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En colaboración conLa Ley
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Estandarización en el ámbito jurídico: ¿la alternativa del siglo XXI a los convenios internacionales?

Su misión es generar estándares internacionales Aportan ventajas medibles en prácticamente todos los sectores

CINCO DÍAS

Cada 14 de octubre, la Organización Internacional de Normalización (International Standard Organization, en lo sucesivo, ISO) celebra el Día Mundial de los Estándares. ISO es una organización internacional no gubernamental voluntaria e independiente, con sede en Ginebra, integrada por organizaciones nacionales de estandarización, rol que en España corresponde a la Asociación Española de Normalización (UNE). Su misión es generar estándares internacionales que aportan ventajas medibles en prácticamente todos los sectores imaginables de la economía.

Tradicionalmente estos estándares se han asociado al mundo técnico o industrial, con normalizaciones en cuestiones como la gestión de la calidad, la seguridad de la información o la calidad alimentaria. Pero la tendencia de los últimos años es que la normalización se acerca también al mundo jurídico.

La globalización, agudizada por el uso de Internet, abre un espacio nuevo en el que los límites geográficos tradicionales para delimitar la normativa aplicable por cada país pierden contornos, y las acciones con efecto en una punta del mundo pueden ser realizadas desde terminales ubicadas en el polo opuesto.

Ello supone un auge del llamado Derecho Digital entre los juristas, conscientes de que para saber anticipar o resolver los problemas, hay que saber entender o al menos interpretar cuestiones nuevas como la nube, las tecnologías blockchain o la firma digital de contratos. De hecho, muchas Facultades incluyen ya estas materias en sus programas, y algunas incluso enseñan a codificar a sus futuros abogados.

Los escándalos y crisis financieros son también globales, de modo que la comunidad internacional pide más responsabilidad a los operadores económicos, a los que se exige una ética empresarial reforzada y con marcos regulatorios que deben ser transfronterizos.

Como consecuencia de todo ello, el sector jurídico aboga por un rol proactivo en las empresas y en la sociedad en general, con reflejo también en algunas normas ISO recientes como las siguientes:

- ISO19600 sobre Sistemas de Gestión de Cumplimiento Normativo (Compliance Manager System) se basa en las mejores prácticas internacionales en materia de gestión, en este caso de Cumplimiento Legal, Transparencia, Ética Corporativa y Buen Gobierno. Además, la estructura de esta norma ha sido utilizada por UNE en su recientemente aprobada UNE 19601, sobre Sistemas de Gestión de Compliance Penal. Se trata de una norma certificable que sigue el esquema del artículo 31 bis del Código Penal y busca que las empresas puedan implantar sistemas eficaces para la prevención de los riesgos penales que ese precepto contempla como vía para eximir o atenuar la responsabilidad de las personas jurídicas.

- ISO 37001 para la prevención y detección del soborno, conocida como anticorrupción y antisoborno. Destaca porque cuenta con un sistema de controles similar al de ISO 19600, pero orientados para mitigar el riesgo de que esos delitos específicos se produzcan.

- ISO 19086, sobre computación en la nube, busca establecer bloques de acuerdos de nivel de servicio (SLA) en los proyectos que se aborden en la nube. Microsoft ha sido uno de los auspiciadores de esta ISO, y con el ánimo de proporcionar una nube segura ha desarrollado además un checklist en el que los responsables jurídicos de los proyectos cloud computing encontrarán todas las cuestiones jurídicas que han de abordar para evitar sorpresas posteriores.

- Se prevé una futura ISO sobre Blockchain, la tecnología que subyace debajo de las criptomonedas o Bitcoins. ISO considera que se trata de una tecnología de tal relevancia para la seguridad y confianza de las transacciones internacionales, que su estandarización significará un paso adelante en la manera de trabajar a escala internacional, un estímulo para una mayor interoperabilidad y mayores aceptación e innovación en su uso y aplicaciones. En la actualidad varios grupos de expertos trabajan en cuestiones relativas a Blockchain como su arquitectura, taxonomía, ontología, casos de uso, seguridad y privacidad y contratos inteligentes.

Como resultado de todo ello, son muchos los juristas que se aproximan a estos estándares internacionales porque permiten a las empresas a las que asesoran trabajar en un contexto legal internacional y complejo de manera segura, más eficaz, previendo problemas de contornos jurídicos con procesos de trabajo que se han demostrado eficaces y por eso se han homologado. Significa también acercar a las plantillas de las empresas, o al menos a sus mandos y responsables, a una cultura de cumplimiento, en muchas ocasiones a través de la formación que la mayoría de estos estándares internacionales imponen para obtener su certificación o aconsejan para su correcta implantación.

Y es que, en definitiva, una de las consecuencias económicas directas de ajustarse a estos patrones es, en el caso de que sean certificables como lo son UNE 19601 o ISO 37001, que se consigue demostrar un compromiso de buen hacer que puede ser el decisivo para ganar la confianza del mercado y acceder así a determinados contratos o licitaciones.

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