El Sabadell, vencedor de la última gran batalla empresarial
La subida de la acción del BBVA en Nueva York sugiere que a la opa no solo le ha faltado mucha ‘finezza’, sino también sustancia
Hay batallas empresariales que pasan a la historia económica del país; la del BBVA y Sabadell será una de ellas. Por la escala y duración del conflicto, por el nivel de enconamiento entre los dos contendientes, por las implicaciones políticas y empresariales, hay que retroceder hasta la oferta de Gas Natural por Endesa para encontrar una batalla a estas alturas. Ahora bien, si el balance de aquella operación fue un tanto difuso, con hasta cuatro empresas implicadas, esta deja un claro ganador, y obviamente un perdedor. Esta vez el pez pequeño ha salido airoso de su conflicto con el grande. Y, más allá de la batalla del relato, que Josep Oliu y César González-Bueno han manejado con maestría, la contienda se ha decantado en el mundo de las altas finanzas. En este sentido, el banco vallesano se ha movido bien, mientras que el BBVA ha pecado de la soberbia que, en el deporte, juega malas pasadas a los equipos grandes cuando tienen que competir en campos complicados contra rivales motivados.
La oferta, de hecho, nunca convenció del todo a los analistas: ni el BBVA tenía margen para plantear una oferta mejor sin soliviantar a sus propios inversores ni el Sabadell era la entidad herida con la que se sentó a la mesa en 2020. La firma vallesana tenía una historia que contar a sus inversores. Tanto a los minoritarios, muchos de ellos empresarios muy apegados al terreno y recelosos de la dilución en otra entidad, como a los institucionales, dentro de un contexto bancario muy positivo para la banca doméstica y un poco menos para entidades más expuestas a mercados emergentes.
Finalmente, la venta de TSB y el anuncio del reparto de 3.000 millones en dividendos (aprobados por una abrumadora mayoría de los accionistas del banco) supusieron, junto a las estrictas condiciones del Gobierno, que las cuentas de la opa salían peor para los accionistas del BBVA y mucho mejor para los del Sabadell. Solo la posibilidad de que el BBVA se conformara con el 30% mantuvo la incertidumbre.
La operación habría casi cerrado el mapa bancario español. Ahora vuelve a abrirse, con los dos competidores en el centro de la partida. El BBVA es un banco capaz de generar cantidades mareantes de beneficio. Pero la fuerza no le ha bastado en un sector tan sensible como la banca. Ahora bien, la subida de la acción del BBVA en Nueva York anoche, por más que pueda estar influida por dinámicas propias del mercado, sugiere además que a la opa no solo le ha faltado mucha finezza, sino también sustancia.