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CincoSentidos

Los problemas de ser celiaco sin saberlo

Celiaco? Hasta el nombre resulta extraño para muchos españoles si no han conocido en algún momento de su vida a uno de estos enfermos. ¿Celiaco? Sí, sí, afirman otros sin llegar a precisar la dolencia. Tan desconocida es que muchos enfermos lo son sin saberlo: hasta 280.000 individuos podrían padecer este problema en España frente a sólo 25.000 en tratamiento, según datos de la Federación Española de Asociaciones de Celiacos de España.

Esta enfermedad, tan antigua que el nombre -vientre- se lo pusieron los griegos, es una intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y posiblemente la avena que produce en determinados individuos predispuestos genéticamente una lesión severa de la mucosa del intestino delgado. El mal provoca una atrofia en las vellosidades intestinales que lleva aparejada una inadecuada absorción de los nutrientes de los alimentos: proteínas, grasas, hidratos de carbono, sales minerales y vitaminas.

No hay medicamentos que lo curen. Sólo una dieta exenta de gluten puede devolver la salud al individuo, porque el enfermo celiaco cuando ingiere la proteína sufre, entre otras cosas, diarreas, vómitos, anemia ferropénica, retraso en el crecimiento, pérdida de apetito y de peso y distensión del abdomen.

Eso es así en la mayoría de las ocasiones, pero a veces el problema existe y no da síntomas o son atípicos. Es más, hace no demasiado tiempo se pensaba que ésta era una dolencia de niños y que cuando éstos llegaban a la adolescencia dejaban de padecerla. 'Un error, porque, aunque es cierto que un celiaco, después de haber mantenido durante toda su infancia una dieta estricta, puede no tener síntomas cuando integra el gluten en su alimentación durante la edad adulta, lo cierto es que las secuelas de la lesión pronto aparecerán en forma de otras muchas enfermedades autoinmunes, como es ésta', explica la doctora María Dolores García Novo, jefa del Servicio de Digestivo del Hospital Niño Jesús de Madrid, uno de los centros especializados en el tratamiento y seguimiento de este problema.

La Federación Española de Asociaciones de Enfermos Celiacos calcula que esta patología la padecen uno de cada 100 nacidos vivos y que el 75% de los enfermos está aún sin diagnosticar.

'La ausencia de sintomatología asociada no convierte en un individuo sano a quien padece la predisposición genética', insiste Manuela Márquez, directora de la asociación madrileña.

Osteoporosis, anemia, infertilidad, tiroiditis o depresión, la ciencia ha sido capaz de diagnosticar hasta la fecha media docena de enfermedades ligadas a la celiaca, además de certificar que saltarse la dieta puede dar lugar a linfomas y carcinomas.

Como contrapartida, todos los estudios demuestran que tras cinco años cumpliendo las órdenes del médico el riesgo de malignización desaparece.

Alimentos básicos a precio de oro

Un kilo de harina sin gluten cuesta 7,51 euros, el kilo de galletas, 22,99 euros, 12 euros el pan rallado, 9 euros un paquete de pan de molde y 6,61 euros un kilo de macarrones. La Asociación de Celiacos de Madrid calcula que el coste adicional de una dieta sin gluten asciende mensualmente a los 120 o 130 euros. Los afectados llevan años exigiendo a la Administración una ayuda similar a la de muchos enfermos de la Unión Europea, pero ésta no llega.Un problema más acuciante ha sido la falta de una normativa legal que obligase a especificar en las etiquetas los ingredientes de los productos. Esto tiene que cambiar el año próximo con la nuevas exigencias de etiquetado.Sin embargo, hoy es frecuente encontrar gluten en embutidos, productos de charcutería, quesos fundidos, conservas de carne y de pescado, golosinas, helados, colorantes y sucedáneos de chocolate.Los afectados han luchado con el único arma en su poder, la distribución de listas de productos prohibidos: salchichas de Campofrío, chorizo y salchichón de Revilla, paté de El Pozo o algunos productos de Tello, entre otros muchos alimentos.

Enfermar o comulgar, un problema

El desconocimiento tanto de la enfermedad como de los alimentos que contienen gluten convierten el comer fuera de casa en un grave problema. Existen muy pocos restaurantes que conozcan la dieta sin gluten y lo mismo sucede con los colegios y los comedores de empresa, por lo que la única alternativa, muchas veces, es llevarse la comida en una tartera.Sorprendentemente, esto también ocurre en el ámbito hospitalario. En ocasiones, cuando el celiaco necesita ser hospitalizado, en la mayor parte de los centros se encuentra con grandes dificultades para poder alimentarse. Además, hay alrededor de un centenar de medicamentos que entre sus excipientes llevan gluten. Por último, el celiaco católico tiene problemas a la hora de comulgar, ya que las obleas tienen que ser de trigo y las elaboradas con maíz no son válidas para consagrar.

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