Es hora de que el mundo desempolve sus planes pos-Putin

El posible fin de la era Putin se observa internacionalmente con cautela por las consecuencias que podría llegar a tener

Miembros de Wagner patrullan en la ciudad de Rostov del Don (Rusia), el pasado sábado 24.STRINGER (AFP)

Pase lo que pase tras la humillación de Vladimir Putin a manos de su antiguo protegido Yevgeny Prigozhin, el resto del mundo ve herido al presidente ruso. Esa percepción puede ser más importante que los juegos de poder que se están desarrollando en Moscú. Estados Unidos, Europa y China tendrán que desempolvar sus planes pos-Putin. Lo mejor sería esperar lo peor y prepararse para lo mejor.

Hasta el pasado sábado, cuando mercenarios fuertemente armados del grupo Wagner de Prigozhin pusieron rumbo a Moscú, el mayor riesgo político ruso para el resto del mundo era que Putin se impusiera en Ucrania. El breve motín, que terminó con la marcha atrás de los combatientes de Wagner y la aparente partida de su líder a Bielorrusia, plantea la posibilidad de que la era Putin termine más rápido de lo que la mayoría esperaba.

La peor consecuencia de ello sería un periodo de larga incertidumbre con diferentes clanes disputándose el poder en Moscú. Rusia no es una gran potencia económica mundial: su PIB es menor que el de Italia o Canadá y gran parte de su economía se ha desvinculado del mundo desarrollado desde la invasión de Ucrania a principios del año pasado. Aun así, el caos en la cúpula haría que su Gobierno fuera aún más impredecible de lo que ha sido desde que Putin se anexionó Crimea en 2014.

La confusión sobre quién toma las riendas del espectáculo en el Kremlin también provocaría escalofríos entre los Gobiernos del mundo, preocupados por el destino de las armas nucleares de Rusia. Y el equilibrio de poder en el país, donde reformistas vagamente liberales se han mantenido a cargo de la economía, podría desestabilizarse. Esto podría afectar a las decisiones sobre los tipos de interés, el valor del rublo, las exportaciones de petróleo, el gasto presupuestario y el tratamiento de los últimos inversores extranjeros en Rusia.

Sin embargo, las potencias mundiales también deberían prepararse para lo mejor. Una gran crisis política podría traer al Kremlin a un equipo dirigente que acepte la inutilidad de continuar con el conflicto de Putin en Ucrania. Una oferta de diálogo sobre una retirada rusa podría llevar a Estados Unidos y Europa a plantear la posibilidad de una relajación gradual de las sanciones.

China podría inquietarse ante un cambio de líder en Rusia menos de dos años después de que Putin y su homólogo chino, Xi Jinping, declararan una asociación “sin límites”. Sin embargo, cualquier nuevo régimen en Moscú seguiría deseoso de vender petróleo a China e India.

La confusión nacida del fallido motín de Prigozhin continuará durante semanas, si no meses. Para el resto del mundo, sin embargo, el futuro de Rusia ya ha cambiado.

El autor es columnista de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Lucía Manchón Cabrera, es responsabilidad de CincoDías

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