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NASA revoluciona la aviación: el X-59 inaugura la era del vuelo supersónico silencioso

El objetivo de este proyecto es acabar con las prohibiciones para este tipo de vuelos comerciales que existen desde el año 1973 debido a los problemas de ruidos generados.

Durante más de medio siglo, el vuelo supersónico comercial sobre tierra estuvo prohibido por el “boom sónico”, capaz de sacudir ventanas (por poner un ejemplo). Hoy, esa barrera histórica comienza a desmoronarse gracias a la NASA y su proyecto más ambicioso en aviación: el X-59, un avión experimental diseñado para volar más rápido que el sonido sin provocar el clásico estampido que marcó, entre otras cosas, el fin del Concorde.

Un hito histórico: el primer vuelo del X-59

El 28 de octubre de 2025, el X-59 realizó su primer vuelo desde las instalaciones de Lockheed Martin Skunk Works en Palmdale, California, hasta el Centro Armstrong de Investigación de Vuelo de la NASA en Edwards. La misión duró poco más de una hora, alcanzando unos 12.000 pies de altitud y velocidades cercanas a 240 millas por hora (aprox. 386 km/h), muy por debajo de su capacidad máxima, ya que el objetivo era verificar sistemas y seguridad antes de avanzar hacia pruebas supersónicas.

Este vuelo marca el inicio de una campaña que busca demostrar que es posible volar a velocidades supersónicas sin generar el estruendo que durante décadas limitó este tipo de transporte. El X-59 de esta forma se convierte en la pieza central de la misión Quesst de la NASA, cuyo propósito es transformar el “boom” en un suave “thump”, comparable al sonido de cerrar una puerta de coche.

Diseño futurista para un reto acústico

El X-59 de la NASA, estéticamente, parece salido de la ciencia ficción: mide 30,4 metros de largo, tiene una envergadura de 9 metros y apenas 4,3 metros de altura. Su nariz ocupa casi un tercio del fuselaje, y está diseñada para redistribuir las ondas de choque que se generan al romper la barrera del sonido. En lugar de un único estampido, estas ondas se dispersan en pequeños pulsos, reduciendo el impacto sonoro sobre el suelo. Entre sus características más llamativas:

  • Velocidad prevista: Mach 1,4 (aprox. 925 mph o 1.489 km/h).
  • Altitud de crucero: 55.000 pies (16.764 metros).
  • Motor: General Electric F414, derivado del F/A-18.
  • Cabina sin ventana frontal: sustituida por el sistema eXternal Vision System, que proyecta imágenes en tiempo real en una pantalla 4K para mejorar la aerodinámica.
  • Componentes reutilizados: tren de aterrizaje del F-16, asiento eyectable del T-38 y mando del F-117.

Este diseño combina estética y utilidad: cada línea responde a cálculos de dinámica de fluidos para minimizar el ruido y garantizar estabilidad en vuelo.

El objetivo: recuperar el sueño supersónico

Evidentemente, la NASA no pretende fabricar aviones comerciales, sino generar datos que permitan a los reguladores establecer nuevos estándares acústicos. Si las pruebas confirman que el X-59 puede volar sin molestar a las comunidades, se abrirá la puerta para que fabricantes privados desarrollen aviones capaces de conectar ciudades en la mitad de tiempo. Un ejemplo sería viajar de Nueva York a Los Ángeles en tres horas o cruzar el Atlántico en apenas media hora más frente a las siete actuales.

El impacto económico sería enorme: reducción de tiempos en transporte de pasajeros y mercancías, nuevas rutas y un impulso a la competitividad global. Sin embargo, persisten retos como la eficiencia energética y las emisiones, aspectos que NASA ya estudia con combustibles sostenibles y tecnologías híbridas.

Próximos pasos que dar por la NASA

Tras esta primera fase, se espera que el X-59 vuele sobre zonas seleccionadas en EE. UU. para medir la percepción del ruido. Los resultados se enviarán a la FAA y organismos internacionales para evaluar la eliminación definitiva de la prohibición de vuelos supersónicos sobre tierra, vigente desde 1973. Si todo sale según lo previsto, podríamos ver los primeros vuelos comerciales silenciosos en la próxima década.

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