Facebook, el gran comprador virtual
En un mundo virtual, Facebook podría justificar la compra no solo de WhatsApp sino de casi todas las demás redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea del planeta. La capitalización bursátil de la compañía de casi 160.000 millones de dólares valora a sus 1.300 millones de usuarios activos mensuales en cerca de 130 dólares cada uno. La cifra es mucho menor en la mayoría de sus rivales.
WhatsApp tenía cerca de 450 millones de usuarios activos mensuales, o MAUs (por sus siglas en inglés), cuando Facebook acordó su compra en febrero por 19.000 millones de dólares. El precio rondó los 42 dólares por usuario. En esta medida, el precio de WhatsApp estaba más o menos en línea con el de Instagram, que Zuckerberg compró por mil millones en 2012 cuando tenía poco menos de 30 millones de usuarios registrados.
La lógica virtual podría ir más allá. Los 20.000 millones de dólares de la capitalización bursátil de Twitter equivalen a menos de 80 dólares por usuario. Por su parte la japonesa Line –un negocio con 200 millones de usuarios registrados rumiando una salida a bolsa que podría valorarlo en 10.000 millones de dólares o más– parece mucho más barata.
La red social de Mark Zuckerberg valora a sus usuarios activos mensuales en cerca de 130 dólares cada uno
El truco, por supuesto, está convirtiendo a los usuarios en beneficios. En su revisión anual de las tendencias de internet la semana pasada, Mary Meeker de Kleiner Perkins Caufield & Byers destacó el potencial de esta medida, con Google ya recaudando unos ingresos medios por usuario de 45 dólares al año frente a los 7,24 dólares de Facebook y los 3,55 de Twitter en el primer trimestre de este año.
Pero es difícil ajustar los ingresos sin correr el riesgo de que haya una reducción en el crecimiento de usuarios. Las acciones de Facebook lo convierten en una moneda de gran valor, aunque probablemente Zuckerberg sabe que en el mundo real de los humanos volubles, la dura competencia y las nóminas en efectivo, convertir los usuarios en dinero y luego en rentabilidad sobre el capital requiere algo más que matemáticas virtuales.