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El nuevo Papa afrontará unas cuentas del Vaticano en números rojos

El sucesor de Juan Pablo II, que será elegido por el cónclave de cardenales a partir del 18 de abril, deberá encontrar nuevos ingresos si quiere equilibrar el presupuesto del Vaticano. Tras obtener ganancias durante ocho años, la Santa Sede, la administración central de la Iglesia, registró déficit durante tres años hasta 2003, según los balances de cuentas del Vaticano. El presupuesto de la Ciudad del Vaticano, el Estado papal independiente de Roma, también estaba en números rojos en 2003, el último año con datos disponibles.

El Vaticano depende de ganancias aproximadas de 1.000 millones de dólares por sus inversiones en acciones, bonos y propiedades inmobiliarias, además de las donaciones de los católicos del mundo. Si bien la Santa Sede se benefició en los noventa con el auge bursátil y la fortaleza del dólar, la situación monetaria la llevó a perder 9,6 millones de euros en 2003, con 204 millones de ingresos.

El papado estará cada vez más necesitado de fondos a menos que encuentre nuevas fuentes de ingresos, dice Francis Butler, presidente de Foundations and Donors Interested in Catholic Activities, una asociación de organizaciones laicas de Washington. Las diócesis de todo el mundo -que reúnen a más de 1.000 millones de fieles- donan al Vaticano unos 80 millones de euros al año. Los feligreses aportaron otros 49 millones en 2003 -un tercio de ellos llegado de EE UU-, que el Vaticano utiliza en obras benéficas, según su informe anual. 'Sencillamente, no reciben grandes contribuciones, y no hay mucho que puedan hacer para recortar el gasto'', dice Butler. El nuevo Papa no podrá recurrir a los tesoros de arte ni a las cuatro basílicas romanas para impulsar las ganancias, que reúnen 460 pinturas de maestros como Giotto, Caravaggio y Rafael, dice monseñor Claudio Celli, a cargo de la gestión de los activos de la Santa Sede como secretario de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. Celli señaló que en 2003 había cambiado la mayor parte de las posiciones de la cartera de la Santa Sede, vendiendo acciones para comprar deuda a corto plazo.

El Instituto para los Trabajos Religiosos, uno de los pilares financieros del Vaticano, no hace públicas sus cuentas

La Santa Sede incluye la curia, cuyos 20 consejos y congregaciones fijan la doctrina y política de la Iglesia; el cuerpo de 118 diplomáticos en embajadas del Papa, la cadena de radio del Vaticano y las propiedades inmobiliarias en Roma utilizadas para albergar a los sacerdotes. En 2003 sus resultados incluyeron ganancias de 22,4 millones de euros por el alquiler de propiedades y una pérdida de 11,6 millones de euros derivada de activos financieros. La pérdida en divisas se elevó a 32,8 millones de euros.

La Ciudad del Vaticano, por su parte, registró unos ingresos de 145,9 millones de euros, un incremento del 5%, principalmente con el cobro de entradas a los tres millones de visitantes a los museos del Vaticano y de las tiendas libres de impuestos. Su déficit, de 8,8 millones de euros, resultó de un pago de 10,5 millones para ayudar a cubrir pérdidas de Radio Vaticano. El costo del mantenimiento de las oficinas del Vaticano y de sus cuatro basílicas romanas, con 123 policías y 110 guardias suizos, subió un 15%.

Las tiendas del Vaticano incluyen una farmacia que importa medicinas aún no aprobadas en Italia, un supermercado y una tienda en la que se venden perfumes Chanel o relojes Cartier hasta un 50% más baratos de lo que cuestan en la vecina Roma.

El Istituto per le Opere di Religione (Instituto para los Trabajos Religiosos), conocido como el Banco del Vaticano, es el tercer pilar de las finanzas del Vaticano, pero no publica sus datos financieros.

Las 2.864 diócesis católicas y 412.886 parroquias de todo el mundo -incluyendo la de Roma- son económicamente independientes del Vaticano. Gracias a esta independencia las finanzas del Vaticano no se han visto afectadas por los escándalos de abusos sexuales en EE UU.

Las finanzas del Vaticano se mantenían completamente en secreto antes del traslado a Roma de Edmund Skoza, el por entonces arzobispo de Detroit, a petición de Juan Pablo II, para dirigir la Prefectura para Asuntos Económicos de la Santa Sede en 1990. 'Nadie se había sentado nunca a dibujar un esquema de organización'', dijo Skoza, de 77 años, actualmente presidente del Estado de la Ciudad del Vaticano. Su economía, simplemente, 'creció a lo largo de 2000 años''.

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