Aprovechar el impulso

Las arcas públicas han realizado esfuerzos notables para superar los golpes sucesivos de la pandemia y la inflación, y la economía necesita que el sector privado haga lo propio

El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá.Fernando Sánchez (Europa Press)

La enésima revisión al alza de las previsiones económicas de España, esta vez protagonizada por el Banco de España, evidencia la buena salud de la economía a las puertas del año que viene. El PIB cerrará el 2024 con un avance del 3,1%, según la institución dirigida por José Luis Escrivá, y hará lo propio en 2025 con un 2,5%. Será la economía avanzada que más crezca este año, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El desglose realizado por el supervisor español refleja un crecimiento robusto, que acelera a final de año a pesar de la tragedia de la dana, y que tendrá un efecto de arrastre en 2025, cuyas previsiones también se revisan al alza. Todo ello en un entorno de inflación a la baja (y, a reglón seguido, de tipos de interés), así como de aumento progresivo de la población, del empleo y del consumo privado.

Pero estas previsiones vienen con varios asteriscos que no pueden ser ignorados, como la esperada política proteccionista de Donald Trump, el empeoramiento de los conflictos de Ucrania y de Oriente Próximo, o una senda de reducción del déficit más agresiva, que pueda lastrar el crecimiento vía enfriamiento del gasto público. Entre ellas destaca, sin embargo, una reactivación demasiado lenta de la inversión privada, una rúbrica “fundamental para sustentar el crecimiento económico y que ha venido sorprendiendo a la baja de forma persistente en los últimos trimestres”, apunta el organismo.

La inversión privada es una de las grandes métricas macroeconómicas que aún no se ha recuperado del zarpazo de la pandemia. El Banco de España espera una reactivación de la mano de los fondos Next Generation —es decir, del gasto público— y de las bajadas de tipos del Banco Central Europeo, pero advierte del peligro que supone que se prolongue su atonía.

El expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, alertaba en el informe sobre la competitividad de la Unión que entregó a la Comisión Europea este verano de la necesidad de inversiones de calado, públicas y privadas, para que los Veintisiete no se queden atrás en la carrera con Estados Unidos y China. Las arcas públicas han realizado esfuerzos notables para superar los golpes sucesivos de la pandemia y la inflación, y la economía necesita que el sector privado haga lo propio. Los vientos son favorables: es el momento de aprovechar el impulso.

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