Orsted está atrapada en una mala apuesta en EE UU
La firma está obligada a seguir con sus proyectos, pese a las trabas de la Administración Trump
Hay ue añadir Orsted a la lista de empresas arrastradas por la tormenta de Donald Trump. A finales de la semana pasada, una agencia de Washington detuvo las obras de un proyecto de energía eólica que estaba casi terminado. La gran pregunta para el CEO, Rasmus Errboe, es qué significa todo esto para un proyecto independiente y más incipiente vinculado a una emisión de derechos prevista por valor de 9.000 millones de dólares. ...
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Hay ue añadir Orsted a la lista de empresas arrastradas por la tormenta de Donald Trump. A finales de la semana pasada, una agencia de Washington detuvo las obras de un proyecto de energía eólica que estaba casi terminado. La gran pregunta para el CEO, Rasmus Errboe, es qué significa todo esto para un proyecto independiente y más incipiente vinculado a una emisión de derechos prevista por valor de 9.000 millones de dólares. La respuesta, por desgracia, es mala, y además hay poco que él pueda hacer al respecto.
La Oficina de Gestión de Energía Oceánica emitió el viernes una orden de suspensión de las obras, lo que supuso la paralización en la práctica del proyecto Revolution Wind, completado en un 80%. La planta, que el grupo danés posee conjuntamente con BlackRock, está destinada a suministrar electricidad a 350.000 hogares de Rhode Island y Connecticut a partir del próximo año. Las acciones de Orsted cayeron un 16% el lunes y subieron ligeramente el martes y ayer, lo que supone una pérdida del 10%.
Puede que solo se trate de un contratiempo temporal. El proyecto Empire Wind 1 de la empresa noruega Equinor sufrió una orden de suspensión de obras similar en abril, cuando solo se había completado el 30% de la construcción, y un mes después se levantó la suspensión. Dado que la planta Revolution de Orsted está mucho más cerca de completarse, en teoría podría ser una candidata más sólida para reiniciar las obras.
Pero la congelación de Equinor se debió a motivos ambientales. Orsted parece estar envuelta en una red de seguridad nacional más difusa, a juzgar por la carta del regulador. Errboe puede pensar que tiene posibilidades en los tribunales, dada la base poco clara de la orden, pero una batalla legal podría poner en riesgo las relaciones con Washington. Una complicación añadida es que Orsted es propiedad mayoritaria del Gobierno danés, que se ha enfrentado a Trump por el deseo del este de ejercer una mayor influencia sobre Groenlandia.
La posibilidad de un largo enfrentamiento político no augura nada bueno para otro proyecto eólico de Orsted cerca de Nueva York, llamado Sunrise Wind. Solo se ha construido el 35%, con 2.600 millones de dólares ya invertidos y otros 6.200 millones aún necesarios. Orsted había planeado obtener ayuda para la financiación mediante la venta de participaciones accionariales, pero la aparente hostilidad de la Administración Trump hacia la eólica asustó a los posibles socios e imposibilitó este proceso, denominado farm down. Errboe debe ahora pedir a sus propios accionistas que financien la construcción directamente con una solicitud de efectivo prevista, lo cual también ayudará a reforzar el balance de la empresa.
Dada la mayor incertidumbre sobre estas órdenes de paralización de las obras, que podrían afectar directamente a Sunrise en algún momento, lo más lógico sería abandonar el proyecto, en lugar de arriesgarse a malgastar más dinero. Sin embargo, una fuente cercana a la empresa cuenta que los gastos de cancelación serían casi tan altos como los de seguir adelante con el proyecto. Teniendo en cuenta los irrecuperables costes y las limitadas ventajas de dar marcha atrás, es comprensible que Errboe se mantenga firme. Suponiendo que la emisión de derechos propuesta gane la votación de los accionistas la próxima semana, corresponderá a sus banqueros de Morgan Stanley, entre otros, llevarla a cabo. Equivale a unos tres cuartos de la capitalización bursátil de la empresa, 12.000 millones de euros. Al menos el Estado está dispuesto a aportar fondos, lo que reduce el riesgo para Orsted y sus colocadores. Errboe seguirá adelante, no necesariamente por convicción, sino porque no puede permitirse no hacerlo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías