Los bonistas elegirán un CEO de confianza para reflotar Telepizza

La validación judicial del plan de reestructuración se espera para el mes de octubre

Un establecimiento de Telepizza.SOPA Images (SOPA Images/LightRocket via Gett)

El desembarco de los bonistas a la propiedad de Telepizza irá de la mano de un nuevo primer ejecutivos. La compañía de restauración, que agota los últimos plazos de su reestructuración financiera, comunicó este miércoles la salida de su todavía consejero delegado, Jacobo Caller, nombrado hace casi tres años en sustitución de Pablo Juantegui.

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El desembarco de los bonistas a la propiedad de Telepizza irá de la mano de un nuevo primer ejecutivos. La compañía de restauración, que agota los últimos plazos de su reestructuración financiera, comunicó este miércoles la salida de su todavía consejero delegado, Jacobo Caller, nombrado hace casi tres años en sustitución de Pablo Juantegui.

Caller fue el directivo en el que el fondo KKR, que se hizo con la compañía en 2019, confió para levantar la compañía en un momento de máxima complejidad: una pandemia que puso en jaque su viabilidad financiera y de la que a duras penas ha conseguido recuperarse. En los últimos tres ejercicios completos, Food Delivery Brands (FDB), grupo dueño de la cadena de pizzerías, ha acumulado unas pérdidas de 460 millones y ha precisado de continuo apoyo de sus acreedores para poder cumplir con sus compromisos.

Como consecuencia de todas esas dificultades, los accionistas y sus principales acreedores, los bonistas, acordaron en mayo de este año que estos tomen el 75% del capital del grupo, en el que también estarán Santander y el ICO, a cambio de una importante quita de la deuda, que se reducirá en 250 millones y cuyos vencimientos se extenderán hasta 2028. Además de KKR, desaparecerán del capital fondos como Torreal, Artá, J Safra Group y Altamar.

Los bonistas tomarán el control efectivo de FDB una vez llegue la validación de la reestructuración por parte del Juzgado de lo Mercantil número 5 de Madrid. Fuentes conocedoras del proceso apuntan a que esta es “inminente”, y que podría llegar durante el mes de octubre. En su última comunicación oficial, la empresa decía que, como tarde, llegará antes de que acabe el año.

Una vez reciban el sí del juez, los nuevos propietarios formarán su propio consejo de administración, que cambiará de forma radical y en el que el encaje de Caller se antojaba complejo.

La última junta de accionistas, celebrada en marzo, aprobó una reestructuración del órgano de gobierno, que pasó de tres a cuatro miembros. De ellos, uno es el propio Caller, y otros dos, Gabriele Cuesta y Víctor Culebras, son directivos de KKR. El cuarto, nombrado en aquella junta, es Jason Clarke, un perfil consensuado por los agentes involucrados en la reestructuración y que está especializado en empresas en crisis.

La nueva propiedad hará desaparecer a los representantes de KKR y designará a los nuevos consejeros, entre los que estará el nuevo primer ejecutivo. Aunque la compañía dijo ayer que es el consejo actual, de la mano de representantes de los bonistas, el que buscará el nuevo CEO, lo cierto es que serán estos los que lleven la batuta del proceso, apoyados por el comité de dirección y por el nuevo presidente en funciones, Julián Díaz.

El nombramiento de este, anunciado el viernes pasado, hacía presagiar movimientos en la cúpula ejecutiva, en tanto que Jacobo Caller, además de CEO, también ostentaba la presidencia de Food Delivery Brands. Díaz fue responsable financiero de Dufry entre 2004 y 2022 y, en principio, su papel continuará siendo no ejecutivo.

Si se cumplen los tiempos previstos por Telepizza, la validación judicial llegará antes del nuevo CEO. En principio, Caller se mantendrá en el cargo en esta última fase de la reestructuración.

Su sustituto deberá acometer una profunda renovación de las estructuras de FDB. Los futuros propietarios tienen clara la hoja de ruta para el negocio, que pasa por una simplificación corporativa y operativa.

El plan pasa por reducir la red de restaurantes al entorno de los 1.300 en 2024, un millar menos de los que tenía a principios de este año. La mayor parte del recorte se basa en la devolución al gigante estadounidense Yum! de los locales que operaba como franquiciado de Pizza Hut, fruto del acuerdo firmado en 2018.

Este, que atrajo a KKR a hacerse con el grupo, le obligaba a abrir 1.300 locales en 10 años, sobre todo en países de Latinoamérica. Un auerdo que, tras sucesivas renegociaciones, se demostró inviable, y que ha quedado en mínimos respecto al plan original.

Antes de que acabe el año, FDB habrá devuelto a Yum! buena parte de esos locales, salvo en Brasil, Colombia, Ecuador, México y Chile, aunque la compañía se guarda opciones de salida.

En paralelo, FDB se enfocará en sus mercados principales para levantar el negocio, que en el primer semestre de este ejercicio generó una pérdida neta de 44 millones, un 55% más.

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