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Darse el sí con mascarilla

Los proveedores de bodas prevén otro verano difícil La incertidumbre normativa retrasa la recuperación a 2022

Noelia Santacreu, de Bodas con Love, da los últimos retoques a la decoración de una fiesta celebrada antes de la pandemia.
Noelia Santacreu, de Bodas con Love, da los últimos retoques a la decoración de una fiesta celebrada antes de la pandemia.Ana Sansixto

Noelia Santacreu asistirá el sábado 29 de mayo a su primera boda en cerca de año y medio. Los novios se casarán al aire libre en una villa de Benidorm ante 120 invitados y ella es su wedding planner. “La finca tiene capacidad para 500 personas, por lo que se cumple con el límite de aforo establecido por la normativa valenciana”, aclara por si hay dudas.

En circunstancias normales organiza entre 25 y 30 ceremonias al año, una por fin de semana en los meses más cálidos. Pero en todo 2020 solo pudo coordinar tres, la última el 29 de febrero, dos semanas antes de que el coronavirus pusiera en alerta roja a España.

“Aunque el verano pasado no hubo tantas restricciones –las más fuertes se impusieron a partir de noviembre–, aplacé toda la temporada de 2020 para 2021 e incluso tuve que posponer por segunda vez las fiestas que tenía programadas de mediados de enero al 25 de abril, cuando volvieron a cambiar las normas, porque, al menos en Valencia, estas eran muy duras: solo podías recibir a un máximo de 25 personas y celebrar hasta las seis de la tarde. Entonces, claro, nuestro sector se ha visto muy afectado”, lamenta Santacreu, que lleva 10 años organizando nupcias a través de su firma Bodas con Love.

La empresaria ha resistido el largo periodo de inactividad tirando de ahorros, recortando gastos (como seguros de responsabilidad civil) y cobrando las ayudas que el Gobierno prorrogó hasta finales de este mes para los autónomos que han perdido al menos la mitad de su facturación, requisito que ella cumple holgadamente.

Además, renegoció el precio del alquiler de su oficina en Valencia, aunque finalmente tuvo que cerrarla en marzo porque coincidió que vencía el contrato y que su agenda de eventos se estaba volviendo a retrasar.

Como asesora de novios que se encarga de la decoración, del montaje y de la coordinación de todos los detalles de una boda, Santacreu es el primer eslabón de una cadena de proveedores que se ha visto seriamente perjudicada por los cierres perimetrales, los toques de queda y los límites de aforo y horario impuestos por el Gobierno y las comunidades autónomas para controlar la pandemia. Estamos hablando, entre otros, de decoradores, camareros, firmas de catering, peluqueros, maquilladores, costureras, sastres, fotógrafos y agencias de viajes.

Amor en cuarentena

En el primer semestre de 2020 se registraron 28.327 matrimonios, un 61% menos que en el mismo periodo de 2019, según datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística. En abril, el peor mes, apenas se contabilizaron 286 enlaces.

Celebraciones de bodas tras la pandemia de Covid-19

No hay cifras exactas sobre el negocio que mueven las bodas en España, pero asumiendo que los 165.578 casamientos registrados por el INE en 2019 se hubieran celebrado por todo lo alto y que, según un estudio de Bodas.net, Esade y Google, el coste medio de unas nupcias en España es de 20.500 euros, el sector podría haber dejado de ingresar el año pasado unos 3.400 millones de euros.

Si a los datos del INE se suman los banquetes de parejas procedentes del extranjero, que vienen solo a festejar el enlace, pero no dejan registro oficial, la pérdida se elevaría a 4.200 millones, según la Asociación de Profesionales de Bodas en España. APBE, que agrupa a 600 empresas, parte de la base, además, de que el coste medio de un casamiento es algo mayor, de unos 25.000 euros.

El sector podría haber dejado de ingresar el año pasado hasta 4.200 millones

“Normalmente cubría entre 25 y 30 fiestas al año, con junio y julio como meses estrellas, a los que últimamente se estaban sumando septiembre y octubre. En 2020 tuve cero, todas se pospusieron para 2021 o 2022; hubo tentativas de llevar algunas adelante en septiembre y octubre, pero finalmente se suspendieron”, cuenta la fotógrafa Sylvia Becerra, quien a través de su agencia Cubodeluz opera en el triángulo formado por Toledo, el valle del Tiétar y Madrid.

Para sobrellevar la situación, Becerra ha diversificado su actividad con la venta de stock a bancos de fotos (“durante la cuarentena se disparó la demanda de imágenes que ilustrasen el uso de mascarillas y geles, que preparé sobre la marcha en casa”), el diseño de catálogos para tiendas online y la elaboración de reportajes corporativos.

Una encuesta realizada por Bodas.net a finales del año pasado entre más de 1.390 empresas del sector y 2.500 parejas confirma que de los enlaces previstos en 2020 solo se cancelaron entre el 5% y el 9%, todos los demás se aplazaron. De estos últimos, 8 de cada 10 se reprogramaron para 2021. La alta concentración de ceremonias en una misma temporada está obligando a que muchas de ellas se vuelvan a diferir, al no encontrar espacios libres donde festejarse.

