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Elecciones autonómicas

Inmigrantes y jóvenes impulsan el movimiento independentista catalán

La independencia de Cataluña puede parecer una romántica locura para los de fuera. La región española puede remontarse a la Edad Media para encontrar motivos históricos que justifiquen la separación de su territorio del resto de España.

No es tanto la identidad cultural la que ha dado una nueva vida al movimiento secesionista, como la frustración por los impuestos, el desempleo y la recesión.

Un número cada vez mayor de ardientes defensores de la independencia catalana ni siquiera tiene sus raíces en la región.

Son inmigrantes del resto de España que han abrazado el separatismo porque creen que Cataluña, históricamente una potencia económica, será más próspera por su cuenta.

Los economistas ponen en duda ese argumento. Sin embargo, cierto o equivocado, serán clave cuando los votantes elijan un nuevo gobierno en las elecciones del domingo que se han convertido en una consulta sobre un referéndum de independencia.

Es el caso de Josep Periera, de 72 años, quien se trasladó a Cataluña a mediados del siglo pasado procedente de una más empobrecida Andalucía.

Cuando llegó a Cataluña se llamaba José pero con el tiempo catalanizó su nombre y está completamente integrado.

"Hace solo tres años no era pro-independencia. Pero ya no podemos seguir así", dijo a Reuters en un mitin del presidente catalán Artur Mas, quien busca la reelección tras convertirse en septiembre a la causa independentista después de la masiva manifestación secesionista en la Diada.

Se espera que CiU y otros tres partidos pro-independentistas de todo el espectro político obtengan una mayoría de dos tercios en el parlamento regional.

Esa mayoría respaldará el compromiso de Mas de convocar un referéndum de independencia que desafiará la Constitución española.

Con España inmersa en una recesión y un desempleo galopante del 25 por ciento, los catalanes están cada vez más descontentos con Madrid, que se niega a renegociar el actual sistema tributario.

Dicen que Cataluña sería capaz de invertir en creación de empleo los 16.000 millones de euros de sus ingresos fiscales que se queda el gobierno central cada año.

Entre los 7,5 millones de habitantes de Cataluña hay tres millones con raíces fuera de la región. Los sondeos muestran que cada vez más esos inmigrantes o hijos de inmigrantes apoyarían la creación de un Estado independiente.

Un sondeo del centro oficial de estadísticas catalán indicó este mes que el 80 por ciento de los adultos cuyos padres son catalanes apoyan la independencia. Y un 41 por ciento de los adultos con padres no-catalanes también quieren la independencia, frente al 25 por ciento de junio de 2011.

Esos conversos han ayudado a impulsar el apoyo general a la independencia por encima del 50 por ciento por primera vez.

En el pasado, los inmigrantes andaluces en los 'guetos' de habla castellana en las afueras de Barcelona sufrían la discriminación y se les llamaba despectivamente "charnegos", una especie de perro en catalán.

Pero sus hijos hablan catalán y añoran los años en los que la comunidad creaba trabajo para la gente de toda España.

"Soy un partidario de la independencia circunstancial por los brutales efectos de la crisis y porque España ha estado saqueando la riqueza de Cataluña durante años", dijo Lluis Val, de 32 años. Sus padres se mudaron aquí hace décadas para trabajar, pero ahora él tiene problemas para encontrar un empleo bien pagado.

Salvador García Ruiz, un economista de 36 años, es hijo de inmigrantes andaluces. Como muchos catalanes siente que el resto de España ha malinterpretado el sentimiento de la región.

"La gente no comprende que no estamos contra España, sólo estamos a favor de la independencia y es por eso que ahora se ha convertido en la corriente principal. Todavía queremos tener una buena relación con España", dijo.

Voto joven

Muchos catalanes reconocen que la independencia plena puede ser imposible de lograr, porque la región probablemente tendría que salir de la Unión Europea - arriesgándose a un desastre económico - y porque el resto de España va a dar la batalla por la unidad.

Sin embargo, los sondeos muestran que a una gran mayoría le gustaría tener el derecho de votar en un referéndum. Una marcha pro-independencia el 11 de septiembre de aproximadamente un millón de personas reflejó el crecimiento del movimiento.

"Una avalancha de personas en la calle hizo que esto sucediera y lo único que queremos es un referéndum para que por lo menos podamos expresar lo que queremos", dijo Miriam Cascales, de 32 años, trabajadora en un supermercado.

El secesionismo es especialmente fuerte entre los jóvenes como Cascales. Según la encuestadora Metroscopia, alrededor del 60 por ciento de los votantes entre 18 y 35 años apoyan la causa. El desempleo es más alto entre los jóvenes.

"El debate se ha alejado de ser meramente un debate sobre la independencia de Cataluña a un debate económico más amplio", dijo María José Hierro, experta en Ciencias Políticas en la Universidad Pompeu Fabra.

Las encuestas muestran que el apoyo a la independencia cae cuando la gente piensa en la posibilidad de tener que abandonar la Unión Europea.

Y muchos catalanes, inmigrantes y nativos, están molestos ante la perspectiva de tener que elegir entre ser catalán o español, ya que se sienten ambos.

Josep, un empresario de 52 años, dijo que apoyaba la independencia pero reconoció que muchos con orígenes en otras partes de España se sentían confusos.

"Muchos no se sienten totalmente españoles o totalmente catalanes. Hay una gran cantidad de personas que no saben a quién votar", dijo.

Dijo que no quería dar su apellido porque le preocupaban las amenazas de boicots comerciales del resto de España a causa del creciente fervor independentista.

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