Isabel Rodríguez (King&Wood Mallesons): la abogada que se inventó el capital riesgo en España

La responsable de fondos de ‘private equity’ recuerda cómo asesoró los primeros vehículos del sector y ayudó a reformar la ley

Isabel Rodriguez, socia de King & Wood Mallesons.Juan Lazaro

Cuando Isabel Rodríguez (Oviedo, 1968) comenzó a dedicarse al capital riesgo nadie conocía qué se trataba. Casi tampoco ella misma, que había tratado ligeramente el asunto cuando trabajaba en el departamento jurídico del Banco Santander. En los años 90 entró en el bufete SJ Berwind con el cometido de ayudar a los incipientes fondos españoles a estructurarse.

“En España en aquel momento había muy poco desarrollo del mercado. No había abogados especializados y yo tampoco lo era. Mis últimos tiempos en Santander participaba en la asesoría de la gestora de activos. Era la que más experienci...

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Cuando Isabel Rodríguez (Oviedo, 1968) comenzó a dedicarse al capital riesgo nadie conocía qué se trataba. Casi tampoco ella misma, que había tratado ligeramente el asunto cuando trabajaba en el departamento jurídico del Banco Santander. En los años 90 entró en el bufete SJ Berwind con el cometido de ayudar a los incipientes fondos españoles a estructurarse.

“En España en aquel momento había muy poco desarrollo del mercado. No había abogados especializados y yo tampoco lo era. Mis últimos tiempos en Santander participaba en la asesoría de la gestora de activos. Era la que más experiencia tenía en ese tipo de actividad. Tenía una trayectoria conectada con la estructuración de fondos. Allí empezó todo”, rememora. Recuerda cómo ayudaron a nombres hoy consolidados de la industria en España, como MCH o Altamar, o algunas que ya no siguen en marcha, como Mercapital o Suala Capital.

Rodríguez también tuvo un papel destacado en asesorar al Tesoro y a la CNMV en las primeras normativas del sector. “En aquel momento la ley no tenía un encaje claro para los fondos de fondos. Eran proyectos diferentes que nos exigían buscar estructuras que no se habían hecho antes en España. Empezaron a llegar inversores internacionales y empezamos a explorar estructuras paralelas en España con estructuras internacionales. Todo funcionaba muy bien”, explica. Recuerda que, en ese momento, el régimen del capital riesgo era un régimen fiscal, con un marco normativo “no particularmente flexible”. “Comienza a crecer el mercado y no se adaptaba a lo que querían los clientes. Cuando llegaban esos clientes con un proyecto nuevo exigía ir un paso mas allá”, afirma.

“En aquel momento podía ocurrir que un cliente español, con mucha proyección internacional, tuviese una base inversora de EE UU que no estaba cómoda con invertir en una ECR [entidad de capital riesgo] española. No la conocían y no estaban muy seguros. El vehículo por excelencia internacional eran las LP [Limited Partner]. Hicimos la primera estructura en España donde hicimos una ECR, donde entraban inversores españoles, y un LP, donde entraban los internacionales. La ley no permitía que un fondo invirtiese en otros. Hablamos con la CNMV y vimos como era el proyecto, le dimos muchas vueltas a la ley y creamos los primeros fondos. Los modelos de constitución de fondos estaban reglados y no se adaptaban a los modelos internacionales. Preparamos modelos constitutivos homologables a los estándares internacionales. Y hoy los inversores internacionales ya pueden invertir en entidades de capital riesgo españolas sin contar con un vehículo paralelo en el extranjero”, aclara.

Mientras Rodríguez creaba de la nada las estructuras legales para que los fondos de private equity pudiesen desarrollarse en España. El despacho asiático King&Wood se fusionó en 2012 con Mallesons, el mayor bufete de Australia. En ese mismo tiempo se fusionaron con SJ Berwind para crear un gigante mundial. Preguntada sobre el posible choque cultural por trabajar en una empresa con tantas ramificaciones geográficas, destaca la ausencia de cualquier brecha en el caso de la parte australiana y apunta a que con la parte China el choque “es menor del que pueda parecer”. “No cabe duda de que la cultura es distinta y la relación con los clientes, con un perfil distinto. Pero estos años han funcionado de manera muy fluida. King&Wood era un despacho muy grande y muy sofisticado. Tiene un equipo de fondos de Hong Kong muy grande, en un mercado muy competido. Contar con negocios grandes en plazas competidas te da ventaja. Te da mucho market inteligence en el mercado. Para un negocio como el nuestro, la red internacional es fundamental”, sostiene.

También señala el cambio vivido en la industria del private equity en las últimas décadas. Explica que antes de la quiebra de Lehman Brothers y la Gran Recesión, los inversores españoles –como fondos de pensiones o la banca– eran los que más dinero aportaban al sector. Hoy es al revés. “. Lo que ocurrió al final de la crisis de Lehman es que es muy difícil salir al mercado internacional si no tienes apoyo nacional. En España el inversor nacional ha desparecido y ahí surgió el Fondico global, del que somos asesores desde el principio, que fue un revulsivo desde el punto de vista del fundrising. El ir a buscar dinero fuera es difícil, un reto, porque compites no solo con el mercado doméstico, sino con todos los internacionales”, describe. En un momento como el actual, en el que la captación de fondos está pasando por un momento difícil, Rodríguez describe la relación con los grandes inversores como “exigente”, con un conocimiento del mercado intenso.

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