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La fortaleza del euro y del bono alemán rema a favor de la recuperación

¿Europa se hunde? Cinco motivos para no entrar en pánico

Europa se desploma: el riesgo español ha pasado el teórico punto de no retorno e Italia lleva días en niveles de intervención. La señal es clara: el euro está en peligro. ¿O no?

Señal de prohibido bañada por el sol
Señal de prohibido bañada por el solThinkstock

Las pantallas de los operadores del mercado de deuda soberana echan fuego esta mañana. El precio de los bonos de Italia se hunde, pero eso no es nuevo. La noticia (tampoco demasiado novedosa) es que las primas de riesgo de España y Francia han entrado también en el ojo del huracán. Las rentabilidades se disparan mientras las ventas masivas anticipan una caída en cascada de países que (ahora de verdad, ya no se trata de Grecia o Irlanda) tienen la capacidad de poner fin al sueño de una Europa unida en una moneda común.

Frente a este panorama apocalíptico, hay varias señales que no concuerdan exactamente con esta lectura. Por supuesto, la gravedad de una prima de riesgo por encima de los 450 puntos es evidente (entre otras cosas porque puede llevar a que las cámaras de compensación encarezcan el acceso a financiación de la banca), pero cuando el resto de los signos no anticipan la llegada del infierno queda un hueco (por muy pequeño que sea) para el optimismo.

1.- Cotización euro/dólar. Puede que la divisa europea se haya debilitado en los últimos tiempos, pero sigue demostrando una fortaleza a prueba de bomba justo en el momento en que está amenazada de muerte. Las grandes potencias de Asia no han frenado su apuesta por el euro y eso, según los expertos, demuestra que no creen en su desaparición.

2.- Caída de las Bolsas. Sí, las grandes Bolsas europeas caen entre un 15% y un 20% en lo que va de año (con la excepción positiva de Reino Unido y la negativa de Italia) y nadie que tenga renta variable puede estar satisfecho del verano vivido. Pero el Ibex está por encima de los 8.200 puntos, cuando en septiembre de 2009 vegetaba por los 6.817 puntos y entonces nadie apostaba por la salida de España del euro o su pertenencia a una moneda a dos velocidades.

3.- Bono alemán. Mientras tanto, Alemania se financia a tipos históricamente bajos, incluso negativos si se toma en cuenta la inflación. Los inversores se quitan de las manos sus emisiones, que se han convertido en el imán de la huida a la calidad y al refugio seguro. Pero, ¿no es Alemania un miembro clave de Europa y del euro? ¿Alguien piensa que la ruptura de la moneda única no le va a perjudicar?

4.- Bolsas estadounidenses. Wall Street asiste sin dramas a la teórica desintegración de Europa, con el Dow Jones todavía cotizando en positivo en el año. Otra vez, no se trata de que no haya sufrido en las últimas sesiones, pero desde luego la sangre no ha llegado al río.

5.- La curva de tipos se aplana. Incluso una de las señales más peligrosas de la inminencia de una hecatombe tiene una interpretación positiva. En teoría, los inversores exigen más rentabilidad a largo plazo que a corto porque el riesgo es mayor. Si eso se invierte, es que la apuesta por una caída inminente (mayor riesgo inmediato) cobra fuerza. Pero hay otra explicación. "Los inversores están reduciendo su cartera y prefieren vender la parte más corta de la curva porque la pérdida es menor, mientras que se quedan el largo plazo a vencimiento", señala Rafael Romero, director de inversiones de Unicorp Patrimonio. No, no es una huida indiscriminada sino una estrategia de los gestores para minimizar los números rojos y contentar a la vez a los inversores.

"Hay aspectos positivos que plantean que los mercados no tienen tanto miedo", añade Romero. Simplemente, "no se corresponde la situación en el mercado de bonos con lo que vive la Bolsa o las divisas, donde la realidad es razonablemente tranquila".

¿Cuál es el veredicto, entonces? Que las apuestas por una ruptura del euro están limitadas a un mercado de bonos muy determinado, pero que en el resto lo que se cotiza es la recuperación.

Eso sí, para que las señales positivas no acaben como todo en esta crisis (sepultadas por un pesimismo que termina haciéndose realidad una y otra vez) los expertos vuelven a clamar por una mayor unidad fiscal y financiera en Europa y, sobre todo, por la capacidad de emitir deuda conjunta con el respaldo de unos eurobonos que pongan fin de una vez a la sangría de la prima de riesgo.

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