde con sus acreedores una nueva estructura de balance que g...
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Antolin se acerca al match ball financiero con el que blindar su futuro. El fabricante de componentes de automoción afronta en 2026 el vencimiento de 683 millones de deuda, de los cuales 250 millones son bonos; y otros 433 millones, préstamos bancarios. Los fondos especializados en este tipo de deuda y la banca de inversión llevan meses aproximándose a la compañía burgalesa para forzar una reestructuración financiera, de modo que la compañía acuerde con sus acreedores una nueva estructura de balance que garantice su viabilidad. La empresa lo rechaza.
Fuentes de la firma aseguraron: “Antolin desmiente cualquier acercamiento o conversación por parte de sus bancos y bonistas para que inicie una reestructuración de su deuda de cualquier tipo. Antolin tiene total confianza en su plan de transformación que supone una mejora de la generación del ebitda y de la caja de la compañía, así como aplicar determinadas acciones que permitirán reforzar el balance. De esta forma, la empresa prevé desapalancarse y afrontar la refinanciación de sus dos bonos, que vencen en 2026 y en 2028, de forma óptima”. Asimismo, señalaron que la evolución de los bonos “ha sido positiva en el último tramo del año, lo que demuestra la confianza del mercado en Antolin y su estrategia de futuro”.
La compañía cuenta actualmente con dos emisiones de bonos vendidos en el mercado durante la era de los tipos cero. La primera, de 250 millones, la colocó en 2018 y vence en 2026, con un cupón del 3,37%. La segunda, de 2021, tiene un importe de 390 millones, expira en 2028 y paga un 3,5%. Además tiene un préstamo de 353 con la banca y otros 80 millones en una línea de financiación revolving (RCF), que vencen en ambos casos también en 2026.
Desde su emisión, los inversores han ido elevando la rentabilidad exigida a los bonos. Los de la colocación de 2018 cotizan al 7,4%, tras superar el 12% el año pasado, y los de 2021 están en el 9,9%. En ambos casos se intercambian en el mercado secundario unas tres veces por encima del precio al que se vendieron durante la emisión. Esto apunta a que, cuando Antolin entre de lleno en la refinanciación de su deuda, se encontrará con que solo lo podrá hacer por un precio mucho más alto del que paga actualmente.
Presiona a la compañía, de un lado, la subida en los tipos de interés. Por el otro, la delicada situación del sector del automóvil, ante las tensiones comerciales y la necesaria transformación para abordar la eclosión del coche eléctrico y el fin de los combustibles fósiles. En este sentido, S&P redujo en diciembre de 2022, hace algo más de un año, la nota de la compañía hasta B-, hundida seis grados en el bono basura. La agencia de rating justificaba esta decisión por la contracción en el sector del automóvil, presionado por la inflación y el alza en los costes de los materiales. Unos meses antes también Moodys recortó la nota de la compañía hasta B3.
Este cóctel de eventos es interpretado por el mercado como la punta de lanza para una futura reestructuración financiera de la compañía. Según indican fuentes financieras, varios bancos de inversión especializados en este tipo de transacciones están manteniendo contactos tanto con la compañía como con sus bonistas para abrir una negociación en los próximos meses. El mensaje que reciben de la empresa, según indican, es que por el momento no contemplan abordar un proceso de este tipo.
“Antolin es un nombre que ya se está manejando en los fondos de deuda tanto en Londres como en Frankfurt”, sostiene un asesor de reestructuraciones, que indica que es un nombre fijo en las quiniela de operaciones de este tipo para los próximos meses. El principal objetivo de estos inversores son los bonos, si bien también otean la deuda bancaria por si alguna de las entidades presentes en el préstamo deciden vender sus posiciones. La posición de la banca sobre el papel es menos agresiva y son más proclives a refinanciar. La idea que subyace a estos fondos es intentar hacerse fuerte adquiriendo deuda de la compañía para, en los próximos meses, forzar a la empresa a reestructurar su balance. Esto pasa por elevar el precio de la deuda, impulsar una ampliación de capital o incluso exigir la conversión de la deuda en acciones.
La compañía, por su parte, presentó el año pasado un nuevo plan de negocio, a cumplir antes de 2026. Prevé implantar medidas en eficiencia de costes por 300 millones, de modo que el grupo incremente sus ventas en entre un 7% y un 8% al año, hasta los 6.000 millones de euros en 2026, con un ebitda de 630 millones. La liquidez se elevaría hasta entre los 600 y los 650 millones.
La principal cuestión que aducen estos fondos es la capacidad de la compañía para generar la caja suficiente con la que afrontar ese incremento en el coste de la deuda, que puede incluso superar el 10%. Ya S&P, en diciembre de 2022, cuestionaba la generación de caja de la compañía. “La rentabilidad y la generación de cash flow de Grupo Antolin se ha reducido por una severa inflación de costes que no puede ser trasladada por completo a los clientes y unas necesidades de fondo de maniobra cada vez mayores”, reza el informe de esta agencia. A cierre del tercer trimestre de este año, la compañía tenía un endeudamiento bruto de 4,5 veces ebitda, con 476 millones en caja.
Algo de árnica sobre los bonos
Pese a que la situación es más complicada que cuando se emitieron, el mercado ha dado algo de alivio a los bonos de Antolin durante los últimos meses. La emisión de 250 millones que vence en 2026 cotiza al 91% del nominal, tras haber caído el año pasado hasta el 75%. Los títulos, por 390 millones, colocados en 2018 y con vencimiento en 2028 se intercambian en el mercado secundario al 77%, si bien llegaron a caer cerca del 65% en octubre del año pasado. En otoño de 2022, tras la emisión del informe de Moodys, perforaron ese nivel del 65%.
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