La plataforma europea de compras conjuntas de gas echa andar entre dudas sobre sus objetivos

Uno de los grandes proyectos comunitarios para independizarse del gas ruso se enfrenta a una configuración limitada y a un mercado que parece regresar a la calma

Belén Trincado Aznar

Una de las máximas apuestas europeas para asegurar el suministro energético del próximo invierno echa a andar este martes, con la puesta en marcha de la plataforma comunitaria de compras conjuntas de gas. AggregateEU, el nombre elegido para este sistema, permitirá, desde el próximo martes y por cinco días más, que las compañías registren sus pedidos y así incorporar todas las solicitudes. Una vez ingresadas, esta aplicación tecnológica permitirá vincular las peticiones con las ofertas cada dos meses y adjudicar las cantidades en la proporción y precio que se registren.

El emparejamiento es solo una propuesta y no es vinculante, al igual que sucede en Tinder y otras aplicaciones de contactos. Cuando se produzca el ‘match’ entre las solicitudes de compra y venta, las partes podrán contactarse y cerrar, entre ellas, un contrato privado. Lo mismo sucede con las condiciones de precios: las partes podrán respetar o no los valores y los términos de entrega pactados dentro del sistema. Es decir, los precios registrados en AggregateEU serán solamente indicativos, ya que las autoridades comunitarias no formarán parte de la negociación final.

El principal interrogante de este mecanismo, operativo durante los próximos 12 meses y con seis licitaciones bimensuales, es si tendrá un impacto concreto en la seguridad energética del bloque. La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión, Margrethe Vestager, destacó en octubre pasado, cuando se hizo público el plan, que “unir fuerzas para negociar puede ser una forma eficaz de conseguir mejores precios y mejores condiciones”.

Mecanismos ¿efectivos?

El acuerdo entre los Veintisiete y Bruselas, alcanzado después de superar la oposición de Alemania, establece que los Estados miembros deben agregar el 15% de su obligación de almacenamiento a través de este nuevo mecanismo. Esto eleva a 4.800 TWh el total que España deberá incorporar en AggregateEU. Sin embargo, serán las empresas y no las administraciones nacionales quienes deban negociar y tomar la decisión comercial, sin estar bajo ningún mandato comunitario.

Aunque Bruselas ha evitado siempre grandes promesas respecto a los efectos del mecanismo, ahora las comunicaciones oficiales destacan que la oportunidad de establecer “provisiones constantes, seguras y a bajo precio” son particularmente relevantes para empresas pequeñas. Sin embargo, la negociación privada entre partes después de la vinculación mediada no garantiza que esto así suceda.

Oficialmente, la Comisión prefiere destacar que la plataforma busca “garantizar la igualdad de trato” y “evitar la manipulación del mercado”, después de un primer invierno sin gas ruso donde los esfuerzos no coordinados de los diferentes estados dispararon los precios a máximos históricos. A la vez, otras fuentes señalan que el sistema permitirá mejorar la transparencia y posibilitar que industrias pequeñas accedan directamente a comprar el combustible

AggregateEU establece también dos nuevas figuras en el mercado: la de “compradores centrales” y el rol de “agentes intermediarios”. En el primer caso, algunas firmas que no tengan suficiente demanda, experiencia o solvencia podrán pedir a otras entidades más grandes (probablemente firmas gasísticas) que actúen en su nombre, contrato mediante. En el segundo caso, los diferentes compradores participarán en las licitaciones del mecanismo, pero contarán con la ayuda de empresas especializadas, mid streamers, para prestar servicios como agentes o transportistas.

La formación de consorcios que actúen como una única entidad legal para favorecer la transparencia, como se rumoreaba en diciembre, fue descartada. “Esto sería un desafío dado el tiempo limitado antes de la próxima temporada de llenado de los almacenes”, explica un documento oficial fechado en marzo, que menciona también las limitaciones en cuanto a las normas de competencia de la UE.

Invitados españoles

El contexto dista mucho del dramatismo de abril de 2022, cuando la idea comienza a debatirse en los órganos comunitarios. Los precios del índice TTL, el de referencia para el gas natural en Europa, permanecen alrededor de los 42 euros por megavatio-hora (MWh), por debajo de su valor antes del comienzo de la ofensiva militar. Incluso, el precio podría caer en verano hasta los 30 euros MWh, según las previsiones del Instituto Oxford de Energía.

A los bajos precios se suma una rápida caída de la demanda, que en marzo se sitúa un 20% por debajo del nivel de 2021 y un 11% menor a 2022, y almacenes que han mantenido sus reservas por encima del 50%, el doble que en 2022. El banco estadounidense Morgan Stanley prevé que el aprovisionamiento podría completarse durante el verano, antes del inicio de la temporada invernal.

Para alentar a las empresas a participar, la Comisión Europea ha realizado en los últimos días una ronda de visitas en las principales capitales comunitarias para promover el apetito de las grandes compañías. Para los gigantes del sector que cuentan con sus contratos de largo plazo y grandes equipos comerciales, la plataforma les permitiría situarse como vendedores.

En Madrid, entre 70 y 80 empresas locales han participado del encuentro organizado por los técnicos de Bruselas. Representantes de Repsol, Naturgy y Mibgas ya habían sido parte de las seis rondas de conversaciones preliminares auspiciadas por la Comisión para dar forma a la propuesta, así como otros colosos europeos como Enel, ENI, BP o Uniper.

Estos esfuerzos de conquista al sector privado buscan hacer frente a una debilidad adicional del mecanismo. No existen penalidades adicionales a los estados que no lleguen al 15%, según la comunicación oficial, más allá de las herramientas usuales con las que cuenta Bruselas para hacer cumplir los acuerdos.

Solo hay un participante no invitado: Rusia. La plataforma, que incorpora a los Veintisiete, así como a Ucrania, Moldavia y Georgia, no permite la participación de ninguna compañía con vínculos rusos, así como tampoco el intercambio de gas ruso. Por su lado, Gazprom, el gigante energético ruso, ya advirtió que Europa tuvo suerte este invierno gracias al clima cálido pero que “no hay garantías de que la naturaleza haga semejante regalo” de nuevo.

Ni Moscú ni Bruselas hacen mención a los envíos de gas ruso que siguen llegando a Europa, que representan el 8% de las importaciones en las primeras ocho semanas de 2023, según el centro de estudios Bruegel.

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