Distribución

Eroski emitirá bonos por hasta 600 millones para refinanciar su deuda

La compañía también contempla cerrar créditos con entidades financieras para reestructurar su pasivo

En el centro de la imagen, Rosa Carabel, CEO de Eroski, y Leire Mugerza, presidenta del consejo rector.

El grupo vasco de distribución Eroski lanzará una emisión de bonos de 600 millones de euros para refinanciar su deuda actual. Una decisión que su consejo rector someterá a votación en la próxima Asamblea General extraordinaria de socios, que se celebrará el 10 de octubre, tal y como ha anunciado este viernes.

La compañía, que en 2019 consiguió refinanciar 1.500 millones de pasivo que aseguró su viabilidad, ha estado negociando en los últimos meses una reestructuración de la deuda pendiente de amortizar, que asciende a 703 millones de euros, según detalla en su propuesta de emisión. Como publicó este periódico en julio, Eroski contemplaba una doble vía: la emisión de deuda, con finalmente esos 600 millones de tope, y refinanciar el resto a través de créditos bancarios.

Eroski enfrenta un vencimiento de su pasivo de 503 millones el próximo 31 de julio, mientras que los 200 restantes lo harán en julio de 2017. De ahí que haya acelerado la negociación de una nueva estructura “tras varios meses de análisis y concreción de distintas alternativas”. La compañía añde que, además de los bonos, que colocará solo entre tenedores instucionales, otorgará “uno o varios nuevos contratos de financiación”. “Eroski prevé destinar los recursos obtenidos al cumplimiento de los próximos compromisos de amortización de deuda”, explica en un comunicado.

“La reducción de deuda en los pasados años ha sido muy notable, lo que ha permitido a Eroski minorar sus niveles de apalancamiento financiero”, dice la empresa, que desde 2009 ha reducido su deuda en más de 2.500 millones.

A cambio, la compañía vasca ha tenido que replegarse de forma notable: de acometer una expansión de sus distintos formatos comerciales a centrarse en el norte de España. Además, como parte de su última refinanciación, tuvo que vender el 50% de Caprabo al empresario checo Daniel Kretinsky, por unos 200 millones, y en los últimos meses se desprendió de su agencia de viajes W2M.

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