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CincoSentidos

Un búnker dentro de casa

El afán por la seguridad eleva la demanda de refugios a prueba de robos, bombas y desastres naturales.

Un búnker dentro de casa
Un búnker dentro de casa

Más vale prevenir que curar. Eso deben pensar los más de 350 clientes de Antonio Alcahúd, un ingeniero nuclear afincado en Barcelona que a lo largo de 27 años ha construido refugios atómicos por toda España. A pesar de su inquietante nombre, muchos clientes demandan estos habitáculos para tener en casa una caja fuerte inexpugnable o para poseer un lugar donde resguardarse en caso de que entren ladrones.

La clientela de Alcahúd es muy heterogénea, aunque son mayoría las grandes fortunas y los profesionales liberales. Entre sus clientes sobresalen los joyeros y anticuarios, que poseen piezas de mucho valor y utilizan el refugio como caja fuerte. La proliferación de bandas delictivas que entran en las casas por la fuerza y con los inquilinos dentro también ha hecho crecer la demanda de estos refugios, que sirven de habitación del pánico, título de una turbadora película interpretada por Jodie Foster.

Por alrededor de 37.000 euros se puede poseer un refugio de entre 25 y 30 metros cuadrados con una capacidad para 25 personas. Aunque también es posible construir un búnker de grandes dimensiones equipado con todo tipo de lujos. Alcahúd ha llegado incluso a construir uno con pista de squash. Además, mientras no se utiliza, el refugio puede convertirse en una sala de juego para los niños, en una bodega o en una librería. El mayor búnker de España se encuentra actualmente en el hotel Beatriz, en Talavera de la Reina, una circunstancia que convierte a este establecimiento en el mejor hotel para el hipotético caso de que Castilla-La Mancha se convierta en el epicentro de un desastre descomunal, natural, atómico o bacteriológico. Con 600 metros cuadrados, la instalación puede albergar hasta 400 personas.

El hotel Beatriz, en Talavera de la Reina, tiene el mayor refugio nuclear de España

Los refugios incluyen todo tipo de electrodomésticos, agua y electricidad, y se considera que los propietarios deberían tener siempre almacenados alimentos para subsistir, al menos, durante 15 días. Es el tiempo que se debe esperar hasta que 'pasen los efectos de armas químicas, nucleares o bacteriológicas', explica Alcahúd, quien asegura que la radioactividad de una explosión atómica disminuye rápidamente y que a los 14 días 'es prácticamente inocua'. Por si acaso, los refugios están equipados con trajes especiales para salir protegidos al exterior en caso de catástrofe.

El nombre de la empresa de este ingeniero, ABQ, hace referencia a que sus construcciones resisten ataques atómicos, bacteriológicos y químicos. Aunque también sirven para resguardarse en caso de terremotos o tornados.

Para algunos, las personas que construyen refugios atómicos en casa son gente cauta y precavida. Para otros, se trata de neuróticos alarmistas que confunden un perro grande con la llegada de los jinetes del Apocalipsis. Alcahúd es, sin duda alguna, de los primeros. Al entrar en su web, www.refugioatomico.com, aparece un vídeo que recuerda que España es un objetivo militar para Al-Qaeda. También abundan las referencias a Hiroshima y Nagasaki, las ciudades japonesas sobre las que Estados Unidos lanzó sendas bombas atómicas al final de la Segunda Guerra Mundial. 'Miles de casas tienen un pararrayo, los aviones tienen chalecos salvavidas y los barcos disponen de botes salvavidas, a pesar de que nadie cree que le caerá un rayo, que el avión en el que viaja se estrellará o que su barco se hundirá', dice este ingeniero nuclear.

Por si aún hubiese alguien que dudase de la posibilidad de una hecatombe mundial, Alcahúd recuerda que estamos 'a cinco minutos para la medianoche'. Se refiere al Reloj del juicio final que en 1947 crearon un grupo de científicos -entre ellos Albert Einstein- y que representa el tiempo que resta para una posible destrucción del mundo. Cuanto más cerca se sitúa de la medianoche, más riesgo hay de que se produzca un desastre atómico o climático. Cuando se creó marcaba las 23.53 y, desde entonces, las manecillas se han adelantado o retrasado 18 veces. La última vez, los expertos del Boletín de Científicos Atómicos decidieron adelantar dos minutos el reloj hasta las 23.55, debido a las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte o a la proliferación de los materiales atómicos de la antigua URSS.

Alcahúd asegura que sus refugio pueden soportar una bomba atómica de diez kilotones o una bomba de Hidrógeno de un megatón (cien veces mayor que la de Hiroshima). Los refugios de ABQ llevan la firma de un ingeniero y están 'certificados a nivel internacional por los mejores laboratorios del mundo', aseguran desde la empresa. Los clientes deben confiar en ello, porque si no funcionan las posibilidades de reclamar son escasas.

La Moncloa, entre las residencias españolas con refugio nuclear

'Los latinos prefieren vivir el momento, mientras que en el norte son más precavidos', asegura el presidente de ABQ, Antonio Alcahúd. En los países nórdicos, como Suecia, es habitual encontrar refugios atómicos en el sótano de las viviendas. Alcahúd acusa a la Administración de no contemplar un desastre atómico y de no estar preparada ante una amenaza que 'es real'. De hecho, ha tratado, sin éxito, de convencer a la Universidad de Tarragona -que se encuentra cerca de una de las mayores industrias petroquímicas de España- de construir un gran búnker para salvaguardar a los estudiantes en caso de accidente. Uno de los mayores refugios se encuentra en la Moncloa, la residencia del presidente del Gobierno. El presidente de ABQ asegura que desde el Gobierno se pusieron en contacto con él a finales de los 80, aunque finalmente la cooperación no prosperó. 'El Estado debería velar por nuestra protección y construir refugios públicos', reclama.

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