Ir al contenido

Los eurobonos, una solución europea

La emisión de eurobonos para otorgar un salvavidas financiero a Ucrania constituye un paso en la buena dirección. Las reticencias de algunos Estados a emplearlos lastran la financiación comunitaria

La UE ha decidido -in extremis y con el recelo de Estados clave como Alemania- recurrir a la emisión de deuda europea (los llamados eurobonos) para otorgar un salvavidas financiero a Ucrania. Se trata de un paso clave que permite emplear, por segunda vez en la historia de la UE, los eurobonos (en este caso por un importe de 90.000 millones de euros) para un objetivo primordial de Europa: sostener a Kiev. La primera vez se hizo para reanimar al bloque comunitario de la crisis económica generada por la pandemia, con un fondo de recuperación que benefició principalmente a España e Italia.

Las reticencias de algunos miembros sobre la emisión de la deuda comunitaria son, en buena medida, una herida autoinflingida. Europa es un emisor de deuda de la máxima calificación con una moneda única y una lista creciente de necesidades comunes que financiar. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha abogado por la emisión de deuda conjunta para cubrir necesidades de defensa, convertida en prioridad europea desde la invasión rusa de Ucrania; su antecesor, Mario Draghi, lo hizo en su famoso informe, con otras dos áreas estratégicas además de la defensa: energía e industria.

Emitir bonos comunes haría más baratos estos requerimientos de inversión. Si actualmente la deuda europea paga un interés similar a la española (motivo por el que el Ministerio de Economía ha renunciado a utilizar el 75% de los préstamos que tenía concedidos en el fondo de recuperación europeo) es precisamente a causa del rechazo de algunas capitales a la deuda común: los inversores quieren deuda líquida y con un plan de emisiones a largo plazo que permita jugar con los vencimientos.

Sería deseable que la emisión de deuda europea se convirtiese en estructural, más allá de activarse en crisis concretas. Un mercado líquido de deuda europea de la máxima calificación no solamente abarataría emisiones, sino que sería un paso fundamental para crear un mercado financiero europeo, abaratar otras fuentes de financiación (también para el sector privado) y fortalecer al euro como activo de reserva global. Para alcanzar, en definitiva, una autonomía financiera que es tan crítica para el futuro de la unión como la energética, la militar o la industrial. Si bien es comprensible que los Estados con mayor carga de la deuda sean reticentes a una mutualización total, el rechazo a negociar, salvo en situaciones de crisis, fórmulas de reparto de los riesgos indica una miopía doméstica que es la causa última de muchos de los problemas que aquejan hoy a los ciudadanos europeos.

Más información

Archivado En