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Pone a prueba la vía diplomática

EE UU reafirma su apoyo a Ucrania con la visita de Biden a Kiev el martes

La policía ucraniana investiga un coche incendicado en frente de un puesto de control prorruso en las afueras de la ciudad insurgente de Slaviansk, en la región oriental de Donetsk, epicentro de la sublevación contra Kiev.
La policía ucraniana investiga un coche incendicado en frente de un puesto de control prorruso en las afueras de la ciudad insurgente de Slaviansk, en la región oriental de Donetsk, epicentro de la sublevación contra Kiev.EFE

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegará el martes a Kiev para escenificar el firme apoyo de su Gobierno a las autoridades interinas de Ucrania, mientras comprueba si Rusia está dispuesta a cumplir el acuerdo diplomático para disolver las milicias prorrusas en el sureste del país.

Igual que la realizada por el secretario de Estado, John Kerry, a principios de marzo, la visita de Biden a Kiev es un nuevo espaldarazo al Gobierno surgido de las protestas que comenzaron en diciembre, presionado primero por la anexión rusa de Crimea y más tarde por el activismo prorruso en el sureste de Ucrania.

La tensión pareció empezar a disiparse el pasado jueves con el acuerdo alcanzado entre los jefes de Exteriores de EE. UU., Rusia, la Unión Europea (UE) y Ucrania dirigido a disolver las milicias irregulares prorrusas a cambio de promesas de amnistía y más autonomía para las regiones rusohablantes del este de Ucrania.

No obstante, el presidente de EE. UU., Barack Obama, advirtió el mismo jueves de que no es posible “estar seguros” de que Rusia cumplirá los términos del acuerdo y contribuirá a “restaurar el orden” en la antigua república soviética.

En ese contexto, la visita de Biden será “un gesto para demostrar a los ucranianos que EE. UU. les está prestando atención, pero probablemente no cambiará mucho” las cosas ni irá acompañada de un anuncio de más sanciones a Moscú, según dijo a Efe Matthew Rojansky, experto en Rusia y Ucrania en el centro de estudios Wilson Center.

Eso se debe, aseguró, a que “la Casa Blanca todavía no ha definido claramente los intereses y la estrategia de EE. UU.” en la crisis ucraniana.

“Ciertamente, algunos en Washington querrían ver una asistencia más concreta a Ucrania para resistir la agresión rusa, pero eso no parece estar sobre la mesa. Lo que hace la Casa Blanca es únicamente elevar la temperatura retórica, declarando inaceptables las acciones rusas, sin tomar medidas para cambiar su comportamiento”, señaló.

La semana pasada, el Gobierno de Obama anunció el envío a Ucrania de asistencia militar no letal, como suministros médicos y generadores eléctricos; y también selló la garantía de préstamo por la que concederá 1.000 millones de dólares a Ucrania, con el objetivo de respaldar las reformas para estabilizar su economía.

De hacer algún anuncio en Kiev, según Rojansky, lo más probable es que Biden prometa “más ayuda financiera a Ucrania” y no sanciones adicionales a Rusia, especialmente en un momento en el que la Casa Blanca intenta dar una oportunidad al acuerdo diplomático a cuatro bandas sellado el jueves.

No obstante, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, advirtió el miércoles de que EE. UU. ya tiene “preparadas” nuevas sanciones contra Moscú, después de las dos rondas de medidas ya aprobadas contra altos funcionarios cercanos al presidente ruso, Vladímir Putin.

Según informó esta semana el diario “The New York Times” citando a funcionarios estadounidenses, esas nuevas sanciones preparadas consisten en una lista de individuos a los que se podría imponer restricciones de viaje o económicas, entre ellos Igor Sechin, el presidente de Rosneft, la mayor compañía estatal de petróleo rusa.

De acuerdo con los funcionarios, esa lista también incluye una compañía no identificada muy cercana a Putin, pero la Casa Blanca no está dispuesta a imponer sanciones fuertes a sectores enteros de la economía rusa a no ser que el Kremlin tome acciones radicales, como invadir Ucrania o tratar de anexionarse el sureste del país.

“Las sanciones que EE. UU. pueda imponer a Rusia sólo pueden tener una relevancia limitada, porque la relación económica bilateral es muy reducida”, afirmó Rojansky.

Las inversiones rusas en EE. UU. son mínimas, y en 2013 las exportaciones de bienes estadounidenses a Rusia sumaron 11.000 millones de dólares, apenas el 0,1 % del Producto Interior Bruto (PIB) norteamericano, mientras que las importaciones de productos de Moscú sumaron 27.000 millones, menos del 0,2 % del PIB.

“Lo único que potencialmente marcaría una gran diferencia es un embargo de energía coordinado entre EE. UU. y la UE, pero hasta ahora no hay planes al respecto”, apuntó el experto.

La visita de Biden llega poco más de una semana después de que el viaje a Kiev del director de la CIA, John Brennan, despertara la suspicacia de Moscú; y alrededor de un mes antes de la celebración prevista de elecciones presidenciales en Ucrania el 25 de mayo, un momento que Washington considera clave en la crisis ucraniana.

Biden, que aumentó su protagonismo en la gestión de esa crisis con llamadas telefónicas esta semana a los jefes de Gobierno de Eslovaquia y Bulgaria, aprovechará su estancia en Kiev para reunirse también con representantes de la sociedad civil ucraniana y “escuchar sus aspiraciones”, según la Casa Blanca.

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