Unos beneficios ordinarios
Parece que se acabaron las emociones fuertes. Los analistas esperan un año tranquilo en materia de beneficios, en el que los resultados ordinarios marcarán la pauta. Tras el impacto cambiario de la devaluación del peso al cierre de 2001, los fuertes saneamientos de 2002 y la espectacular recuperación de 2003, las empresas encaran el año próximo como el de consolidación de la recuperación de este año, en el que se ha logrado un nivel récord de beneficios tras el saneamiento de los balances efectuado el pasado ejercicio.
En 2003 han dado fruto los importantes cambios de estrategia acometidos por las empresas ante la desaceleración económica y la crisis bursátil. El repliegue hacia el negocio tradicional y el negocio doméstico ha marcado la actuación de las empresas, que han puesto freno a las nuevas inversiones y han vendido activos no estratégicos con el fin de reducir los fuertes niveles de endeudamiento asumidos en tiempos de vacas gordas. Además de eso, se han puesto en marcha estrictos planes de reducción de los costes de explotación ante la mayor incertidumbre sobre la evolución de los ingresos.
La recuperación de los beneficios y algunos cambios en la política de dividendos han permitido alcanzar un récord también en la retribución a los accionistas que ha venido acompañado además de una mejora de las cotizaciones.
De cara al año que viene, los deberes básicos están hechos. El ajuste de deuda y de costes y la limpieza de los balances permiten que las mejoras de los ingresos derivadas de la recuperación económica vayan trasladándose con cierta comodidad hacia abajo en las cuentas de resultados. No se esperan mejoras espectaculares, pero el crecimiento de los beneficios será generalizado. Se extenderá a casi todas las grandes empresas cotizadas, según las previsiones de los analistas, lo que permitirá marcar un récord de ganancias por segundo año consecutivo gracias, básicamente, a la mejora de los resultados ordinarios.