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Agricultura

El sector aceitero espera la mejor cosecha de la historia

La Fundación del Olivar estima que la producción aceitera se disparará en la próxima campaña por encima de las 1,5 millones de toneladas, superando así en casi 100.000 lo registrado en la campaña 2001-2002, que fue de 1,4 millones de toneladas y que ha marcado hasta ahora el récord histórico.

Este año ha llovido copiosamente a gusto de los olivareros; y lo ha hecho cuando tocaba, tan a tiempo, que parece que ha sido el propio sector aceitero quien ha diseñado el calendario meteorológico de los últimos meses. Como consecuencia, el olivo goza de una inmejorable floración; mejor incluso que la que mostraban los árboles hace dos años, cuando se produjeron 1,4 millones de toneladas de aceite, la mayor cosecha de la historia hasta la fecha.

Tal hecho, unido a la entrada en producción este año de explotaciones que hace dos eran todavía incipientes, mueve a pensar a los aceiteros que la próxima campaña será, sin duda alguna, la mejor de toda la historia. El presidente de la Fundación del Olivar de Extremadura (Fundoliva), Lorenzo Ramos, se ha atrevido incluso a ofrecer una cifra de producción para la próxima campaña que será, en su opinión, superior a las 1,5 millones de toneladas. De ser así, la cantidad de kilos de aceituna cosechados sería cerca del doble de los recogidos durante la presente campaña, que según datos del Ministerio de Agricultura, ascienden a 865.000 toneladas.

La cifra histórica que se producirá en la campaña 2003-2004 supondrá una nueva inyección de capital en el sector olivarero, aunque éste teme que vuelva a estrangular el mercado aceitero, últimamente sumido en una clara tendencia hacia la normalización. De hecho, durante la campaña en vigor se han ajustado las cifras hasta el punto de que los agricultores ven por fin enderezado un mercado que durante demasiados ejercicios se encontraba claramente descompensado. A las 865.000 toneladas producidas este año hay que sumar otras 324.400 existentes en stock de la abultada campaña pasada y otras 25.000 procedentes de la exportación, un total de 1,2 millones de toneladas, volumen que dobla prácticamente los consumos habituales registrados en España (620.000 toneladas durante el presente ejercicio). Gracias a la exportación (450.000 toneladas), que este año se ha disparado empujada por la malas producciones de nuestros países competidores, la balanza producción-consumo ha quedado más o menos equilibrada, aunque todavía restan 144.400 toneladas sobrantes que serán perfectamente absorbidas en el enlace de las campañas.

Por tanto, en un año como el próximo, en el que se disparará la producción, la exportación tenderá a volver a cifras habituales, esto es, probablemente caerá y el consumo no encuentra razones para crecer, el mercado volverá a resentirse. Otro aspecto perverso de la gran cosecha será la penalización que sufrirán los productores; la subvenciones de la Unión Europa se verán reducidas casi a la mitad de confirmarse estas cifras y la producción española volverá a salir a los mercados internacionales con menor competitividad que las de los competidores comunitarios.

Durante la campaña de 2001-2002, la penalización sufrida por los olivareros fue de un 52%, y durante la presente, gracias a la caída productiva las penalizaciones según UPA, rondará el 20%. La escasa cantidad garantizada (760.027 toneladas) lograda por España tras la reforma de la organización del mercado aceitero en 1998 supone que los olivareros españoles sean cada año penalizados en tanto que la producción española supere con creces tal cantidad, e incluso, como ocurrió en la campaña 2001-2002 y previsiblemente en la 2003-2004, la doble.

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