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Tres formas de conseguir la máxima cobertura WiFi en una casa grande

La potencia de señal de un dispositivo inalámbrico está limitada, y además se ve afectada por los obstáculos y la distancia. Por eso, mientras que en algunos de nuestros hogares es más que sufiiente con el router que instala el operador de telecomunicaciones en una parte de la casa, a otros no les llega la cobertura WiFi a determinadas habitaciones. Sin embargo, en casas grandes, es más sencillo y económico de lo que parece conseguir que toda la casa tenga una perfecta conexión a Internet sin cables.

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Antes de modificar o ampliar la instalación de las tres sencillas formas que detallaremos a continuación, siempre es conveniente hacer un pequeño análisis de la configuración de nuestra red doméstica inalámbrica. Y para hacer esto no necesitamos más que un programa de ordenador o una aplicación móvil, como puede ser WirelessMon. De este programa podemos extraer datos como la saturación de canales WiFi, y en definitiva optimizar la configuración inalámbrica para que, sin añadir nuevos dispositivos, la cobertura y velocidad de nuestra conexión sea algo mejor. Pero cuando esto no es suficiente para nuestra casa, hay otras formas de mejorar la cobertura.

Lo primero que debes tener en cuenta es el tipo de conexión a Internet. ¿Por qué? Porque no es lo mismo optimizar la señal para una conexión de 10 megas sobre ADSL que trabajar sobre una conexión de fibra óptica con un máximo de descarga de 300 Mbps. En cualquier caso, los consejos que vamos a darte sirven por ejemplo para conexiones de 100 Mbps, de fibra óptica y cable de forma indistinta

Repetidores de señal

Los repetidores de señal trabajan de una forma muy sencilla. Son dispositivos WiFi que, de igual manera, se conectan como cualquier otro dispositivo al router de tu operador, y lo que hacen es extender el rango de la señal como un nuevo punto de acceso. Es decir, toman la señal original enviando y recibiendo datos del router del operador con un retraso prácticamente inexistente, de forma inalámbrica, y desde él mismo actúan de la misma forma creando una red WiFi de máxima potencia. La clave, en este punto, es que el repetidor soporte WiFi 802.11 n para conexiones de hasta 100 Mbps, o WiFi 802.11 ac para conexiones de 300 Mbps en adelante.

Un dispositivo como este repetidor TP-LINK cuesta tan solo 20 euros, se conecta a una toma eléctrica y se conecta por WiFi al router del operador que ya tengamos instalado en casa. Y como explicábamos, crea un nuevo punto de acceso para que los dispositivos cercanos se conecten a él, en lugar de conectar al router de origen, y de esta forma obtienen una señal más potente sin perder velocidad. Además, cuenta con un puerto Ethernet para un ordenador de sobremesa, por ejemplo, un ordenador portátil o la videoconsola, entre otros. Y si nuestra conexión es de 300 Mbps, también hay otro repetidor de TP-LINK con prestaciones bastante superiores, y por unos 40 euros.

PLC

Otra opción es, si nuestra red eléctrica nos lo permite por la configuración de plantas, y demás, la utilización de dispositivos PLC. Lo que hacen estos dispositivos es aprovechar la red eléctrica del hogar para distribuir, a través de esta misma, la conexión a Internet. El problema es que, como adelantábamos, por ejemplo en un dúplex no sería la mejor opción si queremos llevarnos la cobertura WiFi desde la primera hasta la segunda planta. Ahora bien, en un piso, por ejemplo, sería la opción ideal para mantener una señal excelente.

También de TP-LINK, este primer PLC de 39 euros es un conjunto doble que se instala el primero de ellos en el router, por cable, y conectado a un enchufe. El segundo, en cualquier otro enchufe de la casa donde queramos llevarnos la conexión a Internet, y recomendablemente en un punto lejano donde actualmente no llegue el WiFi o lo haga con mala señal. Y a diferencia de los repetidores, aquí la opción será conectar por cable, y si necesitamos un dispositivo de mayores prestaciones los tenemos disponibles por unos 90 euros.

Aprovechando los ordenadores 

Las opciones anteriores son las más convenientes cuando el problema de señal en algunas zonas de la casa es grave, o si lo que más está perjudicando a los usuarios es la pérdida de velocidad o estabilidad de la conexión por esta baja intensidad de señal en algunas zonas. Ahora bien, cuando los problemas son menores y no se quiere gastar un céntimo en mejorar la cobertura en ciertas zonas de la casa, entonces también se pueden aprovechar los propios dispositivos ya conectados para un sencillo 'truco' que los convierte en repetidores.

Básicamente se trata de hacer que los ordenadores conectados a la red utilicen el WiFi para su conexión a Internet, sí, pero también para redistribuir esta señal a otros puntos en los que se pierde cobertura. Y para ello, con programas como HostedNetworkStarter. Para configurarlo, aunque no tiene mucho más recorrido que escoger un nombre de red y una contraseña, en RedesZone tienen un tutorial completo

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