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Las claves: como los ciudadanos no saben renunciar al turismo de pisos, piden ayuda a las autoridades

La moratoria de Málaga a estos alquileres beneficiará a los vecinos, y a los incumbentes

Hace tiempo que las ciudades se han convertido en una especie de parques temáticos, cuyos habitantes se convierten en los empleados que sostienen las atracciones y los restaurantes, mientras esperan ansiosos su oportunidad para ser ellos mismos los turistas que invaden a sus ahora invasores. Como los ciudadanos no han sabido autogestionarse, renunciando a esta novedosa y estimulante economía, piden a las autoridades que les pongan límites. Y estas deben contrapesar el beneficio monetario que supone, en particular para la hostelería, así como para los arrendadores, con el perjuicio para los vecinos que deben aguantar a visitantes con interés nulo por mantener una buena relación a largo plazo con ellos.

Málaga ha impuesto una moratoria de tres años para la inscripción de nuevas viviendas de uso turístico, dada la saturación alcanzada. Será un alivio para los ciudadanos, y beneficiará también a los actuales propietarios de estos pisos, que podrán subir los precios ante la escasez relativa. Es la aspiración clásica del sector turístico: menos viajeros, pero de más calidad, o sea, con mas gasto por cabeza.

El futuro promete más inflación, al menos mientras la deuda soberana siga tan alta

La inflación de los precios en España desde 2021 alcanza el 15%. Aunque los sueldos (y sobre todo las pensiones) también han subido, no han compensado del todo la pérdida de poder adquisitivo. Y el panorama global no invita al optimismo: a los aranceles de EE UU, que acabarán filtrándose a los precios de los distintos países, se suma el por ahora tímido afán de China por limitar la producción. El problema de fondo es el endeudamiento soberano, que los países deberán pagar de una manera u otra, y la inflación es una manera de que los ciudadanos vayan pagando de forma indirecta lo que han ido pidiendo prestado con intermediario.

Si Trump yerra al atacar a Powell ahora... quizá es que acertó al nombrarlo

Ahora que Donald Trump despotrica dl presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y se le acusa, con buena parte de razón, de someter a una presión exagerada a un organismo que se supone independiente, conviene recordar que fue el propio Trump quien lo eligió para el puesto. Si yerra ahora, es que acertó entonces, aunque fuera por casualidad. Ayer se sumó a las injerencias públicas Scott Bessent, el secretario del Tesoro, que suele ejercer el papel de poli bueno de la Casa Blanca, pero que esta vez reclama también una bajada de tipos.

Bessent dijo que hay una decena de candidatos para suplir a Powell en mayo. Esos mismos aspirantes deberán asumir que, en cualquier momento, el pulgar del césar puede darse la vuelta.

La frase del día

Podríamos trasladar la producción [en Alemania de equipos militares]destinada a Israel a una planta estadounidense. Hemos empezado a desarrollar un plan B porque tenemos contratos de suministro a largo plazo
Alexander Sagel, CEO de Renk

Europa intenta hacerse escuchar sobre Ucrania pese a sus muestras de debilidad

Después de la escenografía del mal llamado acuerdo arancelario entre EE UU y la UE, en el que quedó clara la debilidad política de esta, resulta poco convincente el esfuerzo de los líderes europeos, por mostrar unidad y fuerza ante la probable posibilidad de que Washington acuerde directamente con Moscú los términos de una paz en Ucrania. Mañana viernes se reúnen en Alaska –exterritorio ruso– Donald Trump y Vladímir Putin, después de una montaña rusa de declaraciones de aquel sobre la credibilidad de este. Las incompletas sanciones occidentales a Rusia han hecho poca mella en su economía y en su ímpetu bélico, y Europa no ha sabido o no ha podido deshacerse de todo de sus vínculos energéticos con Rusia, y el loable empeño por defender la causa ucrania tiene cimientos endebles.

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