Un paseo por los rincones del valle del Guadalentín
De Murcia a Lorca a través del pulmón verde de la región.
Tras mucho tiempo en que la Región de Murcia no aparecía entre los principales destinos turísticos nacionales, en los últimos años cada vez son más los viajeros que descubren sus numerosos encantos. En nuestra ruta recorreremos el valle del Guadalentín, que supone un viaje por el pulmón verde de la región.
La capital fue fundada por Adberramán II a orillas del Segura con el nombre de Medina Mursiya. El mestizaje de la arquitectura cristiana con la musulmana queda patente en la calle de la Trapería, en el casco antiguo. El monumento más importante de la ciudad es la soberbia catedral, que comenzó a construirse en 1394 y fue reformada según el canon barroco entre los siglos XVII y XVIII.
En la misma plaza y formando un grandioso escenario se halla el palacio episcopal. También destaca el monasterio de los Jerónimos, edificado en el siglo XVIII. Dentro de la iconografía religiosa destacan los pasos de Semana Santa creados por el gran escultor José Salzillo en el siglo XVIII, y que se conservan en la iglesia de Jesús, hoy museo Salzillo.
Siguiendo por la N-340 hacia el sur y a unos 30 km está Alhama de Murcia, enclavada a los pies de la sierra de Espuña y cuyo nombre significa baño, motivado por las aguas termales que ya usaban los romanos que transitaban por la vía Heraclea que unía Lorca y Elche. Entre los monumentos árabes apenas se conserva la torre del homenaje del castillo, del siglo XI, reconstruida después por los cristianos. La plaza vieja, con el ayuntamiento y varias casas solariegas del siglo XVIII, merece una visita.
La principal industria de la localidad es el conocido fabricante de productos cárnicos El Pozo. A 11 km de Alhama está Totana, también de raíces romanas y después árabes. A 7 kilómetros hacia Sierra Espuña está la ermita mudéjar de Santa Eulalia, construida en 1257. Lorca también tiene un gran atractivo monumental, con más de doscientas mansiones y un castillo del siglo XIII.