Las nupcias que se postergaron para 2021 enfrentan ahora la falta de espacios libres

Por eso, Becerra no cree que retome con fuerza el retrato de novios hasta 2022. “Las fincas se reservan con 12 meses de anticipación. Entonces, las bodas que se dejaron para este año se han encontrado con un calendario bastante lleno y a las parejas les está resultando difícil cuadrar fechas; algunas se están planteando casarse un domingo o un viernes o esperar a 2022”, explica.

La fotógrafa refiere, además, que los cierres perimetrales todavía vigentes en algunos municipios están provocando conflictos entre novios que desean mover la fecha para que sus familiares y amigos que residen en otras provincias puedan asistir y fincas que se niegan al cambio argumentando que en su territorio las reuniones están permitidas.

Sin estado de alarma, las fincas ponen más obstáculos para el cambio de fechas

Durante el estado de alarma las haciendas y el resto de proveedores no podían cobrar penalizaciones por cancelaciones porque obedecían a motivos de fuerza mayor, pero una vez desactivada la emergencia el 9 de mayo, sí, y, según Becerra, eso está generando muchas situaciones incómodas. “O nos ponemos todos de acuerdo para que nadie pierda su trabajo o alguien se queda fuera”, puntualiza.

Incertidumbre

Ciertamente, el fin del estado de alarma no ha traído tranquilidad al sector, porque ahora las restricciones dependerán de cada comunidad autónoma y, en algunos casos, necesitarán del aval de los tribunales, elevando la incertidumbre. “El primer semestre lo hemos perdido y para el segundo hay muy pocos eventos porque la gente tiene miedo de fijar una fecha y que, llegado el día, no lo pueda hacer”, afirma Santacreu.

La wedding planner es partidaria de que se levanten los toques de queda para que los invitados no tengan que marcharse tan pronto y que se permitan celebraciones con el aforo completo, pero manteniendo todos los protocolos sanitarios, como los que se cumplirán en su primera boda pospandemia del 29 de mayo: control de temperatura en la entrada, varios puntos con gel desinfectante, cóctel y comida con servicio en mesa (no habrá atención en barra) y distribución de los invitados en grupos burbuja... Se podrá bailar, pero en espacio abierto y manteniendo la distancia entre conjuntos.

“Fuera de la restauración, no hay otro sector donde se hayan tomado tantas precauciones como en el de los eventos”, expone. Con la particularidad, asegura Conchita Hidalgo, socia de la firma de catering Oleanto, de que el incremento de costes provocado por la implementación de estas normas no se ha repercutido en los clientes.

Según otra encuesta de Bodas.net, esta efectuada a finales de abril entre más de 1.700 usuarios que prevén casarse entre mayo de 2021 y abril de 2022, 7 de cada 10 están bastante o muy seguros de que podrán hacerlo y solo el 6% piensa que cuando se den el “sí, quiero” habrá terminado la pandemia.

“Prácticamente, todas las parejas son conscientes de que se casarán bajo unas circunstancias especiales y una situación excepcional y, aun así, están dispuestas a hacerlo adoptando las medidas oportunas”, dice Angel Llull, presidente internacional de Bodas.net.

Las reservas de luna de miel en el extranjero se retrasan para el próximo año

La agencia madrileña Madox Viajes, que en 2019 había aumentado sus ventas hasta los 3 millones, sufrió en 2020 la cancelación del 95% de sus paquetes de luna de miel porque no se podía viajar a Japón, Estados Unidos, Australia ni a ninguno de sus destinos habituales.

“Solo pudimos retener el 5% que iba a Maldivas o Canarias de julio en adelante, cuando se abrieron estas rutas. Al final, cerramos el ejercicio con una caída del 85%”, señala José María Moreno, director general de la firma.

La empresa salvó los muebles aplicando un ERTE (suspensión temporal de empleo) a sus 12 trabajadores y solicitando un préstamo de 450.000 euros con el aval del ICO (Instituto de Crédito Oficial).

En abril han empezado a notar una mejoría que, si se mantiene, podría permitirles recuperar este año el 40% de la facturación de 2019. Dado que trabajan únicamente con destinos fuera de Europa, desearían que la UE llegase a acuerdos con otros países y organizaciones para que a nivel mundial opere un único certificado digital de vacunación.

“La recuperación real no se producirá hasta 2023 porque los clientes están pasando sus reservas de 2021 a 2022 y las familias todavía temen salir de España”, sostiene.

Tienda de vestidos de novia y comunión del grupo Madox en Madrid.
Tienda de vestidos de novia y comunión del grupo Madox en Madrid.

Blanca, radiante... y a la espera

Madox también vende vestidos de novia y comuniones en una tienda ubicada a pocos metros de la agencia. José María Moreno, director general del grupo, comenta sobre este negocio que del total de vestidos de novia que se reservaron para bodas de 2020, solo el 20% se usó ese año: el 80% de las clientas movió su celebración para 2021 y, de estas, hubo un 20% que la canceló, ya sea porque rompió con su pareja, quedó embarazada o ha decidido esperar un poco más.

En lo que concierne a ventas nuevas, “el goteo es muy pequeñito porque casi todas las fechas de 2021 están copadas por clientes de 2020” y no esperan que se recuperen hasta septiembre, cuando los novios empezarán a contratar para casarse en 2022. Sobre vestidos para comuniones, dice que el año pasado se cancelaron todas las reservas, pero esta temporada las ventas marchan bien.

